jueves, 28 de junio de 2018

ENSALADA FREAK | Happy Death Day: muere, revive, muere


Sección coordinada por David A. Becerra*




No me voy a ir con muchos rodeos, ¿recuerdan la película Edge of Tomorrow  (Al filo del mañana) donde el personaje de Tom Cruise, revive cada que lo matan, repitiendo el mismo día una y otra vez? Bueno, Happy Death Day es, básicamente, lo mismo, solo que con una mujer. 

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La cosa va así: la joven universitaria Theresa Gelbman (Jessica Rothe) se despierta por la mañana un poco perturbada por una larga noche de fiesta en el campus universitario, ella es una chica muy poco amable, egocéntrica y altanera que tiene nula tolerancia con cualquier persona, se lleva mal con casi todos sus compañeros, tiene una pésima relación con su padre y con su compañera de habitación. Por la noche, decide salir a una nueva fiesta y en el camino es asesinada por un desconocido enmascarado, regresando al mismo punto donde inició el día, se despierta perturbada después de una larga noche… es asesinada y repite… se despierta perturbada, es asesinada y repite, se despierta, es asesinada y repite, asesinada y repite… así se desarrolla la trama. Por supuesto, ella va recordando lo que va viviendo y trata de alterar un poco las circunstancias para evitar ser asesinada y también para descubrir quién es su misterioso asesino; claro que la película juega con todos los potenciales enemigos de Theresa, que, como podrán suponer, son muchísimos, debido a su pésima reputación y a su mala actitud en la universidad.

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Happy Death Day nos recuerda también a otra película llamada Groundhog Day (Hechizo del tiempo), donde el personaje interpretado por Bill Murray tiene que repetir el mismo día, una y otra vez.  Feliz día de tu muerte, como le pusieron en México, es un filme dirigido por Christopher B. Landon que se estrenó apenas el año pasado. La cinta obtuvo buenas críticas y una respetable acogida por el público.

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Happy Death Day tiene sus toques de humor negro y cine slasher, que, a pesar de no ser muy original, la hacen entretenida con sus varias vueltas de tuerca en la historia. Una película que bien pudo estrenarse junto a otros clásicos como Scream o Halloween durante una buena función de media noche en algún cine olvidado por el tiempo. Espero los convenza el tráiler:








David A. Becerra.
PlasmArte Ideas, junio, 2018.
Twitter: @plasmarteideas
Instagram: @plasmarteideas
  

Ensalada Freak es coordinada por David A. Becerra.
[*Cocinero de primera, perdón de primer año, 
experto en revolver cosas sin un orden específico, 
se me encargó la elaboración de ensaladas y otros platillos. 
Tengo la intención de escribir varios libros,
 de cursar varios diplomados, algunas maestrías y un par de doctorados, 
 hablo más o menos español, y lo escribo al 50%;  
soy el fundador y único miembro de mi propio fanclub de Star Wars.]

Contacto: davidalfonsobecerra@gmail.com

miércoles, 20 de junio de 2018

ENSALADA FREAK | Chennai Express: acción, baile y romance en la India


Sección coordinada por David A. Becerra*





Me había resistido a ver películas de la otra gran industria cinematográfica mundial, el llamado “Bollywood” (cine hindú), porque sentía que todo el tiempo estarían cantando y bailando con ropas coloridas y haciendo oraciones a un elefante; pero decidido a romper mis estereotipos, me di la oportunidad de ver el filme Chennai Express, que tuvo ropa colorida, canciones, bailes pero no elefantes.

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La película está dirigida por Rohit Shetty (Bombay, India, 1973) y pues es una cómica road movie del 2013 que rompió récord de audiencias en la India y fue la película de Bollywood más vista del mundo en ese año. La historia trata sobre Rahul Mithaiwala (interpretado por el famoso actor Shah Rukh Khan) un adulto de 40 años que tiene que llevar las cenizas de su abuelo a un lejano río para arrojarlas y cumplir la última voluntad de este; Rahul sin embargo, es una persona un tanto desobligada y carente de sentido de la responsabilidad, por lo que tiene otros planes más divertidos, que serán perturbados cuando conoce en un tren a una joven y hermosa chica llamada Meenalochni "Meenamma" Azhagusundaram (la actriz Deepika Padukone) que lo llevará (de manera forzada) a vivir una serie de problemas y periplos, entre divertidos y peligrosos, donde poco a poco se llegarán a conocer y establecer una relación de confianza y amor.


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Chennai Express, como ya dije, tiene las típicas escenas de baile y canto del cine de Bollywood, pero también es entretenida y cómica, con escenas de acción y peleas al estilo Hollywood.  Aunque supongo no es la mejor muestra de cultura de la India que podemos encontrar, la cinta nos da pequeños detalles sobre los modos de vida y costumbres de este gigantesco país de 3 millones de kilómetros cuadrados de superficie y más de 1,200 millones de habitantes (el segundo más poblado después de China), además de contar con más de 1000 lenguas que se hablan a lo largo del país.

