martes, 27 de noviembre de 2018

ENSALADA FREAK | Zombis en la Segunda Guerra Mundial


Sección coordinada por David A. Becerra*


Operación Overlord

Los zombis y los nazis formaban una combinación original que llamaba la atención, ejemplos de esto son las producciones independientes Dead Snow o Frankenstein's Army, hasta que hace una semanas salió en carteleras una nueva producción con estos mismos tópicos, se trata de Overlord (llamada en México: Operación Overlord), situada en las horas previas al Día D (6 de junio de 1944), fecha en que se llevó a cabo la más grande invasión aeronaval de la historia en el marco de la Segunda Guerra Mundial, cuando tropas aliadas, formadas principalmente por soldados estadounidenses, ingleses, canadienses y franceses, desembarcaron en las playas de Normandía que estaban defendidas por el ejército alemán.

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En la película seguimos a un grupo de paracaidistas estadunidenses que tienen como misión destruir una importante torre de comunicaciones; en caso de no ser inutilizada causará graves problemas a las tropas de invasión que están por llegar. Al aterrizar estos soldados descubren extraños y grotescos sucesos que llevan a cabo las tropas “nazis” que defienden el lugar, lo que los lleva a encontrar un oscuro y macabro proyecto donde las personas son convertidas en muertos vivientes.

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El filme, como era de esperar, tiene mucho gore y escenas violentas; también conserva los clichés acostumbrados: “nazis-alemanes malos porque son malos y de pasada muy tontos”, “el variado grupo de soldados multiétnico”, “un niño que causa problemas”, en fin… lo de siempre.  

Overlord está dirigida por Julius Avery y está escrita por Billy Ray y Mark L. Smith. La producción la efectuó el famoso J. J. Abrams, el director causante del desastre de las franquicias Star Wars y Star Trek (dicho por los fanáticos).

La película al final de cuentas es entretenida, mantiene buena acción y no trata de dar consejos sobre la vida ni sobre el amor. Si no les molesta el gore, y la buena dosis de explosiones y disparos, Overlord se presenta como una buena opción para el fin de semana. Les dejo el tráiler para que se den una idea. 

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David A. Becerra.
PlasmArte Ideas, noviembre, 2018.
Twitter: @plasmarteideas
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Ensalada Freak es coordinada por David A. Becerra.
[*Cocinero de primera, perdón de primer año, 
experto en revolver cosas sin un orden específico, 
se me encargó la elaboración de ensaladas y otros platillos. 
Tengo la intención de escribir varios libros,
 de cursar varios diplomados, algunas maestrías y un par de doctorados, 
 hablo más o menos español, y lo escribo al 50%;  
soy el fundador y único miembro de mi propio fanclub de Star Wars.]

Contacto: davidalfonsobecerra@gmail.com

martes, 20 de noviembre de 2018

COCTEL DE LETRAS | Herstorian: Esbozos sobre movilizaciones feministas

Sección coordinada por Inés M. Michel*



Colaboración de Hilda Monraz



Esbozos sobre las movilizaciones feministas actuales y lo que iluminan sobre otras semejantes/divergentes


El pasado viernes 28 de septiembre marchamos en distintos lugares de México y de América Latina por la despenalización del aborto. En Guadalajara hubo una muy buena organización por parte de varias colectivas feministas que convocaron a una marcha que partió del parque Morelos rumbo al andador Escorza. En el trayecto tuvimos varios incidentes que no pasaron a mayores, gracias a la excelente coordinación y apoyo entre las chavas que asistimos. Uno fue de lo más común en estas marchas: el típico machín que desde lejos grita contra nosotras, adjetivándonos de todos los conceptos malignos posibles y diciendo todo el tiempo con su cabeza y sus manos que no. Aludía a argumentos pseudoreligiosos como “sólo Dios da vida, sólo Él la quita” entre otros, que ignoramos con bastante gusto. Porque una de las reglas en este tipo de movilizaciones es que no caigamos en provocaciones ni respondamos ofensas. Estamos en nuestro derecho de caminar, tomar las calles, porque se pide un permiso especial antes, pero tratamos de predicar con el ejemplo sobre el respeto, la diversidad y la tolerancia a otras ideas.
Otra de las reglas fundamentales en las marchas feministas es la paralización como respuesta a la violencia. Específicamente se da la orden de parar y sentarse en el suelo cuando alguien agrede a alguna compañera o a varias en la marcha. Esto no es algo exclusivo de las marchas feministas, personalmente lo he visto en otros movimientos como Yo Soy 132, aunque con las feministas es mucho más común que ocurran agresiones desde afuera. En esta pasada marcha del 28S lo pusimos en práctica. Íbamos por la avenida Juárez a la altura donde se encuentra el edificio de teléfonos que movió el famoso ingeniero Jorge Matute Remus cuando dos policías, un varón y una mujer, se metieron a la marcha y trataron de aprehender a dos de las compañeras. Yo estaba a un lado de una de ellas. Me aventaron y todas nos asustamos un poco. Pero un compañero que iba del otro lado mío interpeló al policía varón y le preguntó que por qué la arrestaban. Mientras maniobraba aquel hombre frente al oficial, varias compañeras le sacaron algunas cosas de la mochila a quien querían llevarse y otras la rodearon para que no lograran su cometido. La policía mujer ya casi se llevaba a otra marchante, pero otro grupo de mujeres no se lo permitieron.

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Marcha feminista #28S, Guadalajara, Jal., México (Foto: @Turcoviejo).

Mientras todo eso pasaba, las que estaban más alejadas empezaron a gritar que nos sentáramos y así lo hicimos todas. Entonces quedaron en evidencia las policías y se retiraron, el hombre nos dijo que ya tenían reportes y que nos iban a vigilar. ¿No es lo que se supone que deberían hacer con los criminales? ¿Por qué “vigilar” a las asistentes a una marcha pacífica que estaba planeada y que tenía objetivos particulares? ¿En qué categoría entramos, para que nos estén vigilando e incluso tratando de aprehender con la primera excusa? Pues nos enteramos, apenas unos minutos después, que hubo personas fuera de la marcha que apuntaron a estas compañeras afectadas como “vándalas” porque supuestamente traían latas de pintura y habían grafiteado consigas feministas en muros que pasamos. Yo iba junto a ellas y no vi nada de eso. Pero en caso de haber sido así, se supone que el arresto se tendría que hacer in fraganti y con pruebas. Los señalamientos vinieron de afuera de la marcha y sin fundamentos. De no haber tenido la oportuna reacción de las compañeras protegiendo a otras, tal vez se las hubieran llevado quién sabe con qué cargos, a dónde y qué les hubieran hecho. Es muy conocido que en casi todas las marchas de distintos movimientos sociales se hacen pintas y a veces hasta destrucciones de símbolos, cambios en letreros, quema de objetos, y otras cosas que raramente castigan o persiguen. A menos que sea feminista.
Varias mujeres integrantes de colectivas feministas se están poniendo de acuerdo para diferentes acciones en torno al 25N. Ése día conmemoramos la lucha contra las violencias ejercidas contra las mujeres. Se tiene preparada una jornada política cultural contra las violencias machistas el domingo 25 de noviembre, desde las 11 de la mañana hasta las 2 de la tarde, para cerrar con una marcha a las 2:30 p.m. que salga del parque rojo. En esta jornada se incluirán actividades informativas, de teatro, de poesía y se hará un memorial contra los feminicidios. Son acciones que cada año aumentan, se organizan mejor y hay más participación de muchas mujeres. Aún se están discutiendo los pormenores de estas movilizaciones y de la marcha, por lo que en próximos días saldrán las convocatorias para participar. Es evidente que, con el paso de los años, estas acciones colectivas se han intensificado y han captado la atención de más personas: tanto a favor como en contra.

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Imagen tomada de: Am San Luis.

