lunes, 9 de noviembre de 2015

ARTE CON CUCHARA | La Navaja Automática - Francisco Chavez Lizardi

[Sección a cargo de Talita Quiñones*]
















¿Deberíamos ser tan duros con quien se distrae en un concierto?

Para mí, el acto de asistir a un concierto o festival implica siempre comer poco, beber menos e ingerir ninguna droga. Para mí, el ritual de presenciar un acto musical en vivo implica el dejar limpios mis sentidos para solo concentrarme en ese limitado momento, en el que se invirtió, además de dinero, muchas horas de espera para presenciarlo, incluso  días, por haber sido preciso el tener que desplazarse –días a veces– de una ciudad a otra solo por una o dos horas de música.

Pero he visto muchas veces a mi alrededor personas que han hecho sacrificios semejantes al mío para terminar perdiéndose al artista que vinieron a ver por haberse pasado horas bebiendo previas al show, y terminar en calidad de bulto, o que inmediatamente deben de encender el cigarro de mariguana o ingerir alguna otra droga al escuchar los primeros acordes de la presentación, o decidir que importa más saciar el hambre que poner atención.

Ya no hablemos del otro que se distrae en el smartphone actualizando sus redes sociales,  desde su perspectiva compartiendo el  momento, inmortalizándolo en un post, pero al mismo tiempo perdiéndoselo por hacer caso a una pantallita en vez de voltear directamente al escenario.

No quiero caer en el lugar común de criticar a quien vive la experiencia de esta manera, siempre y cuando no interfieran con  mi propia experiencia.  Se critica mucho que si se va a presenciar a un solista o grupo musical se caiga en terminar poniendo atención a otras cosas que no se relacionan directamente a la presentación de dicho artista, que eso banaliza la idea del concierto y que finalmente es una falta de respeto para el músico en sí, pero lo que me gustaría cuestionar es si realmente pierde valor la asistencia a un concierto por no clavar la mirada y centrar la escucha en lo que sucede en el escenario. Finalmente el hecho social de estar reunido en un sitio, con otra gente que de alguna manera u otra disfruta de el estar en ese espacio debe tener algún valor, al ser la música el catalizador muchas veces de esta coexistencia casi armoniosa.

Señalo el “casi” por amargados como yo que consideran un pecado, uno mortal, el no prestar la totalidad de la atención a un concierto, o alterar la conciencia en el mismo. 

Finalmente, yo veo que la gente sale de estos eventos contenta, platicando después la anécdota de haber estado ahí. Muchas veces la finalidad de asistir a un concierto es generar experiencias que marquen la vida de las personas. Si las marcan así, y salen con una sonrisa de oreja a oreja, quien soy yo para juzgarles, aunque se merezcan ese juicio desde mis ojos.






P.D. Como este juicio personal no da mucho para agregar algo de música directamente relacionada al tema, aprovecho la ocasión para compartir un playlist que armé para Halloween, ojalá  y sea del agrado de quien tenga la paciencia de oírlo:





Francisco Chavez Lizardi 
PlasmArte Ideas, noviembre, 2015

FB: PlasmArte Ideas

Twitter: @plasmarteideas





*ARTE CON CUCHARA está a cargo de Talita Quiñones

[Estudiante de Historia del arte, 
de nacimiento dramática y soñadora empedernida, 
aún en tiempos difíciles.  
Fiel a mis convicciones, mi mayor apuesta es al arte 
como motor de transformación social.]


Contacto: arteconcuchara@gmail.com




No hay comentarios.:

Publicar un comentario