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Den una mirada a Chennai Express y conozcan un poco más de este colorido país, quién sabe, tal vez les gusten los bailes. 

Aquí el tráiler: 









David A. Becerra.
PlasmArte Ideas, junio, 2018.
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Ensalada Freak es coordinada por David A. Becerra.
[*Cocinero de primera, perdón de primer año, 
experto en revolver cosas sin un orden específico, 
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Contacto: davidalfonsobecerra@gmail.com

martes, 19 de junio de 2018

COCTEL DE LETRAS | Textura: El lado oscuro de Gucci


Sección coordinada por Inés M. Michel*






Colaboración de Dara Zamora




Alessandro Michele nos ha mostrado otra faceta de Gucci, una más oscura y alejada de la realidad, el creativo se ha enfocado en crear prendas con inspiraciones góticas y excéntricas, llenas de adorno, reviviendo la era disco y sorprendiéndonos así en cada nueva colección.

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Tomada de: harpersbazaar.com

Transformando la elegancia de Gucci  y su pulcritud, Michele ha creado objetos de deseo para un mercado millenial. Creando tendencias y una estética  auténtica definitiva y muy reconocible, algo que a muchos diseñadores les lleva años. Michele lo consiguió en un par de temporadas. Se ha dado la libertad de crear colecciones con guiños a la cultura geek, algo muy poco visto y permitido  en las grandes firmas de moda con una heritage tal como la de Gucci. Alessandro ha sabido impregnar su visión y con ella ha revivido los viejos archivos de la casa para darles una segunda oportunidad con nuevos códigos estéticos, así ha logrado expandirla a grandes colaboraciones en ilustración, posicionándola como un referente artístico en medios digitales.


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Tomada de: harpersbazaar.com


La más recordada, y que causó revuelo en las redes sociales, fue su unión con el fotógrafo  Glen Luchford, donde nos presentó su colección en escenarios de ciencia ficción con monstruos cargando a las modelos. 

Sin duda estamos muy emocionados por ver lo que siga creando Alessandro para esta casa de moda, que dará de qué hablar y probablemente superará por mucho a su colección antecesora.


Tomada de: dazeddigital.com


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Tomada de: dazeddigital.com



Dara Zamora.
Instagram: @Tatniw
PlasmArte Ideas, junio, 2018.
Twitter: @plasmarteideas
Instagram: @plasmarteideas



COCTEL DE LETRAS es coordinada por Inés M. Michel. 
[*Egresada del Instituto de Ciencias, generación 100, (100cias100pre). 
Las letras me han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones. 
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror. 
Casiopea es mi guía y confidente.]

Contacto: inesm.michel@gmail.com








jueves, 14 de junio de 2018

ENSALADA FREAK | Arqueo-cineteca: Transatlantic Tunnel (1935)




Sección coordinada por David A. Becerra*



En mis continuas búsquedas en las criptas del cine, localicé una interesante película llamada Transatlantic Tunnel,  también conocida con el simple nombre The tunnel. Estrenada en 1935, es una producción inglesa de ciencia ficción dirigida por Maurice Elvey (1887 -1967) que tiene como estrellas a los actores Richard Dix,  Leslie Banks y Madge Evans, famosos durante la época silente del cine. 

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La película está ambientada en un futuro cercano (tomando en cuenta que la película es de los años 30, el futuro son los 40 o 50) donde un grupo de empresarios son convocados para escuchar un osado y extraordinario proyecto de construcción: La realización de un túnel transcontinental submarino que conecte a la isla británica con la costa de los Estados Unidos. 

El autor de este increíble proyecto es el ingeniero Richard "Mack" McAllan (Richard Dix) quien será el encargado de dirigir la construcción del túnel. La cinta es muy interesante ya que podemos ver los conflictos entre los empresarios, cuyos intereses y recursos económicos están comprometidos con el túnel; los problemas políticos mundiales que ocasiona la construcción del mismo; e, incluso, los peligros y esfuerzos que enfrentan los miles de trabajadores que participan en la realización de la empresa. Por si fuera poco, el ingeniero McAllan, tendrá que sortear no solo las adversidades de construir esta maravilla de la ingeniería, sino también los conflictos con su familia y, en particular, con su esposa Ruth McAllan (Madge Evans).


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Cuenta con extraordinarios efectos visuales y detalles “futuristas” que hablan muy bien de los diseñadores de producción del filme. Sillas de ruedas motorizadas, videoteléfonos, puertas con controles remotos, una estética Art dèco futurista, así como otros muchos detalles que enriquecen la narración. Como dato  freak, la historia está basada en la novela Der Tunnel del autor alemán Bernhard Kellermann, publicada en 1913, y, algo aún más freak, es que esta novela tiene una versión cinematográfica más antigua, una producción del cine mudo  alemán de 1915 llamada también Der Tunnel del director William Wauer; aunque si quieren algo triplemente freak, existe una novela del famoso autor estadounidense Harry Harrison, llamada  A Transatlantic Tunnel, Hurrah!, publicada en 1972, que retoma el concepto del túnel transcontinental, y, como un añadido extra, este autor es el escritor del libro Make Room! Make Room! (1966), conocido en español como ¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio!, llevado al cine en 1973 como Soylent Green (Cuando el destino nos alcance), que nos presenta uno de los futuros más reales y terribles que hayamos visto en el cine.

