[Escúchanos este viernes 14 de agosto a partir de las 21:00 hrs. por www.laexquisitaignorancia.com]
El principio de la
Pitufina
Probablemente ya han notado que en las historias que
vemos en televisión y en el cine encontramos una amplia variedad de personajes
masculinos, podemos ver distintas personalidades y características, lo que se
traduce en muchos tipos de hombres.
Por el contrario, cuando se trata de los personajes
femeninos los ejemplos son pocos y, generalmente, hay un grupo de amigos que
consta de cuatro o cinco chicos y solo una o quizá dos chicas.
¿Recuerdan a los Pitufos?
Unos pequeñitos seres azules viven en una aldea con
una sola chica. Pitufina es la única figura femenina en un grupo de más de cien pitufos.
Fue la poeta y ensayista
estadounidense Katha Pollit quien utilizó este término, denunciando así una
realidad de la narrativa de ficción. A pesar de que las mujeres somos más del
cincuenta por ciento de la población mundial, en películas, cómics y todo tipo de historias, apenas estamos
representadas por un pequeño porcentaje de los personajes principales.
Por ello, Pollit en 1991 llamó a este fenómeno El
principio de la Pitufina, en un artículo del New York Times, poniendo por fin
nombre a uno de los clichés más recurrentes del entretenimiento.
Los espectáculos son protagonizados por un grupo de
amigos acompañados por una mujer solitaria, definida de manera estereotipada.
Mientras que estas historias constituyen la normalidad y se consideran para
público en general, es decir, tanto hombres como mujeres, otras, protagonizadas
esencialmente por mujeres, son minoría y se consideran películas de nicho, esto
es, para un grupo en concreto.
Aunque esto ha cambiado un poco con las últimas sagas
hollywoodenses como Divergent o The hunger games, que presentan roles
más equitativos y a mujeres en diversos papeles de liderazgo, aún queda mucho
camino por recorrer.
¿Por qué las mujeres no aparecemos frecuentemente en
papeles principales?
Esto es algo que es perjudicial desde varios puntos de
vista, uno de ellos más que evidente, y de lo que ya se han quejado las
actrices hollywoodenses, es el hecho de que como mujer no se aspira a la misma
cantidad de papeles que como hombre; pero, lo más importante, estos pocos
personajes femeninos estereotipados acaban funcionando como la normalidad y, por ende, permeando una visión global sobre qué es ser mujer y cómo funcionamos
las mujeres.
En un comercial de Always titulado #LikeaGirl mostraron
cómo expresiones tales como “correr como niña” han sido utilizadas como
insulto, haciendo referencia a que las chicas hacemos las cosas sin fuerza o
con menor capacidad que los chicos. Por supuesto, esto es algo que tiene que ver
con un sistema complejo de valores que son inculcados desde la infancia y por
muchos medios, incluyendo los medios masivos de comunicación. Es por esto que
el tema del principio de la Pitufina no es algo superfluo, pues forma parte de
ese modelo de enseñanza donde las mujeres somos menos importantes que los
hombres.
El problema rebasa las fronteras de la ficción y se
traduce en comportamientos reales que resultan ser discriminatorios, en el caso
del cine, por ejemplo, es sabido que las actrices reciben sueldos menores que
los actores por papeles protagonistas, algo que también han exigido que cambie
figuras como Meryl Streep y Patricia Arquette, esta última con un poderoso
discurso durante la aceptación de su Oscar en la pasada edición de los premios
que fue motivo de vítores.
En cuanto a escenarios más cotidianos, laborales y
domésticos, vivimos también situaciones de desigualdad, con pocas mujeres en
roles de liderazgo en las empresas, salarios inequitativos y aún con ideas muy
extendidas que relegan a niñas y mujeres a papeles secundarios en la vida
diaria.
Sucede lo mismo en ámbitos como el científico y el
histórico, donde los nombres de importantes mujeres no han logrado pasar a la
historia con la misma contundencia que sus pares masculinos, a pesar de haber
contribuido con importantes descubrimientos o aportaciones, solo por el hecho
de ser mujeres, y, por ello, a algunas se les negó el crédito correspondiente o
simplemente pasaron desapercibidas.
La propuesta de programas como este que abordan el tema es, primero, poner sobre la mesa estos asuntos, cuestionarlos, sacarlos de su
rango de normalidad para, a partir de
ahí, preguntarnos sobre nuestra realidad y poder analizarla con ojos críticos,
así como proponer alternativas que construyan diferentes trincheras, un mundo
distinto.
Veronica Roth y Suzanne Collins, autoras de las sagas Divergente y Los juegos del hambre, ya hicieron lo propio en la trinchera de la
literatura, escribiendo estas historias con maravillosas protagonistas que
brincaron de manera muy exitosa a la pantalla grande y que ya han contribuido a
construir modelos de ficción distintos.
Veronica Roth |
Suzanne Collins |
Inés M. Michel.
PlasmArte Ideas, agosto, 2015.
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