domingo, 28 de febrero de 2016

OSCARS 2016 | Por qué Leo no debe ganar



Por Inés M. Michel



Soy fan de Leonardo DiCaprio, pero no gracias a James Cameron y al barco que se hundió, todo fue culpa de Danny Boyle, sí, el director de Trainspotting (1996), quien en 1999 dirigió a DiCaprio en The beach, un filme sobre una isla paradisiaca ubicada en Asia, donde a Leonardo le acompañaron una vibrante Virginie Ledoyen (actriz francesa y también modelo), y la camaleónica Tilda Swinton, además de otros actores igual de fascinantes como Robert Carlyle.

Gif de The beach

Richard se llama su personaje, del que he confesado a voz en grito que siempre estaré enamorada. Un amor ingenuo e irracional, que me acompaña desde la adolescencia y que me ha hecho seguir obsesivamente la trayectoria de un actor igual de obsesionado con ganar el premio más preciado de la industria cinematográfica. Claro, muchas personas ponemos en tela de juicio esta premiación, marcada desde su origen por intereses políticos que poco tienen que ver con la cinematografía. Aún así, este es un show como solo los estadounidenses sabe montar, y son seguidos por millones de cinéfilos alrededor del mundo, lo cual tiene su importancia, nos guste o no.

Pasando a la nominación que nos ocupa este día domingo de un año bisiesto, hablemos un poco sobre The Revenant, película a la que ya dedicamos una entrada en este blog [Ensalada Freak | Premiere: The Revenant (Un Renacido con 12 nominaciones al Oscar)], revisando la interpretación de DiCaprio, el principal mérito que encuentro es el esfuerzo físico que le exigió el papel, pero esto no me parece suficiente para ganar el Oscar. (Espero no llegue una horda de fanáticos enojados a las puertas de mi casa después de publicar esto, tengan clemencia, ya aclaré que yo también soy una). 

En una premiación se trata de ver quién fue superior,  Eddie Redmayne (The Danish Girl, Tom Hooper), el principal competidor al que se enfrenta, lo es en todos los sentidos. Redmayne, fue ganador en la edición pasada por The theory of everything (James Marsh), donde, con una excelsa actuación, encarnó a uno de los hombres más brillantes de nuestros tiempos, Stephen Hawking, leyenda viviente de la física; este año volvió a deleitarnos en un biopic donde interpreta a una de las primeras mujeres transgénero de la historia: Lili Elbe.

Fotograma de The Danish Girl
La polémica está servida, pero sostengo firmemente que Eddie tiene todo para llevarse, por segunda ocasión, la codiciada estatuilla, su trabajo actoral es impecable, cada gesto cuidado, fino, mesurado. Este actor tiene un control absoluto de su cuerpo, de cada una de sus expresiones, entiende al personaje en que se transforma de modo tal, que logra conectar cada uno de sus sentimientos y emociones con la audiencia.

