jueves, 26 de julio de 2018

CineEnTrozos | M. Night Shyamalan del 1 al 5




La semana pasada la Comic-Con de San Diego nos sorprendió con un bombazo -al estilo de Fabían Lavalle-. Fue presentado el tan esperado tráiler de Glass, la nueva película del director M. Night Shyamalan. Este filme es la ultima entrega de la trilogía que comprende Unbreakable (2000) y Split (2017), ambas dirigidas y escritas por él mismo. 




En un contexto donde Hollywood le apuesta a todo lo que se asemeje a los superhéroes, este filme pareciera ser un fresco respiro al género, ya que el director nos tiene acostumbrados a sus tramas originales de suspenso y potentes vueltas de tuerca en las historias. 

Recordemos que la creación de esta serie de películas fue anunciada justo después de estrenarse Split (2017), la segunda parte de la serie, protagonizada por James McAvoy y Anya Taylor-Joy, por lo que tuvimos que esperar 17 años para que el cineasta nos revelara que desde entonces tenía planeada una trilogía. 




Esperemos que la conclusión de esta historia no nos defraude, ya que el señor Shyamalan ha tenido varios tropiezos a lo largo de su filmografía. Mientras tanto aquí les dejamos nuestro top 5 de las mejores películas de este director:

5.  Split (2017) 

Como ya lo comentamos anteriormente, es la segunda entrega de la trilogía que conecta el universo de Unbrekable (2000) con Glass (2018). Un filme de suspenso supernatural que relata la historia de un asesino con personalidad múltiple, Kevin Wendell Crumb (James McAvoy). A lo largo de película somos testigos de sus múltiples transformaciones al secuestrar y torturar a tres adolescentes. Quizá no es necesario haber visto la primera parte de la trilogía, ya que nunca se mencionan argumentos de esta, pero la secuencia final es clave para entender de qué forma se unen los universos. La película recibió muy buena recepción de la critica con un 76% de Rotten Tomatoes.


4. Signs (2002)

Protagonizada por dos grandes estrellas de Hollywood, Mel Gibson y Joaquin Phoenix, es un thriller de ciencia ficción que narra la vida de una familia pueblerina de Pennsylvania. Una mañana los sorprende un misterioso círculo de cosecha en su maizal. Su origen y propósito se desconoce; algunas personas del pueblo especulan sobre que puede ser una broma mientras que otros piensan que podría haber sido creado por extraterrestres. Mientras va avanzando la historia, las emociones de la familia se van complicando y están convencidos de que una posible invasión alienígena se avecina. Una formula diferente a lo que el género nos tiene acostumbrados. La cinta recibió también buenas criticas, 74% de Rotten Tomatoes, exaltando el estilo del director. 







3. Unbreakable (2000)

Un filme obligado para todos los fanáticos de los cómics. Justo después de haber realizado una de sus mejores películas, The Sixth Sense (1999), los cinéfilos tenían los ojos en la mira de su próximo proyecto. Un año después sorprendió con esta cinta, haciendo guiños a los cómics de superhéroes, -quizá por eso no le fue tan bien en la taquilla- pues en esos años aún no estallaba el boom del cine de superhéroes, pero la critica respondió muy bien elogiando el trabajo del director, 69% en Rotten Tomatoes, ya que proponía un trabajo inteligente en la historia, haciendo referencia al mito desde un punto más humano. La cinta esta protagonizada por Bruce Willis y Samuel L. Jackson, héroe y villano, respectivamente, y está rodada en un sentido que imita las viñetas de un cómic, pues a menudo los personajes y sus escenas se ven enmarcados por elementos poligonales como marcos o paredes.  



