[Colaboración de Casandra E.G. Alvarado]
En México amamos las calaveras. Hace muchos
años, mi hermano y yo esperábamos ansiosos el 2 de noviembre, mis papás nos
llevaban al parque Morelos para caminar, ver las artesanías, comprar juguetes
de madera o cartón y concluíamos el paseo con un rica calaverita de azúcar que
en la frente portaba nuestro apodo. Durante todos esos años me parecía bastante
tétrico observar una “calaquita” con mi sobrenombre, por ello, lo primero era que, lo rascaba con las uñas y dientes hasta no dejar rastro de él.
Cuando cursaba la secundaria una profesora
nos explicó el sentido de la calaverita de azúcar, mientras construíamos un
altar de muertos nos platicaba como los pueblos de Mesoámerica postraban en sus
altares cráneos reales para simbolizar el fin de un ciclo (la vida terrenal),
posteriormente tras la conquista la tradición tuvo que adaptarse y ahora usamos
de manera alegórica calaveras dulces para celebrar el día de los difuntos. Mi
única conclusión, muy ingenua evidentemente, fue, en México amamos a las
calaveras y claro seguía rascando mi nombre de ellas.
En México amamos a las calaveras… No existe
un solo país que celebre a sus muertos como lo hacemos nosotros, pese al dolor
que se inyecta en cada uno de nosotros tras el adiós a un ser querido y
cercano, año a año el 2 de noviembre preparamos nuestros altares con papel
picado, flores de cempaxochitl, velas, cenizas, antojitos, tequila, tabaco,
etc., a la espera de que nuestros difuntos regresen a degustar todo aquello que
apreciaban en vida.
En mi paso por Aguascalientes en 2009, acompañada de una de mis mejores amigas, nos dimos a la tarea de hacer algo
mucho más divertido que solo estar en coloquios de lingüística, así que
visitamos el Museo Nacional de la Muerte, ahí dimos un recorrido desde la época
precolombina hasta la actualidad, efectivamente las calacas, las huesudas, las calaveras, no significan lo mismo para nosotros, su simbolismo transita desde
lo religioso hasta lo carnavalesco, ensalza la vida, crítica a los vivos y nos
vuelve eternos. Ahí fue donde observé algunas litografías de José Guadalupe
Posada… La calavera garbancera burla
a quienes negaban sus orígenes y se hacían pasar por tener sangre extranjera al
dejar de vender maíz para vender garbanzos.
Esta famosa imagen de Posada ha quedado
inmortalizada y ha sido replicada en la obra de múltiples artistas durante el
devenir de los siglos XX y XXI, Diego Rivera quien tomó prestado el personaje a
manera de homenaje en su obra Sueño de
una tarde dominical en la Alameda Central (1947) lo apoda “La Catrina” por
hacer referencia a su elegancia afrancesada.
Ahora La Catrina, personaje caricaturesco de
mofa hacia los garbanceros, ha trascendido toda frontera y es un ícono de las
tradiciones mexicanas, sobre todo aquellas que se relacionan al día de muertos,
aunque en un inicio no se haya pensado así, pero igual la conexión es lógica
para todos, calavera-muerte-día de los difuntos… a celebrar.
Hay algo particular que se destaca en ella, y
eso es su elegancia (como ya se mencionó, afrancesada), tanto que dentro de las
fronteras que ha pasado se encuentra la moda: Lena Hoschek diseñadora austriaca
en Mercedes Benz Fashion Week (Primavera-verano Berlín 2013), presentó su
colección llamada Fiesta Mexicana en donde las modelos portaron la típica
caracterización de Catrina para rendir tributo al folklore mexicano.
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Agrego la página del colectivo LUPI
SPUMA por Judith Recher, Alexander
Kerelly, Karin Lernbeiss, Victoria Kager, Michael Zhnschirm, quienes realizaron
el shooting para la colección Fiesta
Mexicana por Lena Hoschek donde se puede apreciar el cuidado que tuvieron en el
arte y estilismo, destacando paisajes y simbolismos mexicanos para hacer
resaltar las prendas.
Así como Hoschek, existen muchos extranjeros
que se ven fascinados por nuestra particular manera de coexistir con la muerte,
encuentran en ella, visibles razones estéticas y a pesar de que en la mayoría de
los casos se le una a otras tradiciones, símbolos e imaginería, no pueden y no podemos dejar de ver a La Catrina como la más guapa y elegante de las
muertes. Es el caso de la diseñadora madrileña Maya Hansen quien en el mismo
año que la diseñadora austriaca y en el mismo evento pero con sede en Madrid, presentó su colección Apocalipsis Maya
inspirada tanto en La Catrina, diablitos, vírgenes, como en Frida Kahlo.
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Por su parte, el fotógrafo californiano amante
del retrato y lo fantástico, Nick Chao, muestra su perspectiva de La Catrina, desde una manera más etérea y profunda, dejando al espectador hundirse en las
miradas de sus diáfanas figuras.
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Evidentemente, hace falta hacer un recuento
mucho más minucioso de todo aquellos fotógrafos y diseñadores que han tomado
como referencia a La Catrina, pero bueno, esta nota finalmente a lo que quería llegar es a que ya sea para
representarnos, simbolizarnos, rendir culto, etc., la imagen que alguna vez
José Guadalupe Posada creó a manera de mofa hacia quienes se enfrentaban a ser
mexicanos (o mestizos), se ha convertido
en parte esencial de nuestra identidad, amamos las calaveras, las huesudas, las
calacas, las catrinas y hemos logrado que más allá de nuestra frontera las amen
también.
Casandra E.G. Alvarado
PlasmArte Ideas, noviembre, 2015
PlasmArte Ideas, noviembre, 2015
*COCTEL DE LETRAS está a cargo de Inés M. Michel
[Egresada del Instituto de Ciencias, generación 100, (100cias100pre).
Las letras le han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones.
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror.
Casiopea es su guía y confidente.]
Contacto: inesm.michel@gmail.com
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