Sección coordinada por Inés M. Michel*
Colaboración de Hilda Monraz
Desde
el año 2014 estoy en un doctorado de alta exigencia académica en el
que tuve varias opciones de tema de investigación. Elegí, gracias a
la sugerencia y el apoyo de mi tutora, hacer una biografía de una
mujer que se dedicó a la enseñanza del baile y la educación física
en Guadalajara a partir de 1934. En un primer momento pensé que era
un tema completamente nuevo para mí, porque no había trabajado
biografías y porque no conocía a la mujer en cuestión. Sin
embargo, al irme adentrando en la documentación, las entrevistas que
le hicieron, los testimonios de sus exalumnas, las fotografías y
vestigios que existen de ella y su familia, me di cuenta que muchas
cosas me parecían conocidas y hasta cercanas. Entre ellas, estaba la
formación católica en colegios particulares, las ideas sobre no
tener hijos y no casarse, dedicarse al trabajo y sobre todo a la
pasión en la vida.
Amelia
Ángela Bell Feeley (1907-2008) representó un reto para mí porque
nunca había escuchado sobre ella y porque significó un
replanteamiento en mi metodología al hacer historia. También tuve
que leer muchísimo sobre biografía y crear una teoría propia a
partir de lo que otras han escrito sobre biografías en México y
especialmente sobre maestras. Me posicioné con la biografía
feminista, que se trata de la visibilización de las mujeres en la
historia a partir de los cuestionamientos sobre sus roles, prácticas,
resistencias y experiencias en torno a su construcción de ser mujer.
Lo uní a la “nueva biografía” que enlaza los procesos
históricos de mediana y larga duración con la vida de un individuo;
ya que uno a otro se pueden iluminar y crear un contexto amplio. Es
decir; la vida de Miss Bell puede darnos cuenta sobre acontecimientos
históricos en diversos lugares pero también esos sucesos explican
la vida de la querida bailarina y maestra Bell.
Desde
luego que esta tarea no pudo ser posible sin los apoyos
institucionales y personales que recibí, los cuales estarán
ampliamente explicados en la disertación final. No he terminado la
tesis pero estoy en ese último proceso y ahora me detengo un poco
para reflexionar y para hacer una invitación sincera a quien me lea.
La dejaré como preguntas abiertas y daré otro ejemplo además del
de Miss Bell. ¿Conoces a alguna mujer cuya vida te parezca
fascinante? ¿Qué elementos en su trayectoria son los que te llaman
la atención? ¿Cómo pueden relacionarse esos elementos con la
historia del lugar donde nació, creció, se desarrolló o murió?
¿Qué relación tienes con ella? Puede estar viva o haber fallecido
ya. Pudiste haberla conocido en persona o sólo por leerla, porque
alguien te habló de ella, porque es parte de tu familia o de tu
grupo cercano. También puede ser que la conozcas solamente tú.
Ahora que lo has pensado, me referiré a una mujer que admiro y
conocí brevemente.
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Tomada de: arte86tv.wordpress.com |
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Sobre el amor libre y el feminismo
Ana María Parada Tovar fue la hermana mayor de mi abuela materna. Nació a inicios del siglo XX en Ixtlán del Río Nayarit. Junto con su familia, se mudó a Guadalajara durante su adolescencia. Los Parada Tovar se establecieron en el barrio de San Felipe de Jesús, al oriente de la ciudad desde las primeras décadas del siglo XX. Fueron grandes entusiastas de la construcción del templo parroquial y de la vida pastoral. De hecho, los papás de mi abuela materna están enterrados en una capilla a un lado del altar mayor de dicho templo, como homenaje a su trabajo imparable en la vida católica, de toda su vida. Anita o “Tacha”, como le llamaban, se dedicó a la vida política en su juventud. Fue líder de obreras en la fábrica textil donde trabajaba y militante activa del Partido Acción Nacional. Incluso fue candidata a suplente de Diputada Local por Jalisco del PAN en la década de 1940-1950. Como pasaba en ese tiempo, no ganaron nada, pero siempre se enfrentaron abiertamente a los militantes del PNR y después del PRI. Existen muchas anécdotas de Tacha al frente de los mítines políticos panistas en Guadalajara, como aquel en el que se le puso cara a cara al hijo de José Guadalupe Zuno. Tacha le cuestionó su virilidad cuando aparentemente él quiso amedrentar un conglomerado de mujeres panistas. Este episodio me lo contó mi tío abuelo, el hermano menor, y me falta documentarlo.
Sobre el amor libre y el feminismo
Ana María Parada Tovar fue la hermana mayor de mi abuela materna. Nació a inicios del siglo XX en Ixtlán del Río Nayarit. Junto con su familia, se mudó a Guadalajara durante su adolescencia. Los Parada Tovar se establecieron en el barrio de San Felipe de Jesús, al oriente de la ciudad desde las primeras décadas del siglo XX. Fueron grandes entusiastas de la construcción del templo parroquial y de la vida pastoral. De hecho, los papás de mi abuela materna están enterrados en una capilla a un lado del altar mayor de dicho templo, como homenaje a su trabajo imparable en la vida católica, de toda su vida. Anita o “Tacha”, como le llamaban, se dedicó a la vida política en su juventud. Fue líder de obreras en la fábrica textil donde trabajaba y militante activa del Partido Acción Nacional. Incluso fue candidata a suplente de Diputada Local por Jalisco del PAN en la década de 1940-1950. Como pasaba en ese tiempo, no ganaron nada, pero siempre se enfrentaron abiertamente a los militantes del PNR y después del PRI. Existen muchas anécdotas de Tacha al frente de los mítines políticos panistas en Guadalajara, como aquel en el que se le puso cara a cara al hijo de José Guadalupe Zuno. Tacha le cuestionó su virilidad cuando aparentemente él quiso amedrentar un conglomerado de mujeres panistas. Este episodio me lo contó mi tío abuelo, el hermano menor, y me falta documentarlo.