2. The Visit (2015)

Después de varios descalabros con 4 películas sumamente malas, Lady in the Water (2006), The Happening (2008), The Last Airbender (2010) y After Earth (2013), Shyamalan recobró nuestra confianza con esta joya found footage de horror. Muchos ya no teníamos confianza en este señor alegando que había perdido la chaveta al ser el guionista mejor pagado justo después Signs (2002), pero, ¡Oh!, qué buen regreso. The Visit, como ya lo comentamos, sigue la formula del subgénero found footage, mostrándonos en un principio a Rebecca (Olivia DeJonge) y Tyler (Ed Oxenbould), alistándose para ir a conocer por primera vez a sus abuelos, ya que nunca se habían visto, mientras que su madre Paula (Kathryn Hahn) se va de crucero con su nuevo novio. Al llegar a la granja notan extraños comportamientos en sus abuelos, a tal punto que Tyler nunca deja de grabar con su cámara de mano. Las secuencias de horror están magistralmente realizadas y el final es una de las más sorpresivas vueltas de tuerca de Shyamalan. La película recibió buenas críticas con un 65% en Rotten Tomatoes.





1. The Sixth Sense (1999)

"I see dead people". Nuestro número uno lo ocupa una de las mejores cintas de horror y suspenso de las ultimas décadas. Nominada a seis premios de la Academia, incluyendo mejor película, The Sixth Sense fue un fenómeno entre el público y la crítica especializada, algo poco visto en los filmes del género. Este filme llevó a Shyamalan a ser conocido en el cine comercial como uno de los mejores escritores y directores de las ultimas décadas. La trama está de más comentarla, pero quizá exista algún despistado que no haya tenido oportunidad de verla: El Dr. Malcolm Crowe (Bruce Willis), es un psicólogo infantil que comienza a trabajar en el caso de Cole Sear (Haley Joel Osment), quien a sus 9 años lo perturban alucinaciones de gente muerta.  Mientras avanza la trama de la historia el Dr. Malcom se esfuerza por ayudarlo cada vez más, a pesar de tener problemas en su matrimonio a causa de su trabajo. ¿El final? Pues... sorpresivo. 



Mr. T.

 PlasmArte Ideas, julio, 2018.
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jueves, 12 de julio de 2018

Entelequia musical | ¿A qué le tiras cuando tocas, mexicano?


Colaboración de Natalia Ulloa




“Deja el tesoro que Cuauhtémoc fue a enterrar
cuantos centavos se te escapan de la mano
buscando un taxi que jamás te ha de llevar”.

- Chava Flores.


Hablar del panorama cultural-musical de México requiere de muchas sesiones (que podrían no bastar incluso) para clarificar el panorama artístico al que nos enfrentamos en nuestra sociedad, pues es un país con tantos desbalances y a la vez tantas riquezas, que es dificil parametrarlo en una posición determinada que ayude a tener claro un sendero a seguir para quienes pretendemos dedicarnos al arte.

Sin embargo, lo que intentaré en este breve texto será provocar la respuesta a una pregunta crucial en el ser músico, aquí en México: ¿qué hacer si me dedico a la música?, ¿para qué tocar música? La respuesta inmediata a la primer pregunta sería “trabajar en la música, vivir de ello”, pero en este país esa respuesta no es suficiente para mantenerse.

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En primer lugar, el mero hecho de dedicarse a la música en México es un acto de valentía. Más del 50% de los estudiantes mexicanos de artes (específicamente música) son de clase baja-media. Sólo una minoría puede solventar los gastos universitarios y de mantenimiento instrumental con plena satisfacción, los demás tienen que dividirse el día en trabajos de medio tiempo que ayuden a pagar los estudios, además de encontrar tiempo más allá de las 24 hrs para poder practicar diariamente su instrumento. El dicho popular de “te vas a morir de hambre si te dedicas a eso” se hace lacerante, no por un acto propio, sino por las circunstancias a las que nos encaminamos.

Pese a este primer plano, las escuelas de música (aunque con recursos bastantes limitados) tienen una demanda considerable de aspirantes, aspirantes que llegan a las instituciones con la idea romántica del que se dedica a la música por amor y pretende dedicarse sólo a eso, con tiempo de perfeccionar su técnica; de aquel que intenta erradicar el dicho popular para vivir dignamente de su amor al arte.

Y aquí hay algo muy importante: el amor. No cabe duda que quien se dedica en México a la música lo hace con un sentimiento que rebasa de amor por su profesión, pues poco a poco (desde los inicios de sus estudios) se enfrenta a la oferta cultural precaria del país y, aún así, sigue por un camino que le dé un hálito de mantenimiento con el arte.

Tomada de: achavalcarlos.com

Muchos en este punto, vislumbran un panorama precario para el crecimiento artístico y consideran la opción de estudiar fuera del país, con la visión del que sale para tener mejor nivel y, si le va bien, regresa a su tierra de nacimiento a incrementar el nivel local. Sin embargo, bajo las condiciones económicas mencionadas anteriormente, los estudiantes de música, en esta primer asfixia de oportunidades, optamos por aferrarnos a un discurso gastadamente nacionalista: “No hay que ser malinchistas, México tiene lo necesario para dar músicos de calidad.” O, “si uno le pone ganas al estudio aquí puede ser igual de bueno como en otros países”. 

No lo dudo. No dudo que México tenga una riqueza de músicos demandantes, ni dudo que haya algunos que se han ganado arduamente un nombre muy respetable dentro de la república. Pero el problema es que, aunque México cuente con esa belleza, su estructura cultural y educativa es tan limitada que resulta difícil salir a otros rumbos y dar de sí lo que se cree que se ha dado en el país. Es decir, no basta el discurso y el sentimiento, es necesaria la aplicación fáctica de ello.

En el país hay diversas universidades con una calidad muy respetada por los músicos y a la cual la mayoría pretendemos aspirar. Cada año, miles de aspirantes de la república hace trámites a las instituciones de renombre, pues en el fondo, estas instituciones prometen un nivel de la misma magnitud que en el extranjero, lo que incentiva al músico a poder ser “alguien de nombre” en el mundo (un término por demás paradójico). Por desgracia, ante la alta demanda y los bajos recursos con los que cuentan estos centros educativos, los cupos son bastante reducidos, lo que provoca que la mayoría se vaya estancando en la oportunidad de aspirar a salir de su país para ponerlo en alto.

Las otras universidades de música del país admiten con mayor facilidad a los estudiantes, a costa de un nivel académico precario. Para “compensar” este desbalance, dichas instituciones ofrecen becas de estudio al extranjero. De esta forma, los músicos pueden darse una idea de su educación comparada a la de otros lugares y así, saber cuánto tiene que esforzarse. 

Creo que esta práctica en las universidades de música mexicana se va generalizando cada vez más, lo que provoca una alarmante situación del nivel musical local que obtenemos con referencia a otros lugares de trabajo.

Juan Arturo Brenann decía que cualquier revisión del quehacer musical en México, por superficial o profunda que sea, necesariamente conduciría  a hallazgos y conclusiones que, en buena medida, nos reflejarían un panorama de crisis y atraso semejante al que caracteriza a todas las demás áreas del quehacer social y cultural en nuestro país. ¿Qué hacer, entonces, si no puedo dedicarme a la música dentro de mi país como esperaba? Es aquí, entre la confusión de querer sacarle provecho al país para poder defenderse en el extranjero por una plaza y las circunstancias internas que asfixian ese querer, donde surge la segunda pregunta: ¿Para qué tocar?.

En una masterclass, el maestro preguntó a los estudiantes “¿qué era el éxito?” para ellos, o, en otras palabras, ¿qué pretendían con tocar? Más del 60% de la sala respondió que su objetivo era ser famosos, ese “ser alguien en el mundo” que mencioné anteriormente. Todo esto con un ambiente de competencia y de demostrar quién era el mejor sobre los otros. Esas respuestas me preocuparon bastante, pero al ver las condiciones en que lo decían comprendí el porqué de dicho suceso. 

