[Sección a cargo de Inés M. Michel*]
Presentación
Pienso, luego escribo, será una columna de publicación mensual, en la que abordaré diversos temas que giran principalmente en torno a los discursos literarios y audiovisuales, cuestiones de género, moda y ecosofía, los cuatro ejes de mi sección Coctel de letras que ha contado ya con numerosas colaboraciones externas y que me han dado pie para reflexionar sobre muchas cosas.
De esta manera, me sumo a estas publicaciones que han nutrido esta sección, y que hacen un coctel interesante, de ingredientes tanto exóticos como comunes, mezclados en el punto exacto para beber ya sea en soledad o con compañía, así que ¡salud!
1984 y la dialéctica del poder
¿Qué mundo terrible vivimos, que un relato escrito hace 67 años, en el contexto de una dictadura, nos habla tanto del pasado como del
presente y de un futuro desalentador?
Ese pasado, plasmado en las páginas de 1984, escrito en 1948
ha sido borrado sistemáticamente de las páginas de nuestra historia; hoy agrego
unas cuantas al intento del no olvido, de la memoria.
Muchos relatos nos hablan de la realidad, pero algunos lo
hacen desde la perspectiva de que hay distintas realidades, afines a quien las
vive, ajenas para quien a veces, ni siquiera sospecha esta multiplicidad. No se
trata solo de física cuántica, o de universos paralelos o alternativos, sino de
conjuntos de sistemas que funcionan y se reproducen en su interior, en
ocasiones sin interactuar con otros, por lo que para quienes viven en ellos,
pueden parecer únicos, totales.
Muy importante para este texto, es el doble discurso, que
también puede ser interpretado como una doble realidad: lo que dice la
dialéctica del poder y lo que ocurre tras los escenarios políticos, tras los teleprompters.
Las palabras elegidas en los discursos, las mentiras dichas
como verdades, y las verdades acalladas como mentiras, conforman un entramado
que pretendo exponer aquí, dejando al alcance de cualquiera que le interese, lo
que se oculta en las frases más sonadas de nuestros tiempos, reflejadas en las
líneas del texto y maravillosamente desglosadas, con la neolengua, lenguaje
inventado por Orwell, que va al punto nodal de lo que dice y lo que se piensa
en la actualidad.
Originalmente, esta novela, se concibió con el nombre The Last Man in Europe (El último hombre de Europa); posteriormente
surgió el título Nineteen Eighty-Four (Mil novecientos ochenta y cuatro), el
cual convenció más a su editor, pues lo consideraba un título más comercial.
Sobre por qué el título 1984, se manejan distintas teorías: una
menciona como referencia la fecha del centenario de la Fabian Society, fundada
en 1884; otra habla de un guiño a la novela de Jack London, The Iron Heel (por
la fecha en que el partido político toma el poder); otra más, propone que es en
relación al cuento de GK Chesterton, uno de sus autores preferidos, The
Napoleon of Notting Hill, ambientado en 1984.[1]
Uno de sus biógrafos, Peter Davison, señala que, aunque no existen
pruebas que lo fundamenten, el editor estadounidense de Orwell afirmaba que era
simplemente el resultado de intercambiar la posición de los dos últimos dígitos
del año en el que se escribió.
En una carta a un líder sindicalista estadounidense, el autor
dice sobre su novela:
“Yo no creo que el género de sociedad que describo vaya a
suceder forzosamente, pero lo que sí creo (si se tiene en cuenta que el libro
es una sátira) es que puede ocurrir algo parecido. También creo que las ideas
totalitarias han echado raíces en los cerebros de los intelectuales en todas
partes del mundo y he intentado llevar estas ideas hasta sus lógicas
consecuencias.”
La clave no es dada aquí por él mismo, en un párrafo
revelador sobre la sociedad de su tiempo, que es cada vez más, la nuestra.