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Aquí les dejo la liga con la película, solo que no tiene subtítulos:  










David A. Becerra.
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miércoles, 13 de junio de 2018

Entelequia musical | Hablar de música



Colaboración de Natalia Ulloa



Hablar es, quizás, el acto más inherente al ser humano. En su sentido más literal podemos establecer que hablar es el acto de articular una sucesión de palabras/conceptos para dar a entender una idea. 

Es desde nuestra niñez que hablamos a nuestra madre para articular-nos y asumirnos en la idea de lo que somos para ella: Pedro Rodríguez, Juana Estrada, etc. En este periodo de desarrollo nos es funcional utilizar el hablar en tanto articulación de ideas de lo que nos rodea, expresar que lo que se presenta en el camino lo vamos reconociendo como “otro que no soy yo” y, valiéndonos de un lenguaje (impuesto por el entorno que nos rodea), intentamos, poco a poco, hacer nuestro el mundo que percibimos, como una forma de aprehendernos a nosotros mismos a partir de la distancia que ejercemos cuando reconocemos algo como ajeno.

El hablar se nos presenta también como el preludio de la comunicación y el diálogo, cuando con el habla nos vamos conformando con las ideas que tenemos de otros y las que otros nos adjudican a nosotros. Hablar es abrirnos a que lo ajeno nos hable: es dejarnos afectar. Y así, vamos por el camino con inocencia al encuentro de las cosas. Después, tematizamos ese encuentro para articular-nos a nosotros mismos. El mundo se nos presenta, entonces, como posibilidad para clarificar-nos en el andar.



Tomada de: collapseboard.com

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El problema surge cuando hablar deja de tener, de fondo, el ser herramienta para decir-nos con el mundo. Es decir, es ir por el camino hablando de las cosas como una forma de apropiarnos de lo que son, sin tomarnos en consideración, como referencia ante la cosa misma que se nos presenta. 

Al hacer esto caemos en un vacío del habla, hacemos in-sustentable la articulación que le estamos adjudicando a lo ajeno, pues no hay una responsabilidad de reconocimiento propio ante lo que se me presenta como otro. Es tratar de validar lo ajeno como meramente externo, tomar posesión de la cosa sin que ella me afecte para conformarme. Es ambicionarse por el discurso sin asumirlo como propio.

Ante un habla vacío recurrimos a los falos de autoridad que “avalen” de alguna forma esta posesión de conceptos adjudicados (conceptos que intentarán imponerse sobre los ajenos a nosotros, los otros) y eviten el diálogo (diálogo que de suyo exige una apertura y la posibilidad de re-definir los conceptos adjudicados a las cosas en el hablar): Doctores, maestros con diplomados en la universidad de Oceanía, con manejo de 40 lenguas, etc. Cuando nos presentamos ante el otro con esta barrera “academico-intelectual” evitamos el diálogo y se pierde toda inocencia por aprehendernos en el encuentro y el pronunciar.

Hablar de música consta de presentarse a una conferencia y escuchar un curriculum inmenso (un gran falo de autoridad) con estudios en más de 3 lugares, lecturas en el idioma “original” del tema a tratar y un largo monólogo sobre lo que debe ser la Música para todos los demás.

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Pero, ¿qué es la música?, ¿qué somos nosotros en relación a la música?

Hablar de Música exige una disciplina de fondo: el abordar con inocencia el encuentro con la misma. Es decir, el evitar caer en tentaciones de definir qué es y que no es, el tratar de validarla mediante algo externo (pues ello sería quitarle valor de suyo, reducirlo a otro que no es la música misma y,  por ende, perder el sentido de lo que se intentó definir); es pensarla antes de hablarla. Para hablar hay que pensar lo que se quiere decir y no caer en la tentación de reducir la idea. En música aplica dicha premisa, provocando el encuentro que de niños nos exigía decirnos, hablarnos mediante la afección de lo otro, reconociéndolo como distinto para reconocernos en el camino.

Y, ¿para qué hablar de música?

Para clarificarnos a nosotros, tan inciertos, sin agotarla a ella.

La única consideración que dejo clara es:

Si hablamos de música es para entendernos en relación a ella, dejando la posibilidad de que este entendimiento puede fracasar, abriéndonos al diálogo con otras posturas y, sobre todo, comprendiendo que la música (sea lo que sea) tiene un lenguaje -lateral y subversivo- que lo hace inagotable, quizás, y el hecho de intentar tematizarlo con un lenguaje escrito/hablado ya deja espacio para la contingencia desde el pronunciar.

Hablemos de música, sin dejarnos al andar.

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Natalia Ulloa.
nataliaulloa15@gmail.com
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