Cuando en el interior del país se ven truncas las posibilidades de vivir dignamente de la música, recurrimos al discurso nacionalista, pero nos damos cuenta de que la nación no nos ofrece tampoco un ambiente sustentable para la profesión. Se ha dicho que México tiene cada vez más apoyo para el arte: “hay que mirar tan sólo la gran demanda de orquestas que van surgiendo en los estados”. El problema es que las carteleras cotidianas podrían hacer pensar que se vive un auge y una bonanza, por la cantidad de sesiones musicales anunciadas. Sin embargo, cualquier revisión un poco más profunda de dicha demanda, permitirá descubrir enormes carencias. Por ejemplo, más allá del espejismo de una aparente abundancia de orquestas sinfónicas, muchas de ellas están en crisis permanente. Las orquestas más importantes de cada estado están formadas por una mayoría de músicos extranjeros de mediana calidad, dejando a los aspirantes locales sin posibilidad de acceder a un puesto.

Las orquestas/ensambles que sufren el permanente lastre de las mal entendidas “conquistas gremiales” se ven también afectados para los músicos mexicanos. Las orquestas/ensambles que se forman al vapor como inútil proyecto sexenal de tal o cual funcionario y las que llevan largo tiempo sumidas en la inacción y el estancamiento, también. Desde las que sufren constantes cambios de director titular, hasta las que son mantenidas por años sin uno, con los catastróficos resultados evidentes, pasando por las que padecen a perpetuidad al mismo director, no siempre el que más les conviene, pasan cada vez más, por una crisis laboral y de demanda preocupantes.

No faltan, tampoco, las falsas filarmónicas regionales de ocasión, formadas por una veintena de músicos, y utilizadas por el pequeño gobernador en turno como decorado de fondo en sus actos políticos disfrazados de promoción cultural. Y de nuevo, una contradicción enorme: un recorrido auditivo por nuestras orquestas sinfónicas permite apreciar con claridad que a la mayoría de ellas le urge una renovación importante del personal que habita sus atriles. Es por eso que en los conservatorios y escuelas de música se manifiesta que no hay puestos existentes de trabajo para los instrumentistas que egresan de esas instituciones. Es obvio, pues, que hay una fractura entre una demanda evidente, la renovación urgente de nuestros cuadros orquestales, y una oferta aparente, la de la producción académica de ejecutantes instrumentales. Es claro que hay algo completamente disfuncional en lo que, en teoría, debería ser un círculo virtuoso en el que nuestras instituciones de enseñanza musical nutrieran constantemente de instrumentistas a las orquestas nacionales, para promover una estabilidad cultural y aumentar el nivel musical de la república.

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Si nos remontamos a los ensambles (la segunda opción después de las orquestas subsidiadas) nos enfrentamos a una imagen peor: ¿cuántos ensambles  estables de buen nivel sobreviven en el país?

Periódicamente, surgen aquí y allá grupos de diverso tamaño y dotación, con las mejores intenciones, pero desaparecen después de una efímera vida, sin dejar huella. Se cuentan con los dedos de una mano los ensambles de buen nivel que pueden subsistir en el país, si bien nos va. Los grupos dedicados de lleno a la música son escasos, tienen una vida precaria y su continuidad y permanencia son casi imposibles al margen del subsidio oficial, que tampoco suele ser muy generoso.

Además, la música que programan e interpretan las orquestas nacionales es también un tema que conduce a otro callejón sin salida. Con frecuencia, los conjuntos sinfónicos (y camerísticos) mexicanos demuestran una notable renuencia a comprometerse con la música y su vasto recorrido por el tiempo. En el caso particular de la música mexicana de hoy, se ha establecido desde hace tiempo un perverso círculo vicioso en el que el público rechaza categóricamente cualquier partitura mexicana que no sea un huapango, un danzón o una estrellita, por lo que las orquestas usualmente no programan nada que pudiera ahuyentar al cada vez más escaso público. En plena temporada, al interior de la programación de todos los conciertos, están incluidas apenas diecisiete obras mexicanas. De ellas, la mayoría son de Silvestre Revueltas o pertenecen al periodo nacionalista de nuestra música. Así resulta que, a lo largo de las temporadas de conciertos, las orquestas interpretan un repertorio que se ha quedado, a lo mucho, en los años 30 de nuestro país, ¿y lo demás?. Ello apunta hacia una notable falta de imaginación.


