Desde ya varios años la industria cinematográfica está recurriendo a numerosos argumentos que en un pasado triunfaron y dejaron numerosas regalías económicas a la industria.
Muchas de estas historias se han convertido en filmes de culto con el pasar de los años que en ocasiones no es necesario rehacer, sino simplemente explorar (quizá), argumentos distintos a lo ya formulado.
El fenómeno del remake y del reebot ha sido la fórmula que las grandes productoras de cine y de las series televisivas han estado explotando con el fin de que nuevas generaciones de espectadores conozcan estas historias o porque en ocasiones requieren ciertas actualizaciones en sus argumentos.
¿Qué son los remakes y los reebots?
¿Cuáles son sus diferencias?
¿Es necesario utilizar este artificio para que la industria cinematográfica funcione?
¿Por qué hoy más que nunca se utilizan estas fórmulas?
No te pierdas esta noche nuestro programa donde exploraremos ese gran universo de los remakes y de los reebots. Platicaremos cuáles son nuestros favoritos, cuáles esperamos con ansias y cuáles nunca debieron haber existido.
El
primero de septiembre de 1939, La Wehrmacht (ejército alemán), cruza la frontera Este de su país y comienza la invasión de
Polonia, dos días después los gobiernos de Gran Bretaña y Francia
declaran la guerra a la Alemania de Adolf Hitler, dando comienzo a
la guerra en Europa y a una conflagración sin paralelo en la
historia de la humanidad.
En 1941, dos hechos cambian los
acontecimientos de la guerra, hasta ese momento las fuerzas del Eje
(Alemania, Italia y Japón principalmente), cosechan victoria tras
victoria; en el pináculo de su poder, Hitler decide que su nuevo
objetivo a atacar, es su aliado, La Unión Soviética. El 22 de junio
lanza a 4 millones de soldados en la Operación Barbarroja
para destruir definitivamente al Ejército Rojo y poner de rodillas a
Josep Stalin; mientras en el Pacifico, el 7 de diciembre, la Armada
Imperial Japonesa ataca por sorpresa la base naval de Pearl Harbor en
Hawái y con estos eventos, la guerra, que se concentraba en su
mayoría en los frentes europeos, se convierte en una guerra mundial.
Los Estados Unidos se ponen a la cabeza del esfuerzo bélico aliado y
con un logro sin precedentes, moviliza todo su poder económico,
político, humano, científico e industrial al esfuerzo de la guerra.
En este contexto, hasta el cine se puso en pie de guerra; muchas
películas y estrellas de Hollywood se sumaron a la campaña de
recaudación de fondos, las películas y series
animadas comenzaron a hacer uso de los escenarios bélicos para
contar historias heroicas sobre los buenos (los aliados), y los
terrible enemigos (las fuerzas del eje), Walt Disney, el famoso
productor y director de animación estadounidensen pone todos sus recursos creativos para sumar una bomba más al arsenal americano.
Mucho se ha dicho, y ya también mucho se ha desmentido sobre la
nazifilia y antisemitismo de Disney, cosas que ya documentales e
investigaciones serias han desmentido de manera razonable (véase American Experience: Walt Disney, donde sus
directores desmienten estas leyendas), en fin, ese tema es
para otra entrada, lo que sí es verdadero y comprobable es que la
compañía de Walt Disney, junto con otras más (Warner Brothers
y Fleischer Studios), produjo varios trabajos audiovisuales
que hacían una crítica muy fuerte a los enemigos de Estados
Unidos y promovían el esfuerzo de los países aliados para apoyar la
guerra; recordemos por ejemplo películas animadas de Disney: Saludos
amigos (1942) ,y Los Tres Caballeros (1944), largometrajes
que estaban dirigidos al público de México y de América del Sur;
otras compañías enlistaron a varios de sus personajes animados más
reconocidos como: Popeye, Betty Boop o el mismo
Supermanque tuvieron la oportunidad de pelear contra alemanes
y japoneses; Disney hizo lo suyo, trabajos como: Der
Fuehrer's Face (1942), en español El rostro del
Fuhrer, es un cortometraje de animación que tiene como
protagonista al Pato Donald, el cual vive en la Alemania Nazi
(llamada en el corto: Nutzi land que se pronuncia como Nazi
land pero se traduce como “tierra de los locos”), donde es
constantemente adoctrinado en la ideología fascista. El cortometraje
es una burla a Hitler, al emperador Hirohito y a Mussolini, los tres
líderes de las fuerzas del eje. Por suerte para Donald todo lo
vivido no es más que un terrible sueño.
