[Sección coordinada por Víctor D. Magallón*]
[Colaboración de Francisco Chavez Lizardi]
Un camino recurrente para el joven músico que apenas comienza con un instrumento y desea mostrar sus habilidades en público es el de conformar con amigos cercanos una banda de covers, tocando algunas de sus piezas favoritas de rock nacional e internacional.
¿Realmente sería la mejor idea? A veces lo es, pero considero que la mayoría de las ocasiones no.
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El problema que encuentro en este camino es que a partir de entrar en el circuito de bares de rock genéricos donde tocan bandas de jóvenes ansiosos de emular el camino de sus leyendas, se cae en un círculo vicioso que será uno de los probables responsables de la limitada cantidad de proyectos originales locales y de que exista un amplio público para el rock que prefiera mil veces más su zona de confort que adentrarse en las profundidades de la exploración de bandas y estilos.
Dentro de las propias bandas los vicios están en querer tocar las canciones tal cual son, pero sus habilidades de ejecución no son las suficientes, ni su presupuesto les permite adquirir el equipo mínimo para alcanzar un sonido similar.
Al momento de tocar, el ansia por subirse al escenario y demostrar sus habilidades hace que los músicos de estas bandas estén dispuestos a ser participes en muchas practicas que gran daño han causado en el país al momento de profesionalizar la música: tocar gratis o solo con cervezas en compensación, no llevarse un porcentaje de los ingresos de la noche o peor aún, tener que pagar para poder tocar.
Por último está el repertorio, que está constreñido a unas pocas decenas de canciones icónicas de artistas nacionales e internacionales, tocándose una o dos por banda, siempre fuera de contexto entre las canciones mismas y el resto de la obra, lo que principalmente en los más jóvenes provoca el desconocimiento de que esas bandas tienen más canciones que podrían atrapar su oído y que estas mismas bandas provienen de una escena musical más rica y compleja, que al saber de su existencia encontrarían mayores matices en la escucha de las piezas.
Pero no todo es malo actualmente, hay más espacios de educación musical en México que brindan la oportunidad de que quienes se inician a tocar eviten estos vicios, al igual que muchas de las bandas que ya tienen tiempo tocando, se esfuerzan por profesionalizarse y no aceptar estas prácticas abusivas contra ellos mismos, además de ampliar su repertorio, lo que de igual manera se debe a la facilidad que otorga el internet a que los jóvenes tengan un conocimiento más amplio sobre la música que escuchan.
Las bandas de covers de rock son también un reflejo del estado de la cultura entre la juventud mexicana, y en este sentido probablemente jamás dejen de existir.
Francisco Chavez Lizardi
@Nh_Admirari
PlasmArte Ideas, mayo, 2016
Mousse Media, es coordinada de Víctor D. Magallón
[*Cafeinómano y fiel defensor del código de los caballeros pizza.
Gusta de realizar sesudos análisis en busca de la última temporada de
Los Simpson que haya valido la pena.]
Contacto: victor.dmagallon@gmail.com