Tomada de: bahiautopica.cl


Con esta imagen de la situación musical del país entiendo el porqué los músicos responden generalmente que su objetivo es ser alguien en el mundo, ser famosos, tener nombre. Si su discurso nacionalista se vio fragmentado por las circunstancias y la situación laboral interna es deplorable ¿qué hacer?: buscar desesperadamente la manera de forjar el nombre propio sobre los demás en la nación, para poder ser visto por un país extranjero, donde las condiciones laborales sean dignas y se pueda cumplir el ahora llamado sueño de “dedicarse a la música”.

Hemos notado, pues, que muchas de nuestras escuelas y conservatorios siguen utilizando programas y sistemas de enseñanza obsoletos, aplicados y administrados por académicos prehistóricos que se rehúsan sistemáticamente a actualizarse. El anquilosamiento de la educación musical en México es evidente, y es perversamente complementado por el hecho de que la música (y el arte en general) ocupa un lugar de importancia muy menor en el contexto de la educación básica; por más que se hable mucho de ella y por más que esté codificada en documentos y programas inútiles, la educación en el arte y por el arte, en las humanidades y por las humanidades, en la música y por la música, es prácticamente inexistente.

Tocar hacer música es un acto de decir-nos con el mundo, de dejarnos afectar y empatizar con el otro. Sin embargo, esto se ve notablemente nublado en el espejo de la educación musical mexicana, que deja este discurso en los escombros y provoca una salida desesperada que tiene como punto de llegada el probable fracaso.

¿A qué le tiras cuando tocas, mexicano?

Diría yo que a tener, de principio, la oportunidad de hacer música para decirme con el mundo. Pero, si la situación del país sobrepasa y las condiciones económicas son asfixiantes para salir: ¿qué hacer entonces?

Sinceramente, no lo sé.

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Natalia Ulloa.
nataliaulloa15@gmail.com
PlasmArte Ideas, julio, 2018.

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miércoles, 11 de julio de 2018

ENSALADA FREAK | Los clásicos nunca mueren



Sección coordinada por David A. Becerra*


En 1944 se estrenó la película animada The Three Caballeros, séptimo proyecto de la compañía Disney y el último esfuerzo propagandístico de Estados Unidos para establecer vínculos de cordialidad con sus aliados del continente americano, esto en el contexto del conflicto bélico más grande de la historia, la Segunda Guerra Mundial.

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The Three Caballeros tiene como personaje principal al corajudo Pato Donald y a dos amigos latinoamericanos, el loro brasileño José Carioca, que apareció por primera vez en la película Saludos amigos (1943), y el gallo mexicano Panchito Pistoles (Pancho Pistolas). Durante la cinta, los tres “amigoussss” se dedican a viajar mostrando un poco de la cultura y los habitantes de sus respectivos países, con humor, mucho colorido, y. por si fuera poco, cantando y bailando.

Pues bueno, alguien no olvidó este filme y como está de moda retomar éxitos pasados, decidió hacer una serie animada con los tres personajes (aquí quiero dar las gracias a mi buen amigo Gil, quien nos compartió esta animación). Lo curioso de esta producción es que solo se ha estrenado en Filipinas, donde se hizo la serie, y, al parecer, no se tienen planes a corto plazo para su presentación en Estados Unidos o en Reino Unido; pero, gracias a la red, ya se puede ver en Youtube (específicamente, apenas tres episodios de un total de trece) y debo decir que está muy interesante y divertida. Primero, cuidaron el estilo de la animación para simular a los antiguos filmes y caricaturas de los 40 y 50, y retomaron, además de los personajes ya mencionados, otras historias y series de Disney. Los tres amigos vivirán nuevamente peripecias, con peligros y aventuras (como las patoaventuras) con el característico humor y personalidad de estas tres aves.

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Legend of the Three Caballeros es un bonito homenaje a un estilo de animación que hace mucho dejó de usarse en aras de estilos más digitales y homogéneos. Aquí el primer episodio, no tiene subtítulos en español, pero igual se los comparto.