La
novela emblemática de George Orwell, estudiada por muchos especialistas
durante décadas, resulta pertinente hoy, para entender lo que nos pasa día a
día en un mundo tecnologizado, globalizado e hipervigilado, donde el individuo
se pierde en beneficio del Estado, y de un supuesto bienestar colectivo, que
oprime y destruye las libertades individuales arguyendo de diversas maneras la
necesidad de ello e incluso generando, que sea la misma gente la que lo pida y
lo defienda.
Es
el sistema perfecto de control, no solo se vigila y se controla el
comportamiento, también se busca el control de la mente, los deseos y los
sueños.
Suele
decirse que la ficción se adelanta en muchas ocasiones a la realidad, hablando
con exactitud de algo que en su presente aún no ha pasado; mi postura es que
simplemente hay autores que analizan tan profundamente la sociedad y su mundo,
que logran entender muy precisamente hacia dónde va el presente.
Por
todo ello, me interesó hablar de 1984, que basada en las atrocidades de
dictaduras pasadas, nos da en su discurso una visión clara del presente, y
utiliza el lenguaje, como pilar para transmitir las contradicciones y las
atrocidades del poder.
“La
guerra es la paz, la esclavitud es la libertad, la ignorancia es la fuerza”,
este, el lema del Partido, en este futuro distópico planteado por Orwell, nos
da pie para desmenuzar los recursos semióticos utilizados en el libro que
denotan la incongruencia de un gobierno, que se parece terriblemente a muchos
de la vida contemporánea.
El
pasado, dice Orwell en una entrevista acerca de su libro Mi Guerra Civil Española, es controlado por la camarilla gobernante
tanto como el futuro. En relación con la reescritura de la Historia, Orwell
dice en este texto:
“Ya
de joven me había fijado en que ningún periódico cuenta nunca con fidelidad
cómo suceden las cosas, pero en España vi por primera vez noticias de prensa
que no tenían ninguna relación con los hechos, ni siquiera la relación que se
presupone en una mentira corriente. (...) En realidad vi que la historia se
estaba escribiendo no desde el punto de vista de lo que había ocurrido, sino
desde el punto de vista de lo que tenía que haber ocurrido según las distintas
«líneas de partido». (...) Estas cosas me parecen aterradoras, porque me hacen
creer que incluso la idea de verdad objetiva está desapareciendo del mundo. A
fin de cuentas, es muy probable que estas mentiras, o en cualquier caso otras
equivalentes, pasen a la historia. ¿Cómo se escribirá la historia de la Guerra
Civil Española? (...) Sin embargo, es evidente que se escribirá una historia,
la que sea, y cuando hayan muerto los que recuerden la guerra, se aceptará universalmente.
Así que, a todos los efectos prácticos, la mentira se habrá convertido en
verdad. (...) El objetivo tácito de esa argumentación es un mundo de pesadilla
en el que el jefe, o la camarilla gobernante, controla no sólo el futuro sino
también el pasado. Si el jefe dice de tal o cual acontecimiento que no ha
sucedido, pues no ha sucedido; si dice que dos y dos son cinco, dos y dos serán
cinco. Esta perspectiva me asusta mucho más que las bombas, y después de las
experiencias de los últimos años no es una conjetura hecha a tontas y a
locas."[2]
La novela fue escrita mientras Orwell se encontraba
gravemente enfermo de tuberculosis, en la isla de Jura, Escocia, entre 1947
y 1948, retomando apuntes que había comenzado en 1944.
El
autor pertenecía a una familia escocesa originaria de Montanari, una comunidad
cercana a la India. Durante muchos años laboró en la policía de su país, donde
conoció los aspectos más terribles del imperialismo. Como intelectual fue
antidogmático y anticatólico. Por supuesto, 1984, no escapa a la influencia de
este pensamiento.
En
un lenguaje sencillo, narrado a través de un narrador omnipresente, la prosa
estructurada a lo largo de tres partes que a su vez se dividen en capítulos; se
utilizan símbolos del discurso político, que son fácilmente identificados en la
lectura, uno de los emblemas es el lema del Partido: La guerra es la paz, la
esclavitud es la libertad, la ignorancia es la fuerza, es el que fortalece a
esa dialéctica del poder que mencioné ya.
