Colaboración de Natalia Ulloa
“La vida no se ve ni se interpreta;
ciega asiste a tener lo que veía.
No es, ya pasada, suyo lo que cría
y ya no goza más lo que sujeta.”
ciega asiste a tener lo que veía.
No es, ya pasada, suyo lo que cría
y ya no goza más lo que sujeta.”
Jorge Cuesta.
Tocar, leer, respirar, parar. Otra vez: tocar,
leer, respirar, parar. Descanso (porque luego el músico se desgasta de más).
Vuelve a tocar, leer (ya le duele el hombro, el cuello, la mano), parar. A
pesar de los dolores vuelve a tocar, leer, respirar y parar. Ya son cinco horas de
estudio. El músico está deshecho, pero su técnica logró perfeccionar. ¿Y el
cuerpo?
En Guadalajara, (no dudo que en otras partes
de la república también) el estudio, “perfeccionamiento” y conciencia de la
música se desarrolla en el tiempo, la memoria y la lectura entrenada. Ante cada
recital, los músicos se enfrentan continuamente a la barbarie de estar frente
al público: “controlar los nervios” le dicen. “Colocar sobre la mesa el
verdadero progreso que se tuvo con
conciencia”.
Cada recital es un desfile interminable de
pechos retraídos, piernas temblorosas, dolor de espalda “por el estrés” y
respiración entrecortada (para los flautistas).
También te puede interesar
El “esto” en la música
También te puede interesar
El “esto” en la música
Tomada de: veu.ua.es |
Al término del momento, todos van a sus casas
con dolores que, quizás, desaparezcan al día siguiente. Pero, ¿cómo proyectar
escénicamente, si ni siquiera sé a qué atiende el cuerpo?
Nuestra conciencia corporal en la música es
deficiente. Lo más consistente en la conciencia corporal es el área inmediata
para tocar: las manos, los dedos, el brazo, el “diafragma” (que constantemente,
dicen, tenemos que apretar).
La falta de inducción a trabajar el cuerpo (en
su generalidad) para la interpretación musical se ha desarrollado apenas en
unos cuantos cursos de “proyección escénica”, cursos que en su mayoría toman
los músicos para salir del suplicio de estar frente a un público desconocido,
sin aparentar los mortíferos nervios consecutivos. El músico cree que sus
dolores corporales se deben muchas veces a su postura cotidiana, al estrés, a
la carga laboral. No lo niego.
Sin embargo, todos estos factores se
desarrollan por la memoria que tiene el cuerpo con nuestro estudio musical. ¿Acaso el cuerpo se desliga del intérprete cuando desemboca su concepción
musical? No, al contrario, ayuda o retiene (como otro instrumento) la capacidad
de comunicar musicalmente la obra.
También te puede interesar
¿A qué le tiras cuando tocas, mexicano?
También te puede interesar
¿A qué le tiras cuando tocas, mexicano?
Tomada de:docenotas.com |
La memoria del cuerpo es inmediata y duradera,
por ende, es más complicada de cambiar (más si no tenemos la idea del cuerpo
como parte de nuestro instrumento musical). En la cotidianeidad recordamos
alguna caricia o tacto importante y creemos re-vivirla corporalmente, como si
la persona que lo provocó estuviese de nuevo en el instante. En música, más
allá de la digitación y memoria de esa parte muscular, tocamos y generamos
movimientos, posturas y tensiones de forma inconsciente. El cuerpo las retiene
y las reproduce constantemente en la vida cotidiana, la musical, etc. Cuando
sentimos dolor es porque dicha postura no es tan conveniente para el desarrollo
musical, pero al no saber a qué atiende, intentamos cambiarlo radicalmente sin
detenernos a pensar. Esto provoca solamente que el cuerpo se tense más, pues un
movimiento memorizado no se cambia con un movimiento rápido, lo que provoca que
en los momentos posteriores que experimentemos de nuevo el dolor, repitamos la
operación del movimiento rápido de cambio. A la larga, esta “solución”
desembocará en una posible contractura que tendrá que ser atendida por algún
especialista. Así, la vida se nos pasa entre el desgaste, la contractura y el
pago a un otro para sanar un “no se qué” de mi cuerpo.
Cambiar una postura del cuerpo es igual de
importante que corregir una “maña” en la interpretación musical. Los maestros,
en su mayoría, sólo atienden al cuerpo con la forma de sentarse o pararse en el
escenario. Repetir una postura no me hace consciente de ella. Cada cuerpo es
distinto, ¿cómo saber que ese movimiento enseñado me beneficia?
¿Cómo hacer entonces para tener conciencia del
cuerpo y que este me sea una herramienta favorable
para el desempeño musical?
El método Feldenkrais trata la conciencia
corporal y los patrones que cotidianamente asumimos para poder corregirlos
gradualmente. Corregirlos desde el cuerpo ayuda considerablemente a la
interpretación, resistencia, capacidad pulmonar y muscular en pro de la obra
musical (y de uno mismo).
Organiza el movimiento y la proyección de
energía necesaria para tocar, pues muchas veces nos cansamos al tocar y generalmente se debe a un
esfuerzo innecesario por realizar algún movimiento para tocar.
También te puede interesar
Hablar de música
También te puede interesar
Hablar de música
Ejercicios del método Feldenkrais (Tomada de: epoca1.valenciaplaza.com). |
Tocar un instrumento exige una tarea muy
compleja del sistema nervioso y muscular. El método Feldenkrais propone un
acceso sistemático, global, de manera suave y conduciendo el desarrollo del
sistema sensorimotor, elemento importante para una relajada interpretación. Permite al músico sentir cómo se mueve y le
da las herramientas para tocar de manera fluida, cómoda y armoniosa.
En lo personal, recomiendo acercarse a esta
práctica, pues lo que se hace en una disciplina (como el movimiento corporal) se
lleva consigo en la visa cotidiana. Si aprendemos a movernos con el cuerpo para
tocar, lo haremos también para dejar de lado las lesiones corporales, posturas
y tensiones cotidianas.
Habrá que conocer el cuerpo para que el
instrumento tenga más posibilidades de hacerse escuchar.
Natalia Ulloa.
nataliaulloa15@gmail.com
PlasmArte Ideas, septiembre, 2018.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario