El regreso de esta H. Columna después del
receso invernal está marcado por el fallecimiento de David Bowie, que para mí y para muchos amigos y conocidos
fue un duro golpe, por todo lo que les representó durante su extensa
trayectoria.
No es mi deseo discutir los detalles de su
muerte ni directamente sobre su obra, menos la influencia que ha tenido en mí.
Lo que quiero es tratar de responder a una pregunta que muchos se han hecho con
su partida: ¿y ahora qué nos queda?
Estos meses han estado marcados por el
fallecimiento de otras grandes figuras del acontecer musical, y muchos críticos
ya dan por muerto el rock, al menos lo han desahuciado. El dominio de la música
hecha expresamente para venderse, sin importar el género, y las formas de
consumo de las generaciones actuales que
limitan a muchos artistas a permanecer
en circuitos pequeños mientras que a duras penas pueden generar el ingreso
necesario para sostenerse, hacen pensar a muchos melómanos que todo está
perdido; esta crítica especialmente la enfoco en una escena local “alternativa”
que en muchos casos se ciñe a fórmulas musicales probadas y a las tendencias
que siempre llegan con retraso a nuestro país, perpetuando estereotipos y malas
prácticas que repercuten en la consolidación de propuestas diferentes que
tengan algo que aportar al panorama musical nacional.
¿Y ahora qué nos queda? seguir el
ejemplo de Bowie y volvernos más
audaces, más curiosos, y renovarnos en nuestra visión personal para poder
aportar algo diferente al mundo y no solo una