Catalogada
como novela de ciencia ficción, el texto de Orwell presenta un futuro distópico
donde narra las aspiraciones humanas y el temor al control totalitario sobre el
cuerpo de los individuos, pero lo más terrible, sobre la mente. Protagonizada
por Winston Smith, que simboliza la rebelión contra la clase dirigente
británica, que se apoderó de todos los aspectos de la vida de sus
gobernados, a quienes espía en todo momento con cámaras instaladas en cada rincón de la ciudad.
Orwell,
pretendía como escritor, y se refleja en esta, su última novela, elevar la
literatura política al terreno del arte.
La
novela salió al público en 1949 y décadas después de su publicación, continuó
creciendo tanto en actualidad como en sentido profético. Sus libros más
importantes, Rebelión en la granja, de 1945 y 1984, de 1948 fueron análisis
críticos de mediaciones llevadas a la práctica de un sistema que ejerce control
totalitario, llevado a término como fin último de una utopía corporizada.[3]
Una
serie de signos nos son presentados en la novela, sobre todo a
través del discurso del Partido, y de los recursos lingüísticos que son
introducidos por la neolengua, un idioma nuevo, que pretende simplificar tanto
el lenguaje que se eviten las interpretaciones subjetivas, así resumiendo y
conjuntando palabras, se logran adjetivos compuestos y formas nuevas de lenguaje que implican un
desapego racional de las emociones, los sentimientos y las sensaciones.
Ya
nada volverá a ser lo mismo, cuando la neolengua se imponga por completo,
olvidando los matices que la mayoría de los idiomas proporcionan, el español si
estamos leyendo la versión traducida, el inglés si lo leemos en el idioma
original.
Así,
el Partido se encarga de controlar, no solo las acciones de las personas, su
futuro y su pasado, sino también su mente, sus pensamientos, incluso sus deseos.
Narrado
en primera persona, acompañamos al protagonista en un mundo que él mismo ha
ayudado a construir pero del que no está muy orgulloso, la historia, presentada
en capítulos numéricos, y dividida en tres partes, nos hace testigos de las
atrocidades cometidas en nombre de la paz, y de una estructura de poder que se
asemeja a la actual, diferenciada solo por una vanguardia tecnológica que
desarma todo pensamiento contrario al sistema imperante.
La
primera parte, se divide en ocho capítulos y se encarga de presentarnos a Winston,
protagonista de la historia, y al sistema controlado por El Gran Hermano (Big
Brother), que a través de un complejo sistema de cámaras encendidas las 24
horas, vigila a todos los ciudadanos, controlando así no solo sus acciones sino
sus pensamientos, puesto que la mínima expresión facial es registrada y puede
ser motivo de inspección detallada.
La
segunda parte, dividida en diez capítulos nos introduce al acercamiento que Winston
tendrá con una joven, a quien comienza a encontrarse, aparentemente
fortuitamente en diversos lugares, y que al principio le causa temor pues
podría tratarse de un agente de la Policía del Pensamiento; encargada de
vigilar cualquier anomalía en las ideas de los ciudadanos que pueda derivar en una
postura contraria a los intereses del sistema. Esta relación crecerá y se
convertirá en el punto cumbre de esta parte intermedia.
La
tercera y última parte, de seis capítulos, es quizá la parte más oscura de la
historia, narra el encierro de Winston en el Ministerio del Amor, y su afrenta
con El Gran Hermano. Nos lleva a explorar la parte más atroz de este mundo.
El
discurso político se compone de
enunciados que repetidos hasta el cansancio, buscan unificar a la parte de la
humanidad que gobierna el Partido, se trata de un mundo dividido en bloques
geopolíticos, enfrentados permanentemente entre sí, siendo el enemigo eterno,
el otro, ese otro como extranjero o como extraño, que descubrimos a lo largo de la
historia, va cambiando según los intereses en turno.
