martes, 11 de agosto de 2015

COCTEL DE LETRAS | Pienso, luego escribo (Columna mensual)

[Sección a cargo de Inés M. Michel*]












Presentación

Pienso, luego escribo, será una columna de publicación mensual, en la que abordaré diversos temas que giran principalmente en torno a los discursos literarios y audiovisuales, cuestiones de género, moda y ecosofía, los cuatro ejes de mi sección Coctel de letras que ha contado ya con numerosas colaboraciones externas y que me han dado pie para reflexionar sobre muchas cosas.

De esta manera, me sumo a estas publicaciones que han nutrido esta sección, y que hacen un coctel interesante, de ingredientes tanto exóticos como comunes, mezclados en el punto exacto para beber ya sea en soledad o con compañía, así que ¡salud!


1984 y la dialéctica del poder

¿Qué mundo terrible vivimos, que un relato escrito hace 67 años, en el contexto de una dictadura, nos habla tanto del pasado como del presente y de un futuro desalentador?

Ese pasado, plasmado en las páginas de 1984, escrito en 1948 ha sido borrado sistemáticamente de las páginas de nuestra historia; hoy agrego unas cuantas al intento del no olvido, de la memoria.

Muchos relatos nos hablan de la realidad, pero algunos lo hacen desde la perspectiva de que hay distintas realidades, afines a quien las vive, ajenas para quien a veces, ni siquiera sospecha esta multiplicidad. No se trata solo de física cuántica, o de universos paralelos o alternativos, sino de conjuntos de sistemas que funcionan y se reproducen en su interior, en ocasiones sin interactuar con otros, por lo que para quienes viven en ellos, pueden parecer únicos, totales.

Muy importante para este texto, es el doble discurso, que también puede ser interpretado como una doble realidad: lo que dice la dialéctica del poder y lo que ocurre tras los escenarios políticos, tras los teleprompters.

Las palabras elegidas en los discursos, las mentiras dichas como verdades, y las verdades acalladas como mentiras, conforman un entramado que pretendo exponer aquí, dejando al alcance de cualquiera que le interese, lo que se oculta en las frases más sonadas de nuestros tiempos, reflejadas en las líneas del texto y maravillosamente desglosadas, con la neolengua, lenguaje inventado por Orwell, que va al punto nodal de lo que dice y lo que se piensa en la actualidad.

Originalmente, esta novela, se concibió con el nombre The Last Man in Europe (El último hombre de Europa); posteriormente surgió el título Nineteen Eighty-Four (Mil novecientos ochenta y cuatro), el cual convenció más a su editor, pues lo consideraba un título más comercial.

Sobre por qué el título 1984, se manejan distintas teorías: una menciona como referencia la fecha del centenario de la Fabian Society, fundada en 1884; otra habla de un guiño a la novela de Jack London, The Iron Heel (por la fecha en que el partido político toma el poder); otra más, propone que es en relación al cuento de GK Chesterton, uno de sus autores preferidos, The Napoleon of Notting Hill, ambientado en 1984.[1]

Uno de sus biógrafos, Peter Davison, señala que, aunque no existen pruebas que lo fundamenten, el editor estadounidense de Orwell afirmaba que era simplemente el resultado de intercambiar la posición de los dos últimos dígitos del año en el que se escribió.

En una carta a un líder sindicalista estadounidense, el autor dice sobre su novela:

“Yo no creo que el género de sociedad que describo vaya a suceder forzosamente, pero lo que sí creo (si se tiene en cuenta que el libro es una sátira) es que puede ocurrir algo parecido. También creo que las ideas totalitarias han echado raíces en los cerebros de los intelectuales en todas partes del mundo y he intentado llevar estas ideas hasta sus lógicas consecuencias.”

La clave no es dada aquí por él mismo, en un párrafo revelador sobre la sociedad de su tiempo, que es cada vez más, la nuestra.

La novela emblemática de George Orwell, estudiada por muchos especialistas durante décadas, resulta pertinente hoy, para entender lo que nos pasa día a día en un mundo tecnologizado, globalizado e hipervigilado, donde el individuo se pierde en beneficio del Estado, y de un supuesto bienestar colectivo, que oprime y destruye las libertades individuales arguyendo de diversas maneras la necesidad de ello e incluso generando, que sea la misma gente la que lo pida y lo defienda.

Es el sistema perfecto de control, no solo se vigila y se controla el comportamiento, también se busca el control de la mente, los deseos y los sueños.

