viernes, 5 de febrero de 2016

MOUSSE MEDIA | Colaboración especial - La intelectualidad del arte más allá de búsqueda de la belleza

[Sección a cargo de Víctor D. Magallón*]











            

[Colaboración especial de Tony Velasco]



“Hay algunas ideas tan equivocadas que solo unas pocas personas inteligentes creerían en ellas.” 

George Orwell


Para muchos de nosotros es muy fácil entender el arte como una materia que  estudia  y persigue la  belleza, que mayoritariamente es  una cuestión de emociones y talento y por tanto contrario a una cuestión intelectual. Para el colectivo social es mucho más fácil y obvio relacionar el concepto de arte o con el de belleza que con el de intelectualidad, es muy claro en esta concepción que el arte busca la belleza a pesar de que también busca otros valores estéticos, es más difícil y lejano concebir que el arte es también un camino y una práctica intelectual; esta pudiera ser una costumbre heredada con la tradición de la emoción y los arrebatos sensibles como conceptos heredados desde el romanticismo en los que como contraparte al excesivo razonamiento  del neoclásico, la balanza de las ideologías artísticas se inclinó hacia el valor de las emociones y la condición humana idealista, pero quizás esta tradición ha llegado muy lejos, por eso me permito hacer un recuento de las cualidades intelectuales del arte sin que haya por esto que restar las cualidades y calidades emocionales.

El arte en la persecución de la imagen ha logrado desarrollar mediante el dibujo y la propia imagen un lenguaje que tiene en sus características una sintaxis, una gramática y una urgencia propias. En este sentido, el dibujo es una metáfora de toda actividad artística, el dibujo, en cualquiera de sus formas, nos enseña a traducir la percepción de las ideas y en una última etapa a pensar con la mirada.

En este lenguaje no lingüístico trabaja de manera muy potenciada el uso del subconsciente, esto es aquello que hemos experimentado, pero para lo que no disponemos de un nombre, cada imagen tiene un poder cognitivo con una fuerza impresionante para quedarse almacenada en nuestra memoria, y así es como se pudiera hablar de un gran acumulado que ha acompañado a la humanidad a través del empirismo en la experimentación con el arte.

Esto en muchas ocasiones aleja al arte de una aproximación de tipo lingüístico sin embargo, no por eso menos rica. Para el arte existe inevitablemente dentro de toda su panorámica un diálogo en curso que se prolonga durante miles de años, la obra de cada artista se suma a la contribución de este diálogo para esto se debe conocer lo que ha ocurrido antes y lo que se ha dicho, muchas veces esta respuesta debe evitar la repetición y por lo tanto encontrar nuevas formas sustentadas en la originalidad, esta respuesta cargada de originalidad a lo largo de miles de años no es otra cosa que una fuerza descomunal intelectual.

Sin embargo, aun siendo el empirismo una característica del arte, uno de los esfuerzos más grandes en la práctica del pensamiento humano es el desaprender y es esta una práctica muy frecuente en la expresión del arte. Es indispensable, en casi todos los casos, al iniciar un proceso creativo desapartarnos del conocimiento previo, tener la convicción y el valor de afrontar el desconocimiento, eliminar estatutos y conceptos pre-insertados en nuestra conciencia que al desaparecer abrirán espacio al nuevo conocimiento próximo a revelarse, independientemente de que este suceso es lo que le dé al arte la capacidad de desconcertarnos y asombrarnos durante tiempos indefinidos y a través de la misma historia.

La capacidad del arte para dominar conceptos tan dinámicos e inestables, tan universales y a la vez tan sencillos es otra manera de respaldar el enorme requerimiento intelectual que se necesita solo para su apreciación y este requerimiento se multiplica potencialmente al jugar un papel creativo, la producción artística contemporánea requieren una complejidad que deriva de la presencia de lo contradictorio. El mundo no es simple, está lleno de complejidad y es natural sentir el impulso de eliminar las contradicciones que genera esta complejidad, sin embargo el arte logra reconciliar elementos irreconciliables para insertarlos en un marco, realzando las contradicciones y encima de todo esto utilizando la emocionalidad como un canal para emitir un mensaje.

Utilizar la emoción como medio de transporte de ideas es algo ya complejo y es también mi siguiente argumento, se dice que el arte es la experimentación que el artista hace con las emociones con el objetivo de redefinir los valores estéticos y humanos de su época y que una vez obteniendo un resultado lo comparte con el resto de la humanidad. La psicología hoy acepta un concepto como el de la inteligencia emocional en la que un sujeto determinado puede reconocer para sí mismo que emociones está sintiendo, las cataliza y cómo puede de cierta manera y en cierto contexto controlarlas,  para poder distinguir entre el rango tan amplio del que se compone la sensibilidad humana requiere una inteligencia emocional muy avanzada además de poder comunicarlas y transferirlas a otros sujetos sin poder disponer de un lenguaje de palabras.

Mi último argumento y también mi favorito es el del poder de la imaginación a quien la tradición cientificista gusta de llamar irracional. Yo quisiera llamarla perfectamente libre, la imaginación es una capacidad mental tan poderosa que excede nuestros límites lógicos, al pedirles a ustedes que se imaginen hormigas de color neón el poder de sus mentes trabajara más rápido que la lógica, entregando resultados no importa cuáles. Es la imaginación la que resulta como una ventana que nos muestra lo que hay más allá de nuestros límites conocidos, finalizo con una frase de Salvador Dalí refiriéndose a su trabajo:

“El que no pueda explicar mis pinturas no significa que no las entienda, si no que están en un lenguaje que estoy
aún por descubrir”.


Imagen tomada de: VER AQUÍ






Tony Velasco
@TonyVelascoF
PlasmArte Ideas, febrero, 2016

FB: PlasmArte Ideas

Twitter: @plasmarteideas














*Mousse Media, está a cargo de Víctor D. Magallón


[Cafeinómano y fiel defensor del código de los caballeros pizza. 
Gusto de realizar sesudos análisis en busca de la última temporada de 
Los Simpson que haya valido la pena.] 


Contacto: victor.dmagallon@gmail.com










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