martes, 17 de noviembre de 2015

COCTEL DE LETRAS | Textura: Del grabado a la moda

[Sección a cargo de Inés M. Michel*]








[Colaboración de Casandra E.G. Alvarado]


En México amamos las calaveras. Hace muchos años, mi hermano y yo esperábamos ansiosos el 2 de noviembre, mis papás nos llevaban al parque Morelos para caminar, ver las artesanías, comprar juguetes de madera o cartón y concluíamos el paseo con un rica calaverita de azúcar que en la frente portaba nuestro apodo. Durante todos esos años me parecía bastante tétrico observar una “calaquita” con mi sobrenombre, por ello, lo primero era que, lo rascaba con las uñas y dientes hasta no dejar rastro de él.

Cuando cursaba la secundaria una profesora nos explicó el sentido de la calaverita de azúcar, mientras construíamos un altar de muertos nos platicaba como los pueblos de Mesoámerica postraban en sus altares cráneos reales para simbolizar el fin de un ciclo (la vida terrenal), posteriormente tras la conquista la tradición tuvo que adaptarse y ahora usamos de manera alegórica calaveras dulces para celebrar el día de los difuntos. Mi única conclusión, muy ingenua evidentemente, fue, en México amamos a las calaveras y claro seguía rascando mi nombre de ellas.

En México amamos a las calaveras… No existe un solo país que celebre a sus muertos como lo hacemos nosotros, pese al dolor que se inyecta en cada uno de nosotros tras el adiós a un ser querido y cercano, año a año el 2 de noviembre preparamos nuestros altares con papel picado, flores de cempaxochitl, velas, cenizas, antojitos, tequila, tabaco, etc., a la espera de que nuestros difuntos regresen a degustar todo aquello que apreciaban en vida.

En mi paso por Aguascalientes en 2009, acompañada de una de mis mejores amigas, nos dimos a la tarea de hacer algo mucho más divertido que solo estar en coloquios de lingüística, así que visitamos el Museo Nacional de la Muerte, ahí dimos un recorrido desde la época precolombina hasta la actualidad, efectivamente las calacas, las huesudas, las calaveras, no significan lo mismo para nosotros, su simbolismo transita desde lo religioso hasta lo carnavalesco, ensalza la vida, crítica a los vivos y nos vuelve eternos. Ahí fue donde observé algunas litografías de José Guadalupe Posada… La calavera garbancera burla a quienes negaban sus orígenes y se hacían pasar por tener sangre extranjera al dejar de vender maíz para vender garbanzos.

Esta famosa imagen de Posada ha quedado inmortalizada y ha sido replicada en la obra de múltiples artistas durante el devenir de los siglos XX y XXI, Diego Rivera quien tomó prestado el personaje a manera de homenaje en su obra Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (1947) lo apoda “La Catrina” por hacer referencia a su elegancia afrancesada.

Ahora La Catrina, personaje caricaturesco de mofa hacia los garbanceros, ha trascendido toda frontera y es un ícono de las tradiciones mexicanas, sobre todo aquellas que se relacionan al día de muertos, aunque en un inicio no se haya pensado así, pero igual la conexión es lógica para todos, calavera-muerte-día de los difuntos… a celebrar.

Hay algo particular que se destaca en ella, y eso es su elegancia (como ya se mencionó, afrancesada), tanto que dentro de las fronteras que ha pasado se encuentra la moda: Lena Hoschek diseñadora austriaca en Mercedes Benz Fashion Week (Primavera-verano Berlín 2013), presentó su colección llamada Fiesta Mexicana en donde las modelos portaron la típica caracterización de Catrina para rendir tributo al folklore mexicano.







Agrego la página del colectivo LUPI SPUMA  por Judith Recher, Alexander Kerelly, Karin Lernbeiss, Victoria Kager, Michael Zhnschirm, quienes realizaron el shooting para la colección Fiesta Mexicana por Lena Hoschek donde se puede apreciar el cuidado que tuvieron en el arte y estilismo, destacando paisajes y simbolismos mexicanos para hacer resaltar las prendas.


Así como Hoschek, existen muchos extranjeros que se ven fascinados por nuestra particular manera de coexistir con la muerte, encuentran en ella, visibles razones estéticas y a pesar de que en la mayoría de los casos se le una a otras tradiciones, símbolos e imaginería, no pueden y no podemos dejar de ver a La Catrina como la más guapa y elegante de las muertes. Es el caso de la diseñadora madrileña Maya Hansen quien en el mismo año que la diseñadora austriaca y en el mismo evento pero con sede en Madrid, presentó su colección Apocalipsis Maya  inspirada tanto en La Catrina, diablitos, vírgenes,  como en Frida Kahlo.








Por su parte, el fotógrafo californiano amante del retrato y lo fantástico, Nick Chao, muestra su perspectiva de La Catrina, desde una manera más etérea y profunda, dejando al espectador hundirse en las miradas de sus diáfanas figuras.






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Evidentemente, hace falta hacer un recuento mucho más minucioso de todo aquellos fotógrafos y diseñadores que han tomado como referencia  a La Catrina, pero bueno, esta nota finalmente a lo que quería llegar es a que ya sea para representarnos, simbolizarnos, rendir culto, etc., la imagen que alguna vez José Guadalupe Posada creó a manera de mofa hacia quienes se enfrentaban a ser mexicanos (o mestizos),  se ha convertido en parte esencial de nuestra identidad, amamos las calaveras, las huesudas, las calacas, las catrinas y hemos logrado que más allá de nuestra frontera las amen también.




Casandra E.G. Alvarado
PlasmArte Ideas, noviembre, 2015

FB: PlasmArte Ideas
Twitter: @plasmarteideas



*COCTEL DE LETRAS está a cargo de Inés M. Michel 

[Egresada del Instituto de Ciencias, generación 100, (100cias100pre). 
Las letras le han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones. 
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror. 
Casiopea es su guía y confidente.]

Contacto: inesm.michel@gmail.com











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