lunes, 10 de agosto de 2015

ARTE CON CUCHARA | Eat Art o el Arte que se come

[Sección a cargo de Talita Quiñones*]

















Este año, la Exposición Internacional de Milán (mayo 2015 - octubre 2015), lleva por título Alimentar el planeta, energía para la vida. Ante un evento de tal magnitud y dedicado a un tema tan significativo, no podemos dejar de lado que la comida forma parte del arte.

La comida ha incidido en la historia del arte de un modo particular, siendo protagonista en distintos momentos de importantes obras de arte, adquiriendo significados particulares, dependiendo de su época. Se ha representado en mesas servidas a solas, con comensales,  o como naturaleza muerta; podemos ver pinturas del siglo XVI realizadas por Giusseppe Arcimbuldo representando rostros humanos utilizando frutas y verduras.


Otoño, Giusseppe Arcimboldo, 1573

Dejando de lado el aspecto pictórico, en el siglo XV, Leonardo da Vinci, utilizo la técnica del mazapán para elaborar maquetas, las cuales se confundían en ocasiones con pasteles muy extravagantes.

Ya en el siglo XX, Dalí fue un apasionado de la gastronomía, constantemente reflejó la comida en sus obras, chuletas, pan, huevos.

Relatan que Dalí cuando tenía seis años quería ser cocinero. Se dice que el pan y el huevo fueron los alimentos más importantes para él: el pan como base de la alimentación de casi todas culturas y el huevo como símbolo de fecundidad.

También relacionó con un huevo el útero de su madre – duro por fuera y blando por dentro. Para él, el huevo fue un símbolo de su hogar. No por nada colocó gigantes esculturas de huevos en su casa en Portlligat, Cadaqués y en una de las torres de su teatro en Figueras.



El teatro - museo en Figueres 


Eat Art, el arte que se come

El Eat Art, es un arte sensorial en el que, además de la vista, intervienen el olfato y el gusto.

En la segunda mitad del siglo XX, se da importancia a la comida como material, se transforman los comestibles en materia del objeto de arte. 

El trabajo precursor de esta corriente fue la obra de Daniel Spoerri (Rumanía, 1930), Palindromic Dinner (1967) en la que, usando como materia prima los desechos del vecindario, puso de manifesto el brusco cambio que el ritual de la comida había experimentado con el nacimiento de la sociedad de consumo. Esta importante carga simbólica sedujo a un grupo de artistas que, durante décadas, han mantenido la comida como tema de exploración artística.


Palindromic Dinner, Daniel Spoerri. 1967



En el aún protagonista París de los sesenta, la pareja formada por Dorothée Selz (París, 1946) y Antoni Miralda (Terrassa, 1942) basó su trabajo en el dúo comida-arte, en unos rituales públicos en los que el color era el elemento fundamental y la comida ejercía un importante papel en el simbolismo de las acciones. A partir de estos happenings, Selz siguió con la alimentación como materia constitutiva y elemento cromático, y centró su obra artística en la elaboración de enormes esculturas efímeras comestibles a base de dulces, frutas o verduras, que desvinculaban al arte de "lo sagrado". Miralda, a partir de los setenta, instalado en Nueva York, se inspiró en la tradición y el ritual, la liturgia de la comida para sus performances militaristas. En 1973 organizó el Patriotic Banquet en el que, con menús a base de banderas comestibles, protestaba contra la guerra de Vietnam, y Stomack Digital, su última obra, repleta de montañas de toppers que hablan de dietas, excesos, hambre y dinero que, con los años, han ido creciendo en simbolismo y también en escala. 

Ya entrados en el siglo XXI, sigue habiendo artistas que recurren al tema de la comida. Alicia Ríos hace apología a la "urbanofagia" convocando banquetes multitudinarios itinerantes en capitales mundiales, donde el ritual es un componente fundamental y el menú está constituido a base de maquetas de barrios y monumentos de las mismas. La alemana Sonja Alhäeuser realiza inquietantes esculturas de carácter expresionista usando mantequilla, mazapán o chocolate como materia prima. Y el arte efímero de Laurent Mariceau busca provocar sensaciones en el espectador que, al ser invitado a comerse autorretratos escultóricos de chocolate, es tratado como consumidor.




Flying Feast, Sonja Alhäeuser. 2012



Sin duda alguna, la presencia del alimento en la vida humana, su concepción simbólica e incorporación al arte, nos abre la puerta a un campo muy particular de la historia. El cual, lejos de la gastronomía y las técnicas culinarias, nos propone una vista en el tiempo de la evolución de los alimentos y la trascendencia que ha tenido en el ser humano, pasando de ser solo alimento para el cuerpo, para alimentarnos el alma.
 



Talita Quiñones
PlasmArte Ideas, agosto, 2015

FB: PlasmArte Ideas
Twitter: @plasmarteideas









*ARTE CON CUCHARA está a cargo de Talita Quiñones



[Estudiante de Historia del arte, 
de nacimiento dramática y soñadora empedernida, 
aún en tiempos difíciles.  
Fiel a mis convicciones, mi mayor apuesta es al arte 
como motor de transformación social.]


Contacto: arteconcuchara@gmail.com







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Referencias

A fuego lento. La comida dentro del arte. Visto el 08 de agosto de 2015. Tomado de: VER AQUÍ

Cocinando con Konopa, Los huevos de Dalí. Visto el 08 de agosto de 2015. Tomado de: VER AQUÍ

Historias de Arte, Eat Art, el arte que se come. Visto el 09 de agosto de 2015. Tomado de: VER AQUÍ

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