Un aspecto en común entre estas dos movilizaciones, y otras más feministas de los últimos tiempos, es que son realmente incómodas para personas ajenas al feminismo. Los dos temas son urgentes en este contexto de violencia extrema contra las mujeres, deberían ser objetivos en las agendas de las políticas y materia de análisis de las académicas, pero no es así. En cada marcha feminista, aunque no sean tan numerosas como las de otros movimientos, tenemos agresiones visibles y alarmantes que dejan ver discursos de odio.  Desde mi experiencia, no ha sido lo mismo marchar contra el despotismo de un partido político que ha mermado los derechos de la población y se ha burlado de la misma, como cuando marcho por mis propios derechos como mujer y por mi vida. ¿Por qué existen esas diferencias? ¿Qué les es tan incómodo como para tratar de frenarnos en todo momento, incluso cuando nos están matando? La historia del feminismo corre a la par que la historia del antifeminismo y se nutren una a la otra. Cuando hay un avance feminista, que casi siempre es producto de una lucha de larga duración, con muchos episodios violentos y repletos de obstáculos, hay una reacción antifeminista que es dos o tres veces más fuerte y no pocas veces hace retroceder algunos peldaños alcanzados. Se tendría que matizar esto con el análisis particular de algunos logros feministas, pero en la generalidad se observa un modelo: avance-reacción, que no es único para las feministas, pero que sí es cada vez más visible y peculiarmente violento contra las mujeres.
En este 2018 hemos visto incrementos espeluznantes de la violencia contra las mujeres, aumentos en los feminicidios a nivel nacional, tiemblan algunos escenarios aparentemente ganados por las feministas, y aunque hay supuesta paridad de género en el legislativo que arranca el gobierno entrante, lo cierto es que aún hay muchas batallas por lidiar. ¿Las marchas o movilizaciones públicas tienen consecuencias en la vida política, económica y social de nuestro contexto? ¿Sirven de algo? ¿Hay cambios gracias a ellas? Habría que revisar algunos movimientos sociales con la perspectiva de larga duración, pero tal vez sirva para esta reflexión un evento acaecido hace apenas unos días. Marcharon a favor de la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco quienes decían que las marchas no servían para nada y que quienes acudían a ellas deberían “ponerse a trabajar”. En la ciudad de México fue la concentración más concurrida, como suele ser, pero también tuvo su paralela en Guadalajara, con la aparente cantidad de 40 a 50 concurrentes. Sin entrar en detalles sobre las consignas de odio, racismo y xenofobia que llevaron, cabe en esta cavilación preguntarse: si tanto han criticado las marchas, las acciones colectivas, la desobediencia civil, ¿por qué recurrir a ellas para hacerse notar? ¿Cuál es el objetivo de marchar? Y eso aplica para todos los movimientos, ¿cómo y desde dónde se debe incidir para visibilizar los problemas que nos aquejan? ¿Qué sentido tiene la movilización de las masas? ¿Quiénes las han utilizado y para qué? Aunque son muchas las respuestas y se esbozan desde diferentes direcciones, lo que ahora puedo discernir es que este siglo XXI nos ha llevado por los caminos de la constante crítica, revisión e incluso institucionalización de las movilizaciones sociales, dependiendo del momento, del lugar y de las protagonistas de las que estemos hablando.

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Hilda Monraz.
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*COCTEL DE LETRAS es coordinada por Inés M. Michel. 
[Las letras le han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones. 
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror. 
Casiopea es su guía y confidente.]

Contacto: inesm.michel@gmail.com










jueves, 15 de noviembre de 2018

AL FILO DEL CAFÉ | Tres fetichismos y… un solo ateísmo verdadero


Sección coordinada por J. Ignacio Mancilla*



“[…] Y repitiendo al final lo que dije al principio:
el hombre prefiere querer la nada a no querer”.

Friedrich Nietzsche, cierre de La genealogía de la moral.
Un escrito polémico.


La prácticamente nula relación teórica entre Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Nietzsche (1844-1900) ha generado muchas suspicacias tanto entre nietzscheanos como entre marxianos.

Hoy voy a posicionarme al respecto y a tratar de justificar ese mi posicionamiento que, para complejizarlo (todavía más), incluiré la no menos problemática relación teórica entre Nietzsche y Sigmund Freud (1856-1939); que no ha generado menos literatura que la primera, queriéndolos, precisamente, relacionar.

Voy, pues, a desplegar mi postura partiendo del siguiente esquema interpretativo:

Karl Marx: fetichismo de la mercancía, que se despliega en la dicotomía entre “valor de uso” y “valor de cambio”; y que tienen su fundamento (ontológico) en el “valor” sin más. De modo tal que toda la teoría de Marx está fundamentada en la teoría del valor y toda su estructura “metafísica”; al grado de trasmutar, precisamente, el sentido de las cosas.

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Retrato de Karl Marx (Foto: Erich Lessing).

Friedrich Nietzsche: fetichismo de los valores. La preocupación de Nietzsche por los valores morales, por el problema del bien y del mal, empezó muy pronto; incluso Nietzsche gesta un método propio, la genealogía, a partir del cual quiere mostrar el suelo histórico en el que se despliegan (emergen) los marcos morales, siempre relativos, con los que se pondera la vida humana toda. De ahí que la preocupación central de Nietzsche haya sido desmontar, críticamente, la moral; particularmente la cristiana como el mayor “síntoma” de la civilización occidental. A este fenómeno Nietzsche le llamó nihilismo. Y su última obra (póstuma) se abocó, más allá de sus fuerzas, precisamente a desmontar el cristianismo.

Sigmund Freud: fetichismo de la sexualidad. El falo como fetiche absoluto es lo que posibilita que se construyan las sexualidades masculina y femenina; ellas bajo tres modalidades estructurales: neurótica (histeria y obsesión), perversa y psicótica. Y es alrededor del falo como valor absoluto que se articularán las estructuras subjetivas humanas en sus diferenciados modos de relacionarse con la realidad (incluso con lo real, para decirlo lacanianamente). Hace falta, todavía, una relectura radical del Freud de Lacan, que no es posible sin Hegel, pero tampoco sin Marx y sin Nietzsche. Ahí precisamente donde toda la cultura es sintomática en sí misma.

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Sigmund Freud (Foto: Getty Images).

¿Qué diferencias hay entre estos tres fetichismos pero, sobre todo, qué pueden compartir –en tanto su horizonte es el ateísmo- para que nos atrevamos a equipararlos? ¿La creencia en lo humano, a pesar de su descreencia en los dioses? ¿De ahí su insistencia en los diferentes fetichismos?

Bajo esta perspectiva intentaré avanzar. Para lo que me detendré en cada uno de los fetichismos, sintetizando demasiado la teoría de cada uno de los pensadores aquí considerados.

Empecemos, pues, con Marx.

Pocos desconocen el lugar que ocupa en el pensamiento de Marx, desde joven, el problema de la enajenación. Cuestión que alcanza su madurez teórica en el famoso fetichismo de las mercancías y del dinero, como la mejor expresión de la enajenación humana en la sociedad capitalista que, en cuanto a su riqueza material, se nos presenta como un gran cúmulo de mercancías.

Este es el meollo del descubrimiento marxiano y con eso delata el carácter inhumano de la sociedad moderna, en la medida en que en ésta impera la lógica cósica por encima de lo humano mismo.

Algo que hoy día es más que patente incluso en el sentido más patológico del término.

Casi cualquier fenómeno social carga con la afrenta de la deshumanización. Es cuestión de tomar el periódico del día para constatarlo.

Vale la pena que sinteticemos esto con una cita de Marx: “Es claro sin más que el hombre altera con su actividad las formas de las materias naturales de un modo conveniente para él. Así, por ejemplo, se altera a forma de la madera cuando se hace de ésta una mesa. Pero a pesar de ello la mesa sigue siendo madera, una ordinaria cosa sensible. En cambio, en cuanto se presenta como mercancía se convierte en una cosa sensiblemente suprasensible. No sólo descansa y la mesa con sus patas en el suelo, sino que, además, se pone patas arriba frente a todas las demás mercancías, mientras su cabeza de madera emite caprichos más maravillosos que las espontáneas danzas que emprenden algunas mesas.

Así, pues, el carácter místico de la mercancía no brota de su valor de uso. Tampoco nace de las determinaciones de valor” (Karl Marx, El capital, libro primero volumen I; traducción de Manuel Sacristán, Editorial Grijalbo, Barcelona, 1976, p 81). 

Ahora detengámonos en el amor de Nietzsche por los humanos, demasiados humanos.

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Retrato de Friedrich Nietzsche (Tomado de: NewStatesman).

En su obra de madurez podemos situar el gran amor de Zaratustra (es decir de Nietzshe) por los hombres; de ahí su rechazo a los hombres superiores y de ahí, también, su sacrificio por el futuro advenimiento del superhombre. Ahí se cierra, justamente, esa gran obra, con el ocaso de Zaratustra.

Pero Nietzsche no deja de manifestarnos, en sus últimas obras, incluso en las de la locura, precisamente su gran amor por los hombres. ¿Podemos leer de otra manera su famoso autobiografía, Ecce homo. Cómo se llega a ser lo que se es? Y sobre todo ese enorme libro póstumo que lleva por título El Anticristo. Maldición sobre el cristianismo.

