sábado, 3 de octubre de 2015

CONTRAPUNTO | Los aerolitos mentales de Antonin Artaud







Entro de espalda, abro la máquina, el soplo del día, el hambre de caer de los demonios cuando sólo trepan, cuando solos vienen llenos de la vida, llenos de la muerte. Había cuerdas que no se tocaban pero sonaban. El ansia pesa, devora el labio húmedo dentro de la carne. La calma del trance intoxica la voz. Un ser moribundo camina por la piel, por la calle verde, por la luz del hilo que tiembla dentro, que invade lo gris con un pudor seco e infeccioso que ríe y canta a los horizontes de las ciudades perdidas de andar. El sol ilumina los dientes de ayer, las manos de hoy,  lo extraño y blanco de la memoria que no envejece sino que alivia, sino que cuenta las horas que vagan, que alistan jaulas, segunderos de piel, de piel rocosa, de piel envuelta. Son las ciudades de un laberinto que descansa, las que gozan los mares nocturnos llenos de escombro, ya salados de asfalto, ya ausentes. La música entra, el día es soplo, la palabra revuelve la voz y toca los ojos, la distancia. 



Ingrid Valencia
Twitter: @ingridvvalencia
PlasmArte Ideas, octubre, 2015



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