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David A. Becerra.
PlasmArte Ideas, julio, 2018.
Twitter: @plasmarteideas
Instagram: @plasmarteideas
  

Ensalada Freak es coordinada por David A. Becerra.
[*Cocinero de primera, perdón de primer año, 
experto en revolver cosas sin un orden específico, 
se me encargó la elaboración de ensaladas y otros platillos. 
Tengo la intención de escribir varios libros,
 de cursar varios diplomados, algunas maestrías y un par de doctorados, 
 hablo más o menos español, y lo escribo al 50%;  
soy el fundador y único miembro de mi propio fanclub de Star Wars.]

Contacto: davidalfonsobecerra@gmail.com

martes, 10 de julio de 2018

COCTEL DE LETRAS | Herstorian - ¿Qué nos espera en materia de derechos a las mujeres con este nuevo gobierno?

Sección coordinada por Inés M. Michel*





Colaboración de Hilda Monraz.



Por primera vez en la historia de México tendremos una mujer al frente de la Secretaría de Gobernación. A partir del 1ro de diciembre de 2018 también contaremos con un gabinete presidencial paritario: 8 mujeres y 8 hombres liderando las distintas Secretarías de Estado. La abogada con estudios de posgrado en política, Olga Sánchez Cordero, sería la primera mujer en obtener el cargo de Secretaria de Gobierno, cuyo último trabajo fue de Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación entre 1995 y 2015. María Luisa Albores González sería Secretaria de Desarrollo Social, quien es agrónoma especialista en Zonas Tropicales y su trabajo se ha encaminado a la educación social y a distintos proyectos de desarrollo en comunidades indígenas en el centro y sur del país. La Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales sería Josefa González Ortiz Mena, quien ha encabezado proyectos de rescate de flora y fauna en peligro de extinción en la zona de Palenque y alrededores, además de tener experiencia en el trabajo de arte y educación. Rocío Nahle encabezaría la Secretaría de Energía, de formación química con especialidad en petroquímica y amplia conocedora en proyectos sobre energía y estrategias de las industrias mexicanas e internacionales. La experta en historia económica, Graciela Márquez Colín, quien además es profesora de El Colegio de México, estaría a cargo de la Secretaría de Economía; sus vastos conocimientos sobre políticas comerciales, industrialización y desarrollo económico la avalan como excelente académica en la materia. Luisa María Alcalde estaría al mando de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, gracias a su trayectoria como abogada, investigadora de la UNAM, como diputada federal y encargada de comisiones de trabajo y previsión social entre 2012 y 2015. Por último, Alejandra Frausto Guerrero comandaría la Secretaría de Cultura, ella es promotora cultural  y ha dirigido proyectos con impactos sociales en beneficio del medio ambiente, la difusión y la gestión de la cultura, así como el impulso a las culturas populares. (Aquí puedes ver los nombres de los integrantes del gabinete).


Olga Sánchez Cordero (México, 1955).
Foto: mientrastantoenmexico.mx

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Además de haber sido una votación histórica en la que la legitimidad del próximo presidente por primera vez está respaldada por una mayoría avasalladora, los resultados de los pasados comicios también se convertirán en una transición coyuntural que incluye de manera equitativa la participación de las mujeres en varios niveles. Prácticamente la mitad de las diputaciones estarán ocupadas por ellas, y en el Senado serán más que sus compañeros varones. MORENA arrasó con las ocupaciones no sólo en las Cámaras, sino también en los Estados de la República y en muchos municipios del país. Beatriz Gutiérrez Müller, la esposa de Andrés Manuel López Obrador, ha hablado en reiteradas ocasiones sobre el título de “Primera Dama”, e incluso mencionó que lo abolirá, porque reconoce que “no hay hombres ni mujeres de segunda” (Aquí el enlace de su declaración). Todo hasta aquí tiene muy buena  pinta, aparentemente. Pareciera que la participación de las mujeres, que estaría numéricamente igual con respecto a los hombres, así como las declaraciones de Gutiérrez Müller posicionaran una agenda favorecedora para las mujeres. Pero no es necesariamente así. La complejidad de la paridad de género en el gabinete, en una Cámara o en el Senado no puede resumirse con la cuantificación de las mujeres en ellas y nos lleva a la crítica profunda de la real participación y de las agendas concretas: no por ser mujeres se asegura el avance feminista.

Más allá de los números, hay ciertas críticas que han hecho algunas feministas a la experiencia política de Andrés Manuel con respecto a los proyectos y a las acciones de Estado con perspectiva de género. Si bien es cierto que durante su gobierno en la Ciudad de México creó distintas opciones de índole social, como algunos programas muy beneficiosos para ciertos grupos vulnerables, también hay que reconocer que al parecer olvidó o relegó alternativas específicas para las mujeres. Durante ese lapso de gobierno también tuvo gabinete paritario, de donde salieron algunas de sus compañeras que despuntaron en la pasada elección, como Claudia Sheinbaum, pero esa participación activa de mujeres –por ser mujeres- no fue sinónimo de avances feministas claves. Sin embargo, en el sexenio posterior al que dirigió el tabasqueño, se lograron resultados más favorables y visibles no sólo para las mujeres, sino también para la comunidad LGBTTIQ+, lo que nos hace reflexionar sobre las transiciones y los procesos de larga duración en la política partidista mexicana. Sabemos que los cambios profundos no se pueden lograr en un solo sexenio, pero también estamos conscientes que sin voluntad política no pueden avanzar muchos proyectos, por más presión social que contengan.


Alejandra Frausto Guerrero.
Foto: Miguel-Dimayuga (tomada de: proceso.com.mx).

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Llama la atención que la primera propuesta formal de Olga Sánchez Cordero sea para la legalización del uso de la marihuana con uso recreativo; esto tiene que ver con la política de la amnistía que fue tan criticada por los opositores de AMLO y creo yo, poco entendida por la mayoría de la ciudadanía. ¿Será posible que el siguiente proyecto para discutir en las Cámaras y posteriormente en el Senado sea la despenalización del aborto a nivel nacional? Si tomamos en cuenta los procesos históricos que ha vivido México en las últimas décadas, podemos intuir que esa propuesta es difícil de llevar a cabo por un solo bando. Los grupos de feministas mexicanas han elaborado proyectos de despenalización desde la década de 1970, han presionado de manera incisiva y con estrategias concretas, lo cual tuvo éxito hasta 2007, cuando se logró en la Ciudad de México bajo cualquier causal que la mujer argumente en las primeras 12 semanas del embarazo. Pero para pensar en un proyecto nacional se requieren muchos aspectos en conjunto. Revisar los códigos penales de cada estado, elaborar proyectos específicos, unificar las peticiones precisas al respecto, las discusiones entre especialistas, el apoyo social y las voluntades políticas que quepan en las agendas tanto del legislativo como del ejecutivo. No es un trabajo fácil, ni rápido, pero es algo que han hecho muchas feministas durante muchos años y que ha costado demasiadas vidas. ¿Este nuevo gobierno está consciente de que se debe avanzar en este tema? Con el reciente logro en dicha materia en Argentina, la llamada “ola verde” se hace presente en México, con sus distintos matices y con diferentes protagonistas. 