El
nuevo idioma orwelliano, la neolengua, contribuye a la temporalidad futura
planteada, donde se arguye que es necesario simplificar el lenguaje cotidiano.
Como ejemplos, el Ministerio de la Paz (Mipax) en neolengua, que “se encarga de
los asuntos de guerra”, el Ministerio del Amor, (Mimor), de asuntos del odio.
Orwell
logra dejar clara la dialéctica del poder, en un discurso presentado a manera
de novela, que incluso pudo haber pasado desapercibido, hasta que ojos agudos,
supieron leer los mensajes que nos hablan de lo que nos deparaba y nos depara.
"Somos la distopía que Orwell imaginó", dice Juan Pablo Anaya. ¿Lo somos? Todo parece apuntar a que sí, la pregunta entonces es ¿cómo combatiremos a Big Brother? Lo primero es reconocerlo hoy día en las variantes que este se nos presenta.
Ficha técnica
Título: 1984
Autor: George Orwell
Género: Novela
Subgénero: Ciencia
ficción
Título original: Nineteen Eighty-Four
País: Reino Unido
Fecha de publicación: 8 de junio de 1949
Páginas: 326
Editorial: Harvill Secker
Inés M. Michel
PlasmArte Ideas, agosto, 2015
*COCTEL DE LETRAS está a cargo de Inés M. Michel
[Egresada del Instituto de Ciencias, generación 100, (100cias100pre).
Las letras le han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones.
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror.
Casiopea es su guía y confidente.]
Contacto: inesm.michel@gmail.com
Referencias
[1] Orwell, George, The Collected Essays, Journalism and Letters
of George Orwell – Volume 4: In Front
of Your Nose, 1945–1950, Editorial Penguin, Reino Unido.
[2]
Fragmento recuperado en la página de Facebook dedicada a 1984, visto el 11 de agosto de2015: https://www.facebook.com/pages/1984/112664102080074#
[3] Referencias tomadas del Prólogo de 1984.
Presentación
Pienso, luego escribo, será una columna de publicación mensual, en la que abordaré diversos temas que giran principalmente en torno a los discursos literarios y audiovisuales, cuestiones de género, moda y ecosofía, los cuatro ejes de mi sección Coctel de letras que ha contado ya con numerosas colaboraciones externas y que me han dado pie para reflexionar sobre muchas cosas.
De esta manera, me sumo a estas publicaciones que han nutrido esta sección, y que hacen un coctel interesante, de ingredientes tanto exóticos como comunes, mezclados en el punto exacto para beber ya sea en soledad o con compañía, así que ¡salud!
1984 y la dialéctica del poder
¿Qué mundo terrible vivimos, que un relato escrito hace 67 años, en el contexto de una dictadura, nos habla tanto del pasado como del
presente y de un futuro desalentador?
Ese pasado, plasmado en las páginas de 1984, escrito en 1948
ha sido borrado sistemáticamente de las páginas de nuestra historia; hoy agrego
unas cuantas al intento del no olvido, de la memoria.
Muchos relatos nos hablan de la realidad, pero algunos lo
hacen desde la perspectiva de que hay distintas realidades, afines a quien las
vive, ajenas para quien a veces, ni siquiera sospecha esta multiplicidad. No se
trata solo de física cuántica, o de universos paralelos o alternativos, sino de
conjuntos de sistemas que funcionan y se reproducen en su interior, en
ocasiones sin interactuar con otros, por lo que para quienes viven en ellos,
pueden parecer únicos, totales.
Muy importante para este texto, es el doble discurso, que
también puede ser interpretado como una doble realidad: lo que dice la
dialéctica del poder y lo que ocurre tras los escenarios políticos, tras los teleprompters.