En el
cortometraje Donald Duck Sky Trooper (1943), el Pato Donald
es una recluta de las fuerzas aéreas no muy hábil para los saltos
en paracaídas.
Pueden verlo aquí:
Donald
Duck - The Spirit Of 43, es otro cortometraje animado que le
explica a la audiencia que no pagar impuestos es un grave
atentado en contra de la posibilidad de ganar la guerra.
Pueden verlo aquí:
Cabe
hacer notar que la mayoría de estos cortos no tenían como
protagonista a la “estrella principal" de Disney, Mickey
Mouse.
También
los estudios Disney produjeron el corto: The Thrifty Pig
(1941), versión bélica del famoso cuento de los tres cerditos,
donde el malvado lobo es un agente nazi, (¿porque
lo notamos? Fácil, carga todo el tiempo en su brazo derecho una cruz
esvástica).
Pueden verlo aquí:
Por
último, podemos mencionar uno de los más famosos trabajos sobre
este tema: Education for Death: The Making of the Nazi (1943),
extraordinario trabajo de animación propagandística que nos da una
visión (la de Walt Disney y Los Estados Unidos), de la sociedad
alemana de esos años. El guion está basado en el libro homónimo
del autor Gregor Ziemer, educador estadounidense que vivió en
Alemania entre 1928-1939. Narra su experiencia vivida en
aquellos años.
Pueden verlo aquí:
Un
corto sumamente raro, fue el realizado para el gobierno canadiense
llamado: All Together (Todos juntos, 1941),donde
aparecen varias de las estrellas de Disney, que marchan frente al
parlamento de Canadá con música de desfile y sin pronunciar
palabras; el corto se realizó con reciclados de animaciones de otras
películas; aparecen en el desfile y cargando anuncios de propaganda
bélica Pinocho, Geppetto y el gato Figaro,
tambiénDonaldy sus sobrinos; el perro Pluto, Mickey
y su banda musical, Goofy y los siete enanitos de Blancanieves. El
corto solo dura tres minutos y promueve la compra de bonos de guerra.
Durante
el periodo que duró la guerra, los estudios Disney produjeron cerca
de 400,000 pies de material fílmico educativo y propagandístico, equivalente a unas 65 horas de material audiovisual.
Recordemos que, a
final de cuentas, todos estos trabajos estaban destinados a crear un
ambiente favorable y justificable para la continuación de una guerra
que costaba recursos y esfuerzos sin precedentes; ahora al ver
estas animaciones nos resultan un poco chuscas, sin embargo, nos
recuerdan que todos, sin excepción, participamos en la guerra, sean
guerras pasadas o futuras.
Leer ficción no solo es un deleite para nuestros sentidos, sumergiéndonos en historias asombrosas y mundos desconocidos, también, según estudios recientes, puede hacernos personas más empáticas y más capaces de interactuar con nuestro entorno, así como reconocer las emociones de quienes nos rodean.
Aunado a esto, están las reacciones cerebrales que nuestro cerebro experimenta cuando leemos y somos testigos de las aventuras y desventuras de los personajes que encontramos en cada historia. "Al leer se crean fotografías mentales con cada palabra o frase que tiene significación para nosotros y lo que todavía es más fascinante es que ha llegado a demostrarse que en la lectura intervienen todos los sentidos; activándose las correspondientes regiones cerebrales con palabras específicas que despiertan ese sentido. Por ejemplo, ante palabras como “cloaca” o “perfume”, según las estás leyendo en este preciso momento, las áreas de tu cerebro relacionadas con el olfato habrán entrado en actividad." Según nos explican en el artículo ¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando leemos? nuestro cerebro no "distingue" entre ficción y realidad, lo que nos hace capaces de vivenciar aquello que está narrando la lectura.
A propósito de este tema charlaremos con nuestro invitado, el filósofo Enrique Cordero Briones, quien estará presentando con nosotros la revista de filosofía y literatura Altazores, cuyo primer número salió hace algunos meses, y donde publicó un en ensayo titulado La paradoja de la cura ficcional.
Poco después de la anterior edición de esta columna, se anunció finalmente el cartel 2016 del Festival Coordenada. El anuncio para algunas personas resultó algo decepcionante, al estar como estelares los Fabulosos Cadillacs, agrupación argentina con gran apego en el público tapatío, pero que algunos creen y en parte es una opinión que suscribo, no llena las expectativas que había generado el festival al incluir el año pasado a Blur como su acto estelar.