El tema de los feminicidios es una emergencia nacional. En un país donde asesinan a una mujer (niña, joven, adulta) cada cuatro horas es urgente revisar por qué están pasando esas atrocidades y poner manos a la obra para que deje de ocurrir. El INEGI registró un 152% en incrementos a homicidios violentos en el país desde 2006 a la fecha, con mayor incidencia en 2012; que fue uno de los años más peligrosos para las mujeres en México. Las pocas mujeres que se atreven a estudiar los casos y a proponer acciones concretas han sido violentadas, acosadas, amenazadas e incluso asesinadas por descubrir los nexos entre el crimen organizado y las distintas jerarquías gubernamentales en diferentes puntos del país. Pero va más allá de “echarle la culpa al gobierno”, se sabe que un alto porcentaje de feminicidios fue efectuado por la pareja, ex pareja, familiar o amigo de la mujer asesinada. Hoy en día no hay lugar seguro para las mujeres; ni el trabajo, ni las calles, ni la casa. En muy pocas declaraciones públicas Andrés Manuel se ha pronunciado de manera concreta sobre los feminicidios, pero no hay una estrategia definida para erradicarlos. Sobre el aborto no ha dicho nada tampoco. Tal vez sólo sea cuestión de tiempo y de que se ponga en marcha lo que Sánchez Cordero llamó “femsplaining”, que es un documento de 28 páginas que se reconoce como “manual” en el que “hablemos nosotras”. Dicho texto enfatiza la necesidad de hacer visibles los problemas que sufrimos las mujeres y que se tienen que atender. Por ejemplo, la poca participación política –que aparentemente ya se estaría resolviendo en esta elección-, la violencia contra las mujeres, el acceso a la salud reproductiva (aunque no maneja nada sobre el aborto), la atención a adolescentes embarazadas, a mujeres con VIH, así como el acceso universal a la educación para las mujeres, en la que también se contempla una integración de nuevas docentes en el sistema escolar nacional.  


Graciela Márquez Colín.
Foto: Colmex.

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Tanto el tema del aborto como los feminicidios son complejos y ningún candidato presidencial fue claro con ellos. Asumieron que el electorado se “asustaría” con algunas declaraciones y huyeron de las propuestas que los definieran. Son emergencias nacionales que no deben ponerse a votación del pueblo porque se trata de defender la vida de miles de mujeres en situaciones críticas y estamos hablando de derechos humanos, además de ser temas de justicia social. Una gran ventaja es que el Partido Encuentro Social, con quien MORENA había hecho una extraña alianza, perdió su registro y con ello se fueron difuminando los peligros de las regresiones a los avances feministas en la Ciudad de México y en el país. Sin embargo, considero que el camino en este sexenio aún es complicado para el adelanto en los derechos de las mujeres. Es cierto que necesitamos voluntad política, agendas y proyectos con perspectiva de género, mujeres al poder pero con verdadero poder, no sólo participación superficial, eliminar los techos de cristal que prevalecen en los partidos y en las instituciones, y sobre todo, la continuidad del trabajo de las feministas que han peleado de manera insistente y con diferentes estrategias en los últimos años. No por ser mujeres se asegura el bienestar de las demás. Tenemos muchos casos de mujeres al mando que no han permitido el avance ni la justicia para sus congéneres. En todo caso, el objetivo no es “gobernar” a la par que los hombres lo han hecho, sino abolir las relaciones de dominación que han perpetuado el patriarcado y las respectivas consecuencias fatales tanto para hombres como para mujeres pero especial y sistemáticamente contra nosotras con mayor crueldad. Si algo se logra algún cambio institucional en este sexenio, mi hipótesis es que será gracias a la suma de muchos esfuerzos, en los que los colectivos feministas tienen el protagonismo. Pero los cambios culturales llevan más tiempo y deben efectuarse en la cotidianidad. Aunque regreso al planteamiento sobre los procesos de larga duración y me pregunto si apenas estamos subiendo un peldaño de una larga escalera que podría dar frutos hasta después de este sexenio, siempre y cuando el trabajo de este presidente electo y sus allegados sea más favorable que cuestionable. Y sobre todo, creemos los ambientes propicios para la crítica al orden social y sembremos una nueva educación en la verdadera igualdad y el respeto a las diferencias. 



Otras notas para reflexionar sobre el tema: 





Hilda Monraz.
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PlasmArte Ideas, julio, 2018.
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COCTEL DE LETRAS es coordinada por Inés M. Michel. 
[*Egresada del Instituto de Ciencias, generación 100, (100cias100pre). 
Las letras me han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones. 
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror. 
Casiopea es mi guía y confidente.]

Contacto: inesm.michel@gmail.com