Las palabras elegidas en los discursos, las mentiras dichas
como verdades, y las verdades acalladas como mentiras, conforman un entramado
que pretendo exponer aquí, dejando al alcance de cualquiera que le interese, lo
que se oculta en las frases más sonadas de nuestros tiempos, reflejadas en las
líneas del texto y maravillosamente desglosadas, con la neolengua, lenguaje
inventado por Orwell, que va al punto nodal de lo que dice y lo que se piensa
en la actualidad.
Originalmente, esta novela, se concibió con el nombre The Last Man in Europe (El último hombre de Europa); posteriormente
surgió el título Nineteen Eighty-Four (Mil novecientos ochenta y cuatro), el
cual convenció más a su editor, pues lo consideraba un título más comercial.
Sobre por qué el título 1984, se manejan distintas teorías: una
menciona como referencia la fecha del centenario de la Fabian Society, fundada
en 1884; otra habla de un guiño a la novela de Jack London, The Iron Heel (por
la fecha en que el partido político toma el poder); otra más, propone que es en
relación al cuento de GK Chesterton, uno de sus autores preferidos, The
Napoleon of Notting Hill, ambientado en 1984.[1]
Uno de sus biógrafos, Peter Davison, señala que, aunque no existen
pruebas que lo fundamenten, el editor estadounidense de Orwell afirmaba que era
simplemente el resultado de intercambiar la posición de los dos últimos dígitos
del año en el que se escribió.
En una carta a un líder sindicalista estadounidense, el autor
dice sobre su novela:
“Yo no creo que el género de sociedad que describo vaya a
suceder forzosamente, pero lo que sí creo (si se tiene en cuenta que el libro
es una sátira) es que puede ocurrir algo parecido. También creo que las ideas
totalitarias han echado raíces en los cerebros de los intelectuales en todas
partes del mundo y he intentado llevar estas ideas hasta sus lógicas
consecuencias.”
La clave no es dada aquí por él mismo, en un párrafo
revelador sobre la sociedad de su tiempo, que es cada vez más, la nuestra.
La
novela emblemática de George Orwell, estudiada por muchos especialistas
durante décadas, resulta pertinente hoy, para entender lo que nos pasa día a
día en un mundo tecnologizado, globalizado e hipervigilado, donde el individuo
se pierde en beneficio del Estado, y de un supuesto bienestar colectivo, que
oprime y destruye las libertades individuales arguyendo de diversas maneras la
necesidad de ello e incluso generando, que sea la misma gente la que lo pida y
lo defienda.
Es
el sistema perfecto de control, no solo se vigila y se controla el
comportamiento, también se busca el control de la mente, los deseos y los
sueños.
Suele
decirse que la ficción se adelanta en muchas ocasiones a la realidad, hablando
con exactitud de algo que en su presente aún no ha pasado; mi postura es que
simplemente hay autores que analizan tan profundamente la sociedad y su mundo,
que logran entender muy precisamente hacia dónde va el presente.
Por
todo ello, me interesó hablar de 1984, que basada en las atrocidades de
dictaduras pasadas, nos da en su discurso una visión clara del presente, y
utiliza el lenguaje, como pilar para transmitir las contradicciones y las
atrocidades del poder.
“La
guerra es la paz, la esclavitud es la libertad, la ignorancia es la fuerza”,
este, el lema del Partido, en este futuro distópico planteado por Orwell, nos
da pie para desmenuzar los recursos semióticos utilizados en el libro que
denotan la incongruencia de un gobierno, que se parece terriblemente a muchos
de la vida contemporánea.
El
pasado, dice Orwell en una entrevista acerca de su libro Mi Guerra Civil Española, es controlado por la camarilla gobernante
tanto como el futuro. En relación con la reescritura de la Historia, Orwell
dice en este texto:
“Ya
de joven me había fijado en que ningún periódico cuenta nunca con fidelidad
cómo suceden las cosas, pero en España vi por primera vez noticias de prensa
que no tenían ninguna relación con los hechos, ni siquiera la relación que se
presupone en una mentira corriente. (...) En realidad vi que la historia se
estaba escribiendo no desde el punto de vista de lo que había ocurrido, sino
desde el punto de vista de lo que tenía que haber ocurrido según las distintas
«líneas de partido». (...) Estas cosas me parecen aterradoras, porque me hacen
creer que incluso la idea de verdad objetiva está desapareciendo del mundo. A
fin de cuentas, es muy probable que estas mentiras, o en cualquier caso otras
equivalentes, pasen a la historia. ¿Cómo se escribirá la historia de la Guerra
Civil Española? (...) Sin embargo, es evidente que se escribirá una historia,
la que sea, y cuando hayan muerto los que recuerden la guerra, se aceptará universalmente.