Suele decirse que la ficción se adelanta en muchas ocasiones a la realidad, hablando con exactitud de algo que en su presente aún no ha pasado; mi postura es que simplemente hay autores que analizan tan profundamente la sociedad y su mundo, que logran entender muy precisamente hacia dónde va el presente.

Por todo ello, me interesó hablar de 1984, que basada en las atrocidades de dictaduras pasadas, nos da en su discurso una visión clara del presente, y utiliza el lenguaje, como pilar para transmitir las contradicciones y las atrocidades del poder.

“La guerra es la paz, la esclavitud es la libertad, la ignorancia es la fuerza”, este, el lema del Partido, en este futuro distópico planteado por Orwell, nos da pie para desmenuzar los recursos semióticos utilizados en el libro que denotan la incongruencia de un gobierno, que se parece terriblemente a muchos de la vida contemporánea.

El pasado, dice Orwell en una entrevista acerca de su libro Mi Guerra Civil Española, es controlado por la camarilla gobernante tanto como el futuro. En relación con la reescritura de la Historia, Orwell dice en este texto:

“Ya de joven me había fijado en que ningún periódico cuenta nunca con fidelidad cómo suceden las cosas, pero en España vi por primera vez noticias de prensa que no tenían ninguna relación con los hechos, ni siquiera la relación que se presupone en una mentira corriente. (...) En realidad vi que la historia se estaba escribiendo no desde el punto de vista de lo que había ocurrido, sino desde el punto de vista de lo que tenía que haber ocurrido según las distintas «líneas de partido». (...) Estas cosas me parecen aterradoras, porque me hacen creer que incluso la idea de verdad objetiva está desapareciendo del mundo. A fin de cuentas, es muy probable que estas mentiras, o en cualquier caso otras equivalentes, pasen a la historia. ¿Cómo se escribirá la historia de la Guerra Civil Española? (...) Sin embargo, es evidente que se escribirá una historia, la que sea, y cuando hayan muerto los que recuerden la guerra, se aceptará universalmente. Así que, a todos los efectos prácticos, la mentira se habrá convertido en verdad. (...) El objetivo tácito de esa argumentación es un mundo de pesadilla en el que el jefe, o la camarilla gobernante, controla no sólo el futuro sino también el pasado. Si el jefe dice de tal o cual acontecimiento que no ha sucedido, pues no ha sucedido; si dice que dos y dos son cinco, dos y dos serán cinco. Esta perspectiva me asusta mucho más que las bombas, y después de las experiencias de los últimos años no es una conjetura hecha a tontas y a locas."[2]

La novela fue escrita mientras Orwell se encontraba gravemente enfermo de tuberculosis, en la isla de Jura, Escocia, entre 1947 y 1948, retomando apuntes que había comenzado en 1944.

El autor pertenecía a una familia escocesa originaria de Montanari, una comunidad cercana a la India. Durante muchos años laboró en la policía de su país, donde conoció los aspectos más terribles del imperialismo. Como intelectual fue antidogmático y anticatólico. Por supuesto, 1984, no escapa a la influencia de este pensamiento.

En un lenguaje sencillo, narrado a través de un narrador omnipresente, la prosa estructurada a lo largo de tres partes que a su vez se dividen en capítulos; se utilizan símbolos del discurso político, que son fácilmente identificados en la lectura, uno de los emblemas es el lema del Partido: La guerra es la paz, la esclavitud es la libertad, la ignorancia es la fuerza, es el que fortalece a esa dialéctica del poder que mencioné ya.

Catalogada como novela de ciencia ficción, el texto de Orwell presenta un futuro distópico donde narra las aspiraciones humanas y el temor al control totalitario sobre el cuerpo de los individuos, pero lo más terrible, sobre la mente. Protagonizada por Winston Smith, que simboliza la rebelión contra la clase dirigente británica, que se apoderó de todos los aspectos de la vida de sus gobernados, a quienes espía en todo momento con cámaras instaladas en cada rincón de la ciudad.

Orwell, pretendía como escritor, y se refleja en esta, su última novela, elevar la literatura política al terreno del arte.

La novela salió al público en 1949 y décadas después de su publicación, continuó creciendo tanto en actualidad como en sentido profético. Sus libros más importantes, Rebelión en la granja, de 1945 y 1984, de 1948 fueron análisis críticos de mediaciones llevadas a la práctica de un sistema que ejerce control totalitario, llevado a término como fin último de una utopía corporizada.[3]

Una serie de signos nos son presentados en la novela, sobre todo a través del discurso del Partido, y de los recursos lingüísticos que son introducidos por la neolengua, un idioma nuevo, que pretende simplificar tanto el lenguaje que se eviten las interpretaciones subjetivas, así resumiendo y conjuntando palabras, se logran adjetivos compuestos  y formas nuevas de lenguaje que implican un desapego racional de las emociones, los sentimientos y las sensaciones.

