jueves, 20 de agosto de 2015

MOUSSE MEDIA | Colaboración especial - WHAT WE TALK ABOUT WHEN WE TALK ABOUT LOVE

[Sección a cargo de Víctor D. Magallón*]














                                                                       [Colaboración especial de Ivonne Solano]






Probablemente ¿estás también enamorado, Theo?
quisiera que lo estuvieras porque, créeme,
aún estas pequeñas miserias tienen su valor.
Existen tres grados:
1. No amar y no ser amado.
2. Amar y no ser correspondido (éste es mi caso).
3. Amar y ser amado.
En cuanto a mí,
creo que el segundo grado vale más que el primero;
 pero el tercero... ¡es lo máximo!


Cartas a Theo. Vincent Van Gogh.  





Al hablar de amor se espera una historia,  vida o experiencia quizá fructífera en momentos de goce o las pintorescas “mariposas en el estómago”, mucho se habla de la sensación, incluso que es una reacción del cuerpo humano que advierte “peligro o riesgo” por lo que será necesario desvincular el hipotálamo de esa situación o personilla.


Pero, vamos, qué afable es encarrilar la vida nocturna al bar o antro de moda, coquetear, bailar, enlazar una mano desconocida y dar una caminata por la madrugada en las calles de Madrid. Dejarse llevar por las tonalidades anímicas que se tambalean en el punto medio del día y la noche, conocer la dualidad que la naturaleza nos brinda en los paisajes, colores y en especial la humana. El creer conocer a una persona o quizá fiarse de la primera impresión que una persona nos puede proyectar, incluso para que salga a flote el juego seductivo.  La noche puede envolver en un arranque pasional deliberado por algún trato especial, la chica graciosa o el galán encantador, y por supuesto las pequeñas chispas de química que deslumbran el alma. Pero ¿cómo garantizar la sinceridad del momento? ¿Puede cambiar lo que parecía ser? 

¡Estocolmo! aparte de ser la capital de Suecia, una discoteca y por si no lo sabían un síndrome conocido, es eso de lo que hablamos cuando hablamos de amor. Estocolmo (2012), es una historia a cargo de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña que se garantiza con el premio Goya al mejor actor y por una ligera clase de psicología para aclarar esas relaciones intimidantes o controladoras (Síndrome de Estocolmo), en donde los gestos de amabilidad se mezclan con actos violentos tales como secuestros, además de los chantajes, invadiendo de culpa a esa persona amada. 






La secuencia dramática se acompaña por buen estimulo acústico  al presentar La urraca ladrona de Gioacchino Rossini, en donde el personaje principal, Ninetta, es acusada y aprisionada ad hoc a la situación del síndrome. Sorprende con el grupo de rock electrónico Edredón algo novedoso para el oído en esos tiempos de party o si se prefiere, un refugio de introspección sentimental.






Estocolmo es la búsqueda constante de evidencias y esperanzas para construir la confianza, es también el anhelo de amar y la incapacidad de escapar del juego de la atracción, en donde el sentirse deseado desencadena una lucha de ego que con una historia enloquecedora le facilita la elección del camino. Solo existe un motivo para el acto final en la que puedo descifrar en dos hipótesis:
1.-Una forma de escabullirse ante el verdadero sentir, quizá miedo a enamorarse y por lo tanto impedir la expansión de emociones y situaciones que favorezcan un vínculo afectivo. 
2.- Gran decepción de toparse con la idea falsa del amor, que de ser en varias ocasiones uno se hincha de fastidio y decide terminar el viaje. Para siempre y hasta nunca. 


Al final no todo se trata de desventuras cuando avanzamos en el 2° y 3° grado que menciona Van Gogh.

All you need is love... 




Ivonne Solano
PlasmArte Ideas, agosto 2015
ivonnexd@gmail.com 

FB: PlasmArte Ideas
Twitter: @plasmarteideas












*Mousse Media, está a cargo de Víctor D. Magallón

[Cafeinómano y fiel defensor del código de los caballeros pizza. 
Gusta de realizar sesudos análisis en busca de la última temporada de 
Los Simpson que haya valido la pena.] 

Contacto: victor.dmagallon@gmail.com










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