Así que, a todos los efectos prácticos, la mentira se habrá convertido en
verdad. (...) El objetivo tácito de esa argumentación es un mundo de pesadilla
en el que el jefe, o la camarilla gobernante, controla no sólo el futuro sino
también el pasado. Si el jefe dice de tal o cual acontecimiento que no ha
sucedido, pues no ha sucedido; si dice que dos y dos son cinco, dos y dos serán
cinco. Esta perspectiva me asusta mucho más que las bombas, y después de las
experiencias de los últimos años no es una conjetura hecha a tontas y a
locas."[2]
La novela fue escrita mientras Orwell se encontraba
gravemente enfermo de tuberculosis, en la isla de Jura, Escocia, entre 1947
y 1948, retomando apuntes que había comenzado en 1944.
El
autor pertenecía a una familia escocesa originaria de Montanari, una comunidad
cercana a la India. Durante muchos años laboró en la policía de su país, donde
conoció los aspectos más terribles del imperialismo. Como intelectual fue
antidogmático y anticatólico. Por supuesto, 1984, no escapa a la influencia de
este pensamiento.
En
un lenguaje sencillo, narrado a través de un narrador omnipresente, la prosa
estructurada a lo largo de tres partes que a su vez se dividen en capítulos; se
utilizan símbolos del discurso político, que son fácilmente identificados en la
lectura, uno de los emblemas es el lema del Partido: La guerra es la paz, la
esclavitud es la libertad, la ignorancia es la fuerza, es el que fortalece a
esa dialéctica del poder que mencioné ya.
Catalogada
como novela de ciencia ficción, el texto de Orwell presenta un futuro distópico
donde narra las aspiraciones humanas y el temor al control totalitario sobre el
cuerpo de los individuos, pero lo más terrible, sobre la mente. Protagonizada
por Winston Smith, que simboliza la rebelión contra la clase dirigente
británica, que se apoderó de todos los aspectos de la vida de sus
gobernados, a quienes espía en todo momento con cámaras instaladas en cada rincón de la ciudad.
Orwell,
pretendía como escritor, y se refleja en esta, su última novela, elevar la
literatura política al terreno del arte.
La
novela salió al público en 1949 y décadas después de su publicación, continuó
creciendo tanto en actualidad como en sentido profético. Sus libros más
importantes, Rebelión en la granja, de 1945 y 1984, de 1948 fueron análisis
críticos de mediaciones llevadas a la práctica de un sistema que ejerce control
totalitario, llevado a término como fin último de una utopía corporizada.[3]
Una
serie de signos nos son presentados en la novela, sobre todo a
través del discurso del Partido, y de los recursos lingüísticos que son
introducidos por la neolengua, un idioma nuevo, que pretende simplificar tanto
el lenguaje que se eviten las interpretaciones subjetivas, así resumiendo y
conjuntando palabras, se logran adjetivos compuestos y formas nuevas de lenguaje que implican un
desapego racional de las emociones, los sentimientos y las sensaciones.
Ya
nada volverá a ser lo mismo, cuando la neolengua se imponga por completo,
olvidando los matices que la mayoría de los idiomas proporcionan, el español si
estamos leyendo la versión traducida, el inglés si lo leemos en el idioma
original.
Así,
el Partido se encarga de controlar, no solo las acciones de las personas, su
futuro y su pasado, sino también su mente, sus pensamientos, incluso sus deseos.