Por el otro lado, Leonardo..., (suspiro...). Revisemos parte de su filmografía, la cual he visto casi completa, (me faltan varios de sus primeros trabajos porque rara vez he sentido interés por buscarlos). Sus papeles más relevantes empiezan en 1993 con What's eating Gilbert Grape? (Lasse Hallström), por la que estuvo nominado como Mejor actor secundario; en 1996 lo vimos como Romeo Montesco al lado de Claire Daines (Juliet Capuleto), en Romeo + Juliet de Baz Luhrman, (donde, por cierto, Claire y Leonardo tuvieron una pésima relación, ya que a Daines le parecía sumamente engreído su coprotagonista); llega 1997 y la inolvidable Titanic (James Cameron), que hemos visto hasta el cansancio (yo sigo sin cansarme, de hecho), todos nominados, TODOS, menos Leonardo (¬ ¬), de catorce categorías en las que competía, Titanic ganó once, incluyendo Mejor película y Mejor director para Cameron, conocido por dirigir superproducciones (Terminator -1984 y 1991-, y Avatar -2009-, como ejemplos); brinquemos a 2002 y a su colaboración con Steven Spielberg en Catch me if you can, donde se pone en la piel de Frank Abignale, un estafador que termina trabajando para la policía (SPIOILER ALERT!, je), historia basada en hechos reales (lo cual significa que: sucedió más o menos así pero con gente más bonita, como ponen en un meme que vi hace algunos meses); mismo año, tenemos Gangs of New York, iniciando así una relación laboral muy fructífera con Martin Scorsese, la cinta estuvo nominada a diez premios Oscar..., no ganó ninguno; siguen cuatro títulos de esta mancuerna: The aviator (2004), donde Leonardo aspiró al gran premio por su papel del excéntrico Howard Hughes; The departed (2006), esta vez tampoco fue considerado por la Academia; Shutter Island (2010), película de suspenso donde da vida a un detective que empieza a perder la razón mientras hace una investigación en un hospital psiquiátrico (o eso creemos durante gran parte del filme), y finalmente, The wolf of Wall Street (2013), si me preguntan, la única de esta lista precedente en la que considero debió ganar el Oscar, aquí nos cuentan la historia de Jordan Belfort, basándose en las memorias escritas por él mismo, un corredor de bolsa que lo hizo todo en esta vida..., hasta que cayó en desgracia..., y se recuperó de ella. 

El trabajo corporal de DiCaprio en este filme, me parece, que es lo mejor logrado en su carrera, aunque raya en lo sobreactuado en diversos momentos, pero la escena en la que se arrastra, completamente drogado hasta su Lamborghini es simplemente, genial (Crawl like Skylar!).




Intermedios entre estos trabajos donde fue dirigido por Scorsese, no quiero dejar de mencionar Revolutionary Road (2008) de Sam Mendes (quien dirigió una de mis películas favoritas de todos los tiempos: I am Sam -2001-), en donde volvió a actuar junto a su gran amiga (desde Titanic), Kate Winslet; e Inception del gran Christopher Nolan (Memento -2006-, Batman: The dark knight -2008-, The dark knigth rises -2012-, e Interstellar -ignorada en la edición pasada de los Oscar en las principales categorías-, por mencionar mis favoritas).

Y llegamos hasta The Revenant, así que les respondo la pregunta que titula a este texto, no creo que Leonardo deba ganar porque Eddie Redmayne fue superior, si DiCaprio merecía ganar un Oscar fue con The wolf of Wall Street, pero no se lo otorgaron, y nunca he estado de acuerdo con esa rara costumbre de la Academia de dar Oscars retrasados, lo han hecho con directores, actores..., a algunos se lo siguen debiendo como en el caso de Gary Oldman (Léon: The professional -1994-, The fifth element -1997-, solo como ejemplos que de memoria cito como dos trabajos de él que en su momento me conmocionaron).


Si gana, pues sí, me dará gusto, no voy a negarlo, el hecho de verlo subir por el premio y escuchar lo que tenga que decir, y que ha tenido que callar en ediciones pasadas, será todo un fenómeno, que de por sí ya es en redes sociales con toda la expectativa que ha generado, (eventos para acudir a celebrar si gana, a puntos de reunión en distintas ciudades, se han duplicado alrededor del mundo, los memes no han parado y no pararán, -gane o no-). Pero eso no quita que será injusto..., y sí, ya sé, la vida rara vez es justa. 

A unas horas de saber el resultado, me retiro y espero disfruten su tarde, ya sea que sean fans de Leo o no, #please, no se tomen las cosas tan en serio (y menos los Oscars). 