Ya nada volverá a ser lo mismo, cuando la neolengua se imponga por completo, olvidando los matices que la mayoría de los idiomas proporcionan, el español si estamos leyendo la versión traducida, el inglés si lo leemos en el idioma original.

Así, el Partido se encarga de controlar, no solo las acciones de las personas, su futuro y su pasado, sino también su mente, sus pensamientos, incluso sus deseos.

Narrado en primera persona, acompañamos al protagonista en un mundo que él mismo ha ayudado a construir pero del que no está muy orgulloso, la historia, presentada en capítulos numéricos, y dividida en tres partes, nos hace testigos de las atrocidades cometidas en nombre de la paz, y de una estructura de poder que se asemeja a la actual, diferenciada solo por una vanguardia tecnológica que desarma todo pensamiento contrario al sistema imperante.

La primera parte, se divide en ocho capítulos y se encarga de presentarnos a Winston, protagonista de la historia, y al sistema controlado por El Gran Hermano (Big Brother), que a través de un complejo sistema de cámaras encendidas las 24 horas, vigila a todos los ciudadanos, controlando así no solo sus acciones sino sus pensamientos, puesto que la mínima expresión facial es registrada y puede ser motivo de inspección detallada.

La segunda parte, dividida en diez capítulos nos introduce al acercamiento que Winston tendrá con una joven, a quien comienza a encontrarse, aparentemente fortuitamente en diversos lugares, y que al principio le causa temor pues podría tratarse de un agente de la Policía del Pensamiento; encargada de vigilar cualquier anomalía en las ideas de los ciudadanos que pueda derivar en una postura contraria a los intereses del sistema. Esta relación crecerá y se convertirá en el punto cumbre de esta parte intermedia.

La tercera y última parte, de seis capítulos, es quizá la parte más oscura de la historia, narra el encierro de Winston en el Ministerio del Amor, y su afrenta con El Gran Hermano. Nos lleva a explorar la parte más atroz de este mundo.

El discurso político se compone de enunciados que repetidos hasta el cansancio, buscan unificar a la parte de la humanidad que gobierna el Partido, se trata de un mundo dividido en bloques geopolíticos, enfrentados permanentemente entre sí, siendo el enemigo eterno, el otro, ese otro como extranjero o como extraño, que descubrimos a lo largo de la historia, va cambiando según los intereses en turno.

El nuevo idioma orwelliano, la neolengua, contribuye a la temporalidad futura planteada, donde se arguye que es necesario simplificar el lenguaje cotidiano. Como ejemplos, el Ministerio de la Paz (Mipax) en neolengua, que “se encarga de los asuntos de guerra”, el Ministerio del Amor, (Mimor),  de asuntos del odio.

Orwell logra dejar clara la dialéctica del poder, en un discurso presentado a manera de novela, que incluso pudo haber pasado desapercibido, hasta que ojos agudos, supieron leer los mensajes que nos hablan de lo que nos deparaba y nos depara. 

"Somos la distopía que Orwell imaginó", dice Juan Pablo Anaya. ¿Lo somos? Todo parece apuntar a que sí, la pregunta entonces es ¿cómo combatiremos a Big Brother? Lo primero es reconocerlo hoy día en las variantes que este se nos presenta.




Ficha técnica

Título: 1984
Autor: George Orwell
Género: Novela
Subgénero: Ciencia ficción
Título original: Nineteen Eighty-Four
País: Reino Unido
Fecha de publicación: 8 de junio de 1949
Páginas: 326
Editorial: Harvill Secker


Inés M. Michel
PlasmArte Ideas, agosto, 2015

FB: PlasmArte Ideas
Twitter: @plasmarteideas



*COCTEL DE LETRAS está a cargo de Inés M. Michel 

[Egresada del Instituto de Ciencias, generación 100, (100cias100pre). 
Las letras le han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones. 
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror. 
Casiopea es su guía y confidente.]

Contacto: inesm.michel@gmail.com










Referencias

[1] Orwell, George, The Collected Essays, Journalism and Letters of George Orwell – Volume 4: In Front of Your Nose, 1945–1950, Editorial Penguin, Reino Unido.
[2] Fragmento recuperado en la página de Facebook dedicada a 1984, visto el 11 de agosto de2015: https://www.facebook.com/pages/1984/112664102080074#

[3] Referencias tomadas del Prólogo de 1984.

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