Narrado
en primera persona, acompañamos al protagonista en un mundo que él mismo ha
ayudado a construir pero del que no está muy orgulloso, la historia, presentada
en capítulos numéricos, y dividida en tres partes, nos hace testigos de las
atrocidades cometidas en nombre de la paz, y de una estructura de poder que se
asemeja a la actual, diferenciada solo por una vanguardia tecnológica que
desarma todo pensamiento contrario al sistema imperante.
La
primera parte, se divide en ocho capítulos y se encarga de presentarnos a Winston,
protagonista de la historia, y al sistema controlado por El Gran Hermano (Big
Brother), que a través de un complejo sistema de cámaras encendidas las 24
horas, vigila a todos los ciudadanos, controlando así no solo sus acciones sino
sus pensamientos, puesto que la mínima expresión facial es registrada y puede
ser motivo de inspección detallada.
La
segunda parte, dividida en diez capítulos nos introduce al acercamiento que Winston
tendrá con una joven, a quien comienza a encontrarse, aparentemente
fortuitamente en diversos lugares, y que al principio le causa temor pues
podría tratarse de un agente de la Policía del Pensamiento; encargada de
vigilar cualquier anomalía en las ideas de los ciudadanos que pueda derivar en una
postura contraria a los intereses del sistema. Esta relación crecerá y se
convertirá en el punto cumbre de esta parte intermedia.
La
tercera y última parte, de seis capítulos, es quizá la parte más oscura de la
historia, narra el encierro de Winston en el Ministerio del Amor, y su afrenta
con El Gran Hermano. Nos lleva a explorar la parte más atroz de este mundo.
El
discurso político se compone de
enunciados que repetidos hasta el cansancio, buscan unificar a la parte de la
humanidad que gobierna el Partido, se trata de un mundo dividido en bloques
geopolíticos, enfrentados permanentemente entre sí, siendo el enemigo eterno,
el otro, ese otro como extranjero o como extraño, que descubrimos a lo largo de la
historia, va cambiando según los intereses en turno.
El
nuevo idioma orwelliano, la neolengua, contribuye a la temporalidad futura
planteada, donde se arguye que es necesario simplificar el lenguaje cotidiano.
Como ejemplos, el Ministerio de la Paz (Mipax) en neolengua, que “se encarga de
los asuntos de guerra”, el Ministerio del Amor, (Mimor), de asuntos del odio.
Orwell
logra dejar clara la dialéctica del poder, en un discurso presentado a manera
de novela, que incluso pudo haber pasado desapercibido, hasta que ojos agudos,
supieron leer los mensajes que nos hablan de lo que nos deparaba y nos depara.
"Somos la distopía que Orwell imaginó", dice Juan Pablo Anaya. ¿Lo somos? Todo parece apuntar a que sí, la pregunta entonces es ¿cómo combatiremos a Big Brother? Lo primero es reconocerlo hoy día en las variantes que este se nos presenta.
Ficha técnica
Título: 1984
Autor: George Orwell
Género: Novela
Subgénero: Ciencia
ficción
Título original: Nineteen Eighty-Four
País: Reino Unido
Fecha de publicación: 8 de junio de 1949
Páginas: 326
Editorial: Harvill Secker
Inés M. Michel
PlasmArte Ideas, agosto, 2015
*COCTEL DE LETRAS está a cargo de Inés M. Michel
[Egresada del Instituto de Ciencias, generación 100, (100cias100pre).
Las letras le han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones.
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror.
Casiopea es su guía y confidente.]
Contacto: inesm.michel@gmail.com
Referencias
[1] Orwell, George, The Collected Essays, Journalism and Letters
of George Orwell – Volume 4: In Front
of Your Nose, 1945–1950, Editorial Penguin, Reino Unido.
[2]
Fragmento recuperado en la página de Facebook dedicada a 1984, visto el 11 de agosto de2015: https://www.facebook.com/pages/1984/112664102080074#
[3] Referencias tomadas del Prólogo de 1984.
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