Inés M. Michel
@inesmmichel

PlasmArte Ideas, febrero, 2016
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viernes, 26 de febrero de 2016

PLASMARTE RADIO | Amor + desamor = comedias románticas

Escúchanos este viernes 26 de febrero a partir de las 21:00 hrs. por www.laexquisitaignorancia.com 

 Invitada principal: Estefanía Neri

                                  

 Invitados especiales: Jorge Ángeles y Nicole Graf (La danza de los destinos)




Febrero está por terminar y PlasmArte Radio no podía dejar la oportunidad de hablar sobre todas aquellas historias que nos han hecho reencontrarnos y desencantarnos con nuestros sentimientos más básicos: amor/odio.



Es imposible hablar de la historia del cine sin por lo menos detenernos un poco en lo que han significado las comedias románticas en la industria cinematográfica. Si bien, este subgénero ha gozado de gran popularidad y de éxito en taquilla, tenemos también que tomar en cuenta que en ocasiones la trivialidad con que se muestra el amor, el desamor, el enamoramiento y el noviazgo, lo ha ido devaluando simplemente a placeres culpables y banales, sin considerar estas producciones dignas para ser analizadas en los círculos académicos. ¿Pero acaso el amor no puede ser algo trivial en nuestra época?

La comedia romántica nace en estados unidos en la década de los treinta, con el subgénero  Screw ball comedy, que básicamente narraba las peripecias de una pareja y los enredos que estos pasaban para poder estar juntos. Conflictos de clases sociales era básicamente una de las formulas que llevarían a este subgénero a tener tanta popularidad, pues la gran depresión acechaba a  los estados unidos en ese momento y eran estos filmes los que mantenían al público con un grado de esperanza de poder encontrar la felicidad a pesar de todos los obstáculos.

Fotograma de It Happened One Night, (1934).
 Dir. Frank Capra. Tomada de AQUÍ

Con la llegada de la segunda guerra mundial este subgénero específicamente en Estados Unidos perdió fuerza, por el simple hecho de que era algo más que inapropiado retratar historias frívolas en un mundo que se había vuelto sombrío, peligroso y salvaje. Retratar peripecias en los romances se convertiría en algo ajeno a la cultura estadounidense. Cabe mencionar que el cine mexicano aprovechó el hueco de estas historias para consolidarse en la industria cinematográfica estadounidense.

Con el paso de las décadas, la comedia romántica ha ido cambiando y adaptándose al contexto. En la década de los 50 la Sex comedy fue muy popular en la industria cinematográfica. Fue producto de una serie de acontecimientos muy particulares en donde la mujer cobra importancia en la cultura estadounidense; el famoso informe titulado Sexual Behavior in the Human Female de Alfred Kinsey, reveló al mundo que las mujeres eran seres sexuales y  la publicación de la revista Playboy. Pillow Talk de 1959 o Lover Come Back de 1961 consolidaron a  Doris Day y Rock Hudson como la pareja más popular de Hollywood

Revista Playboy, ejemplar no. 1. 
Imagen tomada de AQUÍ 

En la década de los 70, la comedia romántica se vuelve más radical, teniendo en cuenta los profundos cambios sociales que se vivían, como los movimientos por los derechos de las mujeres, los  negros y los homosexuales, los argumentos retrataron historias con tintes ya no tan triviales. El aumento de divorcios, el debate en torno al aborto y los numerosos indicadores mostraban que había más mujeres solteras viviendo en las ciudades que hombres, por lo que la vida de pareja en la pantalla tenía que ser diferente. Las historias eran más introspectivas y de autoconsciencia en los romances. El clásico filme Annie Hall, dirigido por el grandioso Woody Allen en el año de 1977 es uno de los mejores ejemplos. 

La cultura de la “rom-com” sufre un pequeño declive en la década de los ochenta pero es en los noventa donde encuentra mayor rentabilidad dentro de la industria cinematográfica, siendo para algunos la época de oro. Cabe mencionar que de una lista de los quince filmes más rentables en la historia del cine, dos son comedias románticas; el clásico filme de 1990 Pretty Woman que convirtió a Julia Roberts en la reina de las "com-rom" y There's Something About Mary de 1998, ambas llegando a superar su inversión inicial a mas de 1000% con casi 500 millones de dólares recaudados cada una. 

El argumento de las comedias románticas es básicamente sencillo (dos personas se conocen, se enamoran, no pueden estar juntas por numerosos aspectos internos y externos, pero al final lo logran), obviamente con numerosas variaciones en esta línea argumentativa. Es a partir de esta década  y en la década subsecuente donde las historias se vuelven más complejas, incluso hasta dejándonos un sabor agridulce al final del filme. My Best Friend's Wedding de 1997 y (500) Days of Summer de 2009 son algunas de las cintas en que más de alguno lloró al salir de la sala.


Fotograma de (500) Days of Summer (2009). 
Dir. Marc Webb. Tomada de AQUÍ

Actualmente, muchos consideran que las comedias románticas se encuentra en declive, por dejar de lado las historias y centrarse solamente en conseguir actores de renombre. Además, el miedo a fracasar en taquilla ha hecho que las productoras no experimenten en los guiones y sigan utilizando una fórmula ya desfasada.

¿En verdad las comedias románticas ya no tienen nada que ofrecernos actualmente?

No te puedes perder nuestro programa de hoy donde hablaremos de todas esas  comedias románticas que tanto amamos u odiamos, argumentos sencillos o complejos pero que nos han marcado en lo más profundo de nuestro ser. 

Mientras tanto los dejo con una de las mejores escenas en la historia de las comedias románticas.











Víctor D. Magallón
PlasmArte Ideas, febrero, 2016
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jueves, 25 de febrero de 2016

MOUSSE MEDIA | La navaja automática: Esas bandas que odiamos (por sus fans)



[Sección a cargo de Víctor D. Magallón*]











[Colaboración de Francisco Chavez Lizardi]




Este tópico, que quiero aclarar primero, es una opinión muy personal y por lo mismo no tiene más fundamento que el de mis propias observaciones, lo he estado meditando por muchos años y cuando estoy con las personas adecuadas lo he expuesto, dándome en algo de razón en algunos de los puntos. 

En algunos momentos, desde mi adolescencia hasta la fecha, he sostenido charlas musicales en donde se menciona como punto de referencia a algunas bandas que tienen una gran difusión y un estatus de culto. Estas charlas varias veces han terminado mal en el momento que muestro mi desagrado con la categoría que se les ha asignado a estas bandas, y que es rápidamente refutada por mi interlocutor aludiendo a mi ignorancia sobre el tema, tratándome de convencer que son tremendamente innovadores, experimentales, ruidosos, visionarios y/u originales, cuando lo único de lo que me convencen es de que les falta escuchar más bandas y géneros.

La razón principal de que estas bandas de referencia, como Radiohead, The Beatles o Nirvana, nombrando algunos ejemplos, puedan parecer sobrevaloradas e insufribles es por que este público –conformado en su mayoría de adolescentes que apenas se acercan a la música contemporánea con oídos propios y a adultos que al haber pasado este proceso no profundizaron más allá de los primeros referentes que encontraron–, se acerca a dichas bandas en un proceso de primera escucha y al hacerlo descubren una experiencia musical diferente que les atrapa, que funciona como experiencia de conversión, así vuelven en patrón medida a estas bandas y sus juicios estéticos sobre la música estarán estructurados en torno a estos referentes; pero este reordenamiento en muchos casos no viene acompañado del importante complemento del contexto musical del cual toda banda proviene, ya que no se genera aislada, y que permite entender que no eran las únicas explorando esos sonidos en el espacio-tiempo en el que surgieron. Ese desconocimiento lleva a muchos a la creencia ingenua de que algunas de estas agrupaciones referenciales parezcan ser las creadoras de géneros musicales,  técnicas y estilos, o incluso de subculturas completas; cuando la realidad es que son muchas veces el ejemplo más conocido y algunas veces comercializado de estas categorías.

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Ya no me molesto tanto como en el pasado al escuchar declaraciones de esta índole, aún así creo que esas personas deberían escuchar más música sin el prejuicio de asumir que sus referentes son el mejor mundo musical posible. No sabe esa gente de la multiplicidad de experiencias que se pierde por asumir el dogma de una única banda por encima de las demás.

Oídos Abiertos y prejuicios a un lado.





 Francisco Chavez Lizardi 
PlasmArte Ideas, febrero, 2016
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*Mousse Media, está a cargo de Víctor D. Magallón

[Cafeinómano y fiel defensor del código de los caballeros pizza. 
Gusto de realizar sesudos análisis en busca de la última temporada de 
Los Simpson que haya valido la pena.] 

Contacto: victor.dmagallon@gmail.com










miércoles, 24 de febrero de 2016

ENSALADA FREAK | Nominadas Oscar 2016 - ROOM: No es el hijo de él, es el hijo de ella

[Sección a cargo de David A. Becerra*]















[Colaboración especial de Inés M. Michel]


El título de esta nota que habla sobre Room, una de las películas que podemos disfrutar en cartelera de las nominadas al Oscar, lo entenderán cuando la vean, así que esta entrada pretende hablarles de una gran película, sin contarles casi nada de ella, simplemente porque no creo en las reseñas ni en las sinopsis, no como usualmente son presentadas al público. 

No es el hijo de él, es el hijo de ella

Sin duda estamos ante cine, es lo primero que puedo compartirles sobre Room (dirigida por Lenny Abrahamson y escrita por Emma Donoghue, basada en la novela homónima de E. Donoghue). No lean sinopsis, es lo segundo. Ambas cosas con cruciales, lo del cine es porque parafraseando a una crítica de cine que leí hace poco, hay películas y hay cine, Room es cine. Lo de las sinopsis es porque desde que vi El baño del Papa (Uruguay, 2007), de César Charlone y Enrique Fernández, y después leí una sinopsis terrible en la que revelaban el detalle que para mí era el más importante de la trama, decidí que jamás volvería a leer una. Y no, no todas las sinopsis son malas, pero esto solo puedes saberlo al revisarlas, de modo que si lo haces previo al filme y lees una mal hecha, arruinaste tu experiencia cinematográfica.

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Pasando a Room, y a por qué es cine y no una película más, es una cuestión muy simple, ya lo he discutido en otros espacios. La música, la fotografía, el sonido, la iluminación, TODO en un filme tiene que estar en función de la historia, aquí lo está. Por otro lado, una historia debe durar lo que tiene que durar, ni un minuto más o menos, y no, no se trata de algo capcioso, sino que es la única forma de decirlo. 

Cuando en la dirección y la edición lo entienden se logra algo como lo de esta cinta que tiene los 118 minutos exactos, o más precisamente, tiene los planos que son, cada uno está en su lugar y no sobran ni faltan.

Con cuatro nominaciones a los premios de la Academia, (recordemos que el próximo domingo es la entrega de premios, dando lugar a una de las fiestas más esperadas por cierta parte de la comunidad cinéfila), la considero lo mejor de lo que he visto, en una temporada de premiaciones que hay que decirlo, se siente deslucida comparada con la del año pasado que nos dio producciones inolvidables en todas las categorías de nominación.

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Lo único que puedo agregar es: véanla, vayan al cine. Esta película en particular (aunque casi todas en alguna medida), necesita del sonido envolvente, de la sala oscura, de las distracciones afuera, para causar el impacto máximo.

Brie Larson, en el papel de Ma (Joy), y Jacob Tremblay como Jack forman una mancuerna perfecta.

Tampoco anexaré el trailer como referencia, solamente un fotograma y la recomendación de que vayan directo a la sala.

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Fotograma tomado de: Revista Qualia




Inés M. Michel
PlasmArte Ideas, febrero, 2016

Twitter: @plasmarteideas

  


*Ensalada Freak está a cargo de David A. Becerra

[Cocinero de primera, perdón de primer año, 
experto en revolver cosas sin un orden específico, 
se me encargó la elaboración de ensaladas y otros platillos. 
Tengo la intención de escribir varios libros,
 de cursar varios diplomados, algunas maestrías y un par de doctorados, 
 hablo más o menos español, y lo escribo al 50%;  
soy el fundador y único miembro de mi propio club de Star Wars.]

Contacto: davidalfonsobecerra@gmail.com









martes, 23 de febrero de 2016

COCTEL DE LETRAS | Textura: Love Eve. Love Marilyn


[Sección a cargo de Inés M. Michel*]




[Colaboración de Casandra E. G. Alvarado
@SacDoravaal]




Marcada por la tragedia, Marilyn Monroe no solo fue un icono de la moda, si no que ha marcado un parteaguas en la cultura pop que transciende hasta nuestros días.
He de confesar que para mí M. Monroe no pasaba las barreras de la famosa serie de serigrafías de Andy Warhol (1962, 1967, 1983, 1985, expuestas en La Tate Modern -UK-), imagen en la cual jamás profundicé más allá de conocer su autor y la corriente artística y sacar por conclusión la lógica sobre la explotación de la misma.
Apenas por concluir el 2015, me di a la tarea de ver el documental de Liz Garbus, Love Marilyn (2012), el cual me recomendó una de mis mejores amigas en una charla casual sobre la creatividad. En definitiva, el discurso guiado por los textos de la actriz estadounidense, interpretados por grandes actrices y actores, no solo me llevó a entender la trayectoria de Monroe, sino que incluso me encontré con un alto grado de identificación con ella.

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Marylin Diptych, 1962


No entrará en más detalles. La turbulencia de emociones que han intervenido en mi vida en los últimos tres meses me llevaron de a poco a pensar constantemente en el cosmos de Marilyn, sin afán de compararme si quiera tantito con el talento de la rubia favorita de América, hay empatías que no puedo dejar de lado, lo que también me lleva a hablar de una fotógrafa muy especial: Eve Cohen, mejor conocida por su apellido de casada “Arnold”.
Desde pequeña encontré dos de mis grandes pasiones: La danza y la literatura, de las que siempre he dicho, la primera siempre será la mujer de mi vida y la segunda mi esposa, para agregar una tercera que se convirtió en mi amante, la cinematografía.
Eve Arnold y Marilyn Monroe compartían estas pasiones, ambas fueron estudiantes de danza y eran grandes lectoras, pero nuestras pasiones no siempre son nuestras profesiones, al parecer son agentes que se filtran en nuestros procesos en otras áreas.

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Eve Arnold en acción, tomada de:

Storie


En el caso de Arnold, dejó la danza y la literatura para dedicarse a captar la luz. Es la primera mujer fotoperiodista de Norteamérica, nació en Filadelfia, Estados Unidos, a 7 días del hundimiento del Titanic, realizó sus primeras fotografías en la década de los cuarenta y en el cincuenta y uno, ingresó a la agencia Magnum.
Su trabajo tiene una marcada poética de énfasis social, el tacto y cuidado en sus tomas sin manipulación, embellecen los espacios, rostros y acciones que documentó su lente. Del año cincuenta a inicios de los sesenta, publicaciones como Paris Match, Sterm, Sunday Times, Life y Vogue dieron cobijo a su obras.
En el sesenta y uno decide mudar su residencia de manera definitiva a Londres, sin embargo un año antes lo pasó en uno de los rodajes más conflictivos de Monroe, The Misfits (John Huston, 1960), filme basado en una de las historias escritas por Arthur Miller, último esposo de Marilyn, quien desde el “incidente” del famoso vestido blanco ya había mostrado un alto grado de celos sobreprotectores hacía su esposa.
Los asuntos personales de Monroe, aunado al extremo calor de Nevada, los roses con Huston, y su observable problema de comportamiento, hizo del background del filme casi un culto.



Marilyn descansando en el set.
Por Eve Arnold, (1960).


Las imágenes que Eve Arnold capturó durante el rodaje, muestras las distintas facetas de éste y sus implicaciones en la actriz. La mirada de Eve no se concentró en realizar un “detrás de”, por el contrario, hace un “dentro de” a Monroe se le nota feliz en la acción y al compartir con sus allegados y el staff, por otro lado, como una premonición, su cuerpo en un intento de contrarrestar el cansancio reposa en silencio con las miradas encima.
Pese a la imagen prefabricada de “rubia tonta” que Marilyn cargaba a cuestas y sin una educación privilegiada la actriz en un afán incansable por lograr la mejora en su labor, se hizo de maneras que la llevaron a perfeccionar sus armas para la actuación, fue estudiante de danza y era una lectora asidua, Eve la capta en distintos momentos (años previos al filme), y durante el filme, leyendo imparable.



Marilyn leyendo el Ulises de Joyce.
Por Eve Arnold, (1955). Tomada de: 
Open Culture


El trabajo de Eve en The Misfits da la vuelta de página a las concepciones del cosmos de la actriz, algunas imágenes sobre el rodaje son iconos de la producción de la fotoperiodista y del archivo de  la cinta, pero lo más bello es la delicadeza con la que muestra la psique de quienes aparecen en ellas.
Julio Cortázar decía que la novela es como un filme (una obra abierta como Umberto Eco lo propone), y que el cuento es como una fotografía. Las percepciones de lo que el espectador puede ver más allá de la imagen capturada en un momento en específico, lo que se sabe estaba ahí pero no aparece, o solo se percibe por sombras en la toma. El trabajo de Arnold respecto a Monroe tiene cabida en esta teoría.
Finalmente a dos años del rodaje, con Eve viviendo en el extranjero, el mundo sucumbió ante la finada vida de la rubia más emblemática de América. Arnold vivió hasta enero del 2012, año del estreno del documental de Garbus.
Tuvo la oportunidad de construir una prolífica carrera dentro del fotoperiodismo, nos heredó un legado y abrió una brecha para las mujeres que se apasionan por la fotografía. Su obra más social se enmarca en la Unión Soviética, Afganistán, Sudáfrica, Egipto, Extremo Oriente, Estados Unidos y Reino Unido.
Expuso bajo el vínculo de Magnum en Tampa Florida y en el Centro de Arte Reina Sofía (1989), de manera permanente su obra se encuentra en el Ludwig Museum y el MET.
Fue reconocida por sus aportaciones artísticas con el Doctorado Honorario por la Universidad de Saint Andrews y Staffordshire, así como con el honor de Maestro en fotografía por el International Center of Photography (ICP), además obtuvo la Orden del Imperio Británico, así también es uno de los miembros privilegiados que cuenta con biografía ilustrada dentro de la agencia Magnum. Desde aquella terrible noticia del hundimiento del Titanic, hasta la entrada del nuevo siglo que arribó con la guerra contra Irak, pudo observar los acontecimientos y factores de cambio más relevantes de la sociedad posmoderna.
Por otro lado, Marilyn nos legó una imagen. Una que se abre en tantos y tan diversos contextos.

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Portada del libro Marilyn in Fashion. 
Por Christopher Nickens y George Zeno. Tomada de: My San Antonio



En este link pueden tener acceso a la biografía de Eve Arnold y su portafolio, en donde se encuentra una serie de 150 fotografías que refieren a Marilyn Monroe y su trabajo en el set de The Misfits, al igual que otras obras que consolidan el trabajo de la fotoperiodista.



Casandra E. G. Alavarado
@SacDoravaal

PlasmArte Ideas, febrero, 2016

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*COCTEL DE LETRAS está a cargo de Inés M. Michel 

[Egresada del Instituto de Ciencias, generación 100, (100cias100pre). 
Las letras me han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones. 
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror. 
Casiopea es mi guía y confidente.]

Contacto: inesm.michel@gmail.com