jueves, 24 de septiembre de 2015

MOUSSE MEDIA | Espejito, espejito


[Sección a cargo de Víctor D. Magallón*]

















No me considero adicto al renacimiento que  vive actualmente la industria de la pantalla chica. Concretamente, me refiero a las súper producciones de series televisivas a las que de unos años para acá las grandes televisoras de todo el mundo le han apostado. Pareciera que la industria cinematográfica se ha mudado a la televisión dando como resultado producciones más ambiciosas y teniendo a actores de Hollywood de renombre. Un caso actual es el de la actriz neoyorkina Anne Hathaway, que recién acaba de aununciar que se retirará por completo del cine mientras filma la serie The Ambassador´s Wife.




A la mente me llegan series como Game of Trones (2011) producida por HBO que en su primera temporada supuso un costo de 60 millones de dólares y que actualmente, en el 2015, es de las más series más adictivas además de ser considerada una de las mejores series televisivas de todos los tiempos. 

Cabe mencionar que la inyección de dólares en las mega producciones no asegura el éxito de una serie televisiva, el fracaso de Terranova (2011) emitida por la cadena FOX, producida por Steven Spielberg y con un coste de 20 millones de dólares, los cuales fueron desperdiciados ya que la serie fue cancelada en la primera temporada. 










Prácticamente cualquier género se puede llevar a la televisión, desde historias épicas, maestros de química expertos en hacer droga, hasta futuros utópicos y distopicos. Black Mirror (2011) es una serie de televisión británica creada por Charly Brooker y producida por Endemol para la cadena Channel 4. La serie fue estrenada al aire el 4 de diciembre de 2011 recibiendo una acogida espectacular de la crítica, ya que se le comparó en su momento a la mítica serie Twilight Zone.  




Con presupuestos modestos en cada una de sus tres temporadas, la serie ha causado gran impacto alrededor del mundo, cada capítulo es una mezcla de humor corrosivo, situaciones extremas, relaciones entre personas y la tecnología incidiendo en el lado más perverso. Cuando se le preguntó al creador por qué el nombre de la serie señaló: “si la tecnología es una droga y se siente como una droga ¿cuáles son los efectos secundarios? Esta área: el placer y el malestar, es donde mi nueva serie está establecida. El espejo negro (Black Mirror) es lo que usted encontrará en cada muro, en cada escritorio, en la palma de cada mano: la pantalla fría brillante de un televisor, un monitor, un teléfono inteligente.

En cada capítulo de la serie se muestra un futuro distópico, elementos que nos parecen muy familiares se entrelazan con discursos futuristas que dan como resultado que el espectador reflexione acerca de las decisiones que tomamos día con día y del alcance que pueden llegar a tener con la rápida aceleración de la tecnología y sociedad. 




Fotograma Black Mirror : "15 millions merits" (2011)


En una entrevista con el creador de la serie, Charly Brooker señala: “cada episodio tienen un tono diferente, un entorno diferente, incluso una realidad diferente, pero todos son acerca de la forma en cómo vivimos ahora, y la forma en que podríamos estar viviendo en 10 minutos si somos torpes".

Confieso que desde que descubrí la serie se ha convertido en una de mis favoritas. Con un gran arsenal de metáforas y analogías de la sociedad, la serie se nutre de nuestro malestar contemporáneo agregando además el  artificio de la ciencia ficción, Black Mirror es una de las propuestas televisivas más interesantes de los últimos años. No es casualidad que Stephen King muestre gran interés en esta serie.







Víctor D. Magallón
PlasmArte Ideas, septiembre, 2015

FB: PlasmArte Ideas
Twitter: @plasmarteideas













*Mousse Media, está a cargo de Víctor D. Magallón

[Cafeinómano y fiel defensor del código de los caballeros pizza. 
Gusta de realizar sesudos análisis en busca de la última temporada de 
Los Simpson que haya valido la pena.] 

Contacto: victor.dmagallon@gmail.com




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