A
mi tía Tacha sí la conocí, a diferencia de Miss Bell. Lo que más
recuerdo de ella es su impecable limpieza en casa, el orden estricto
en sus cajones, los colores de los ovillos perfectamente alineados,
su postura recta de la espalda, su figura delgada y sus regaños
constantes. Trabajó hasta sus últimos días como costurera, igual
que mi abuela. Tuvieron talleres particulares de costura y reparación
de ropa en el barrio donde vivieron desde su llegada a Guadalajara y
las conocían como “las muchachas” junto con otras dos hermanas
suyas. Yo salía del colegio, que por cierto estaba muy cerca de su
taller, y mi mamá nos llevaba a mi hermana y a mí de vez en cuando
con las muchachas. Vi de cerca el trabajo de mi abuela, de mi tía
Tacha y de mi mamá en la costura. Sin embargo, eran muchas las
diferencias entre cada una. Ana María fungía muy bien su estatus de
hermana mayor y era líder, la que administraba y pagaba las cuentas.
Eufemia, mi abuela, era la alegre y cariñosa, a quien buscaban si
querían un trato más amable. Mi mamá, aunque no trabajó en ese
tiempo con ellas, las quería mucho y siguió sus pasos con gran
talento en el corte y la confección de ropa. También era muy
cariñosa y cercana a sus clientes y amigos, mucho más a nosotras
sus hijas. Es decir, el legado femenino en mi familia está
relacionado con el trabajo y el amor. También con la costura y con
el cuidado cariñoso, devoto y disciplinado.
Regreso
a las preguntas que hice atrás sobre biografías de mujeres y me las
hago yo misma. Cualquiera de las que me acompañó en mi familia
reúne los requisitos de vidas fascinantes. No ocuparon puestos
políticos públicos, no gobernaron países y tampoco se movieron con
tanta facilidad de sus lugares de origen o viajaron por el mundo. Sin
embargo, sus trayectorias iluminan un pasado en sus barrios, en sus
ciudades y sobre todo en su entorno familiar. La Historia en general
o con mayúsculas se nutre de esas experiencias y se puede explicar
con los ejemplos cotidianos de las historias con minúsculas. Tacha
es probablemente la mujer que más tuvo visibilidad en la familia de
mi mamá, no sólo por ser líder en lo público, sino también en lo
privado de la casa; ordenaba las agendas, organizaba las reuniones y
llevaba un calendario de cumpleaños así como una lista de todos los
integrantes de la familia, actualizada hasta su muerte. Nadie más ha
hecho ese trabajo exhaustivo y con su fallecimiento se acabaron las
reuniones con esa rigurosa organización y esa respuesta de los
miembros familiares. ¿Es preciso biografiarla, aún con la
subjetividad encima? Mi respuesta es que esa subjetividad es muchas
veces necesaria para comprender contextos y especificidades que no
nos da la lejanía a los casos que estudiamos.
Aunque
nunca hablé personalmente con Miss Bell, ahora, después de cuatro
años de leerla, escucharla, documentarla y encontrarla en los
testimonios, puedo decir que la conozco. A mi manera y con mis
fuentes, con mis ideas y mis subjetividades. La relaciono con algunas
mujeres de mi familia como Tacha, pero también encuentro sus
diferencias y sus contradicciones. Ni Ana María ni Amelia se casaron
ni tuvieron hijos. Fueron maestras y proveedoras de familia,
trabajadoras incansables y apasionadas de sus metas. Aunque la
primera fue una férrea defensora de la política panista del bien
común desde su catolicismo social y la segunda dijo que no era
política pero esa era en sí, una posición política que le
permitió negociar con distintos agentes educativos y sociales en
Guadalajara. Ambas fueron católicas y lo vivieron de distintas
maneras. Sus trayectorias iluminan la historia de la ciudad, de las
clases medias, de las clases trabajadoras y de las movilizaciones
femeninas de la primera mitad del siglo XX. Sus legados aún pueden
encontrarse en la cotidianidad de sus ex alumnas y de sus familias.
Esto sólo por resumir muy brevemente sus vidas. Ahora, dejo la
invitación abierta y que quede como una semilla que quiero sembrar y
de la que no espero resultados exprés, sino concienzudos,
analizados, conflictivos y que nos cuestionen a nosotras mismas. ¿Por
qué hacer biografías feministas?
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COCTEL DE LETRAS es coordinada por Inés M. Michel.
[*Egresada del Instituto de Ciencias, generación 100, (100cias100pre).
Las letras me han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones.
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror.
Casiopea es mi guía y confidente.]
Contacto: inesm.michel@gmail.com
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