martes, 26 de septiembre de 2017

COCTEL DE LETRAS | Herstorian: ¿Lo personal es político?

[Sección coordinada por Inés M. Michel*]








[Colaboración de Hilda Monraz]




Algunas generalidades para recordar a Kate Millet




El día 6 de septiembre de 2017 murió Kate Millet. Yo iba en el camión cuando leí la noticia. Fue muy triste saberlo. Mis ojos se llenaron de lágrimas y no pude contenerlas. Una de las mujeres que más me había enseñado sobre feminismo ya no existía en este mundo. Nunca la vi en persona y me hubiese encantado entrevistarla, pero así es la vida. Lamento su muerte no sólo por haber sido prolífica en términos académicos y artísticos, sino también por su maravillosa elocuencia y rebeldía inspiradora. Las mujeres que se atreven a desafiar los cánones establecidos sobre el comportamiento femenino y las consecuentes opresiones, suelen ser estrellas que iluminan el sendero de las demás. Creo sinceramente que Millet brilló para muchas más mujeres, en distintas latitudes. Estoy segura de que lo seguirá haciendo, aún después de su muerte.

La primera vez que leí sobre Kate Millet lo hice con la intención de aprender sobre arte feminista. Mi acercamiento en primer lugar hacia ella fue académico, y pensé que tendría ciertos límites. No sabía lo mucho que iba a cambiar mi opinión, mi perspectiva, mi forma de ver al feminismo. Y sobre todo, mi vida. Durante algún tiempo se le atribuyó la frase “lo personal es político”: un lema paradigmático de la llamada “segunda ola” del feminismo, encabezada por mujeres estadounidenses, como ella. Lo cierto es que esa expresión se usó como consigna política desde antes que Millet la publicara en su libro Sexual Politics en 1970, producto de su tesis defendida en 1969. En dicha obra, Millet cuestionó el sistema social en el que veía la opresión de las mujeres. A esto lo llamó patriarcado y dijo que se apoyaba en dos principios fundamentales: que el macho ha de dominar a la hembra y también al macho más joven. Asimismo, afirmó que el patriarcado es una institución muy arraigada en las sociedades, pero también reconoció que hay variaciones sociales dependiendo del contexto histórico y geográfico. Es decir, su postura fue abierta y controvertida, en términos de las interrogantes constantes y enriquecedoras.


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Kate Millet. Tomada de: am.com.mx


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La frase “lo personal es político” se siguió utilizando después de la revolución sexual de los años sesenta y setenta del siglo pasado, incluso hasta nuestros días. Era un eslogan que se podía leer en distintos carteles de marchas de los movimientos de mujeres en Estados Unidos, después en México y en otros países de América Latina, además de Europa. A partir de esas reflexiones personales muchos grupos de mujeres se articularon para hacer críticas a los sistemas económicos, sociales, culturales e históricos que las oprimían de diversas maneras. Hoy sigue sirviendo para repensar el entorno social y para analizar las distintas implicaciones culturales del género y el sexo. La muerte de Millet sólo afianza este lema como uno de los legendarios en distintos movimientos feministas. No fue ella la autora, pero sí una de las lo representó en su propio cuerpo y en su propio actuar.  

Una vez escuché a Kate Millet en una entrevista videograbada. En ella, decía que creía que ella había sido feminista toda la vida. Se dio cuenta y pensó que era espléndido, porque entonces había tenido ese pensamiento feminista siempre. ¿A cuántas les –nos- pasó así? Por lo pronto, acepto que algo similar pasó en mi persona. Hasta que conocí la historia de mujeres, en la facultad, y después ahondé en el estudio de la historia con perspectiva de género, me di cuenta que yo era feminista. Que siempre lo había sido, a mi manera y con altibajos. Como muchas y como en todos los movimientos sociales e ideologías históricas, posicionamientos filosóficos y demás. Una de las grandes enseñanzas que me dejó Millet a través de su vida y obras es que cada quien vive su feminismo dependiendo de su contexto, sus necesidades y sus intenciones. Incluso de sus pasiones. Ella no sólo fue escritora y activista dentro de lo que llaman feminismo radical de los setenta del siglo XX. También fue artista y conjugó sus consignas con la performatividad de sus obras artísticas. Vivió en distintos lugares, como Japón, donde dio clases de inglés y trabajó en algunas esculturas que posteriormente expuso en Estados Unidos en la década de 1970. Kate Millet encarnó el posicionamiento de las artistas feministas de la segunda ola: utilizar el pincel, la brocha, la talla, las estatuas, las creaciones artísticas como lienzo para criticar al sistema patriarcal y como una forma de visibilizar la opresión de las mujeres en el mismo. Porque no sólo era el recuento de los daños a partir del arte, sino también reconocer que a las mujeres artistas se les había invisibilizado sistemáticamente de la historia.


Para el día de hoy, con esta ola de feminicidios que nos azota de manera atroz, me permito repensar a Kate Millet como crítica del patriarcado, del amor romántico y de la sumisión femenina. Sus análisis exhaustivos, pero también sus incidencias políticas y su vida en general compaginada con el arte, posibilitan la conjunción del activismo con la academia y con la vida artística. ¿Hemos olvidado que se puede pensar-actuar y construir-deconstruir nuestro devenir feminista? ¿Edificamos límites que nos definen? ¿Nos definimos, por qué? Lo cierto es que heredamos un legado que Millet nos permitió anclar en la vida cotidiana. Lo personal no sólo fue político, sino también artístico, cultural, sexual, rebelde, radical y feminista. Lo personal trasciende muros. Como mujer feminista asumo que esa herencia debe ser retransmitida y contextualizada en cada espacio necesario. Me comprometo para llevar esa rebeldía artística a más mujeres en aras de un pensamiento más libre, más inclusivo y, sobre todo, crítico al patriarcado. Si es haciendo historia, desde esa trinchera será. 


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Hilda Monraz.

[Me asumo como feminista activista desde la academia. Respeto profundamente la diversidad en los feminismos. Nací en Guadalajara y soy de la Ciudad de México, a veces también de Tequila, Jalisco. Estudié historia, me deformé en Estudios de Género y actualmente estudio el doctorado. Me dedico a la historia de mujeres, historia de género, historia de los feminismos en México y Estados Unidos, el arte feminista y recientemente a la biografía feminista. Me interesa también la historia de la educación y el cuerpo como construcción histórica. Soy terca y muy intensa].











PlasmArte Ideas, septiembre, 2017.
Twitter: @plasmarteideas


COCTEL DE LETRAS es coordinada por Inés M. Michel. 
[*Egresada del Instituto de Ciencias, generación 100, (100cias100pre). 
Las letras me han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones. 
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror. 
Casiopea es mi guía y confidente.]

Contacto: inesm.michel@gmail.com














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