Otra vez se ha elegido un cartel cómodo y que apuesta a la segura, aunque incluya entre sus actos secundarios a agrupaciones que sí representarían una apuesta a ampliar públicos y tomar un poco de riesgo como son la inclusión de Pond y Toots and the Mythals, pero que aún así dejan a los inversores en una situación de confort al saber que tendrán una entrada segura.
Realmente, ¿cómo romper esa dinámica de no traer más agrupaciones interesantes a la ciudad? ¿A quién le corresponde el cambio? ¿Es al público o a promotores y empresarios?
Es una problemática que resulta circular, y que no tiene miras de romperse pronto. Pero quizás algún día pueda darse que haya un público más plural y empresarios que decidan traer otras muchas más agrupaciones que bien valdría presenciar en vivo, sin importar su género.
Francisco Chavez Lizardi @Nh_Admirari PlasmArte Ideas, julio, 2016
Hace un par de semanas, específicamente el 27 de junio de este año, murió el actor italiano Carlo Pedersoli. Probablemente ese nombre no les diga mucho, pero quizá les parezca familiar su nombre artístico, con el que fue mundialmente conocido, Bud Spencer.
Nacido en Nápoles, Italia en 1929, este actor, guionista, productor cinematográfico y hasta cantante italiano, fue uno de los actores más reconocidos durante las décadas de los 70 y 80. Entre sus múltiples curiosidades, podemos decir que, además de dedicarse al cine y a muchos oficios antes de ser actor, también fue un extraordinario deportista, que representó a su país en la disciplina de natación en tres juegos olímpicos, Helsinki 1952, Melbourne 1956 y en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960; durante este tiempo inició su carrera en la actuación con su primer papel en 1950 en la superproducción estadounidense Quo vadis?, película del género histórico basada en la novela de Henryk Sienkiewicz, donde aparece actuando como soldado romano, papel que no tuvo crédito en pantalla.
Carlo Pedersoli nunca fue un gran actor, de hecho, él no se consideraba a sí mismo como actor, como otros personajes en el cine, su simple presencia (tenía casi dos metros de altura y pesaba más de 100 kilos), llenaba la pantalla por completo, y podríamos resumir su trabajo histriónico diciendo que daba golpes y puñetazos a diestra y siniestra.
Por supuesto, hablar de Bud Spencer sin mencionar a su compañero cinematográfico Mario Girotti, mejor conocido como Terence Hill, es una falta que aquí no cometeremos; juntos fueron una de las parejas cómicas y de acción más memorables y recordadas del cine, ambos actores cruzaron sus carreras en 1968 con la película Dio perdona... Io no! (Tú perdonas... yo no), spaghetti western que dio inicio a una fructífera colaboración entre ambos que les dio fama y reconocimiento mundial.
Juntos protagonizaron alrededor de 18 películas, varias de ellas ambientadas en el viejo oeste como las continuaciones de Tú perdonas... yo no, I quattro dell'ave Maria (Los cuatro truhanes, 1968) y La Collina degli stivali (La colina de las botas, 1969) , clasificadas como la trilogía de Cat Stevens (Hill) y Hutch Bessy (Spencer), personajes de estas películas; además del ciclo Trinidad, con Lo chiamavano Trinità (Le llamaban Trinidad, 1970), y Continuavano a chiamarlo Trinità (Le seguían llamando Trinidad, 1972). Tampoco olvidamos los éxitos ochenteros cómicos como: Nati con la camicia (Dos locos con suerte, 1983), Non c'è due senza quattro (Dos puños contra Río, 1984), o Miami Supercops (Dos superpolicías en Miami, 1985).
Su última película juntos fue en 1994, Botte di Natale (Y en Nochebuena... ¡Se armó el Belén!), western cuya dirección corrió a cargo del mismo Terence Hill, que si bien, no es de las mejores, aún conserva el toque cómico e ingenuo de las producciones de sus mejores años.
En solitario, Bud Spencer también tuvo una gran carrera, películas como Banana Joe (1981) u Occhio alla penna (Dos granujas en el oeste, 1981), son dignas de mención. En 2002, con la película Cantando detrás del parabrisas, se retira del trabajo actoral pero no de la vida pública.
En 2010, junto con su inseparable compañero, Terence Hill, recibió el premio David di Donatello (David de Donatello), otorgado por la Academia del Cine Italiano, a su trayectoria y trabajo.
Descanse en paz, Carlo Pedersoli, “el gordo” como le llamaba amistosamente Terence Hill en los doblajes latinoamericanos de sus películas. También te puede interesar: Los profes en el cine mexicano