Mucho queda todavía por decirse al respecto. Pero de lo que no podemos tener dudas, a estas alturas, es que Nietzsche se quemó muy pronto en aras de su amor por los hombres. No podemos leer de otra forma su máxima creación utópica, la del superhombre.

Pero, ¿qué con Freud y con su supuesto o real pesimismo?

¿Acaso no podemos leer el psicoanálisis mismo, como discurso y como clínica, como una de las últimas manifestaciones de amor por el hombre; aun estando advertidos, como de hecho lo estuvo Freud mismo, de esa pulsión destructora que hace que el amor mismo no esté exento del odio?

¿Entonces, cómo entender estas tres grandes obras, en tanto las tres, cada una a su modo, ponen el acento en una cierta lógica fetichista para, de esa manera, recalcar cómo el ser humano es víctima de sí mismo y no como solemos creer, de los dioses o de los diablos; pues éstos son sus criaturas y no al revés?       

¿No es esto lo que Freud pone en primer plano en El porvenir de una ilusión?

Vayamos a ese ensayo sin igual.

Después de responder a su objetor, Freud cierra su ensayo citando al poeta Heine, con los siguientes versos:

“Dejemos los cielos
a ángeles y gorriones”.

(Sigmund Freud, El porvenir de una ilusión, Obras Completas, V. XXI, Editorial Amorrortu, Buenos Aires, 1976, p. 49).


Retrato de Heinrich Heine (Tomado de: Hypérbole).

Sí, el cielo no es para los hombres; mientras que la tierra sí lo es, aunque nos empeñemos en hacer de la misma un infierno. Que no siga siendo así, dependerá de nosotros, nada más; nunca ha dependido de los diablos y los dioses, aunque así se creyó durante mucho tiempo. Aún con toda la conciencia del rol que juegan las ficciones en la historia humana.

¿Será digno el hombre de vivir plenamente en la tierra aún después de la muerte de los dioses?

¿Qué nuevos dioses nos crearemos?

He aquí la cuestión.



J. Ignacio Mancilla.
PlasmArte Ideas, noviembre, 2018.
Twitter: @plasmarteideas
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Al Filo del Café es coordinada por J. Ignacio Mancilla*.

[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]

Contacto: ig.man56@gmail.com









lunes, 12 de noviembre de 2018

ENSALADA FREAK | El México de 1985


Sección coordinada por David A. Becerra*


Museo

Dentro del mar de propuestas cinematográficas nacionales que navegan alegremente dentro de la comedia fácil, la película Museo se levanta entre todas ellas para dar un poco de aire fresco a tanta monotonía. 

Dirigida por Alonso Ruizpalacios (Ciudad de México, 1978)  y con guion de Manuel Alcalá y del mismo Ruizpalacios, es un thriller y drama basado en un hecho real; apenas estrenada hace unos días, esta producción tiene como protagonistas a los actores Gael García Bernal y a Leonardo Ortizgris en los roles principales, ambos interpretan a dos jóvenes estudiantes de la Facultad de v¿Veterinaria en la Ciudad de México quienes, sin tener una razón lógica, salvo, tal vez, salir de la monótona rutina en que viven, se les ocurre la idea de realizar un “gran” robo durante la noche del 25 de diciembre; escogen para su plan el Museo Nacional de Antropología, donde se encuentran las principales piezas de arte de las civilizaciones mesoamericanas, objetos y artefactos de valor cultural incalculable. 

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Fotograma de Museo.

La cinta está ambientada en el trágico año de 1985, con una Ciudad de México que sufre los estragos del terrible terremoto que afectó a la ciudad en ese año; un mundo un poco más lento, sin celulares, sin internet, sin redes sociales, muy diferente al de hoy pero no tan distante. Museo es un filme que se enfoca en las motivaciones profundas de los protagonistas, en sus vidas cotidianas y en un entorno sofocante y rutinario. Sin dejar de ser un drama, tiene sus toques de humor que dan mucha frescura a la narrativa cinematográfica.  

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Póster.

Ha tenido una buena recepción en festivales internacionales y nacionales, y también en los cines de la ciudad, ya se está recomendando de boca en boca entre los cinéfilos tapatíos. Se perfila, entre los críticos de cine, como una de las mejores películas nacionales de este año, así que, si tienen oportunidad de verla, espero sus comentarios sobre ella. 

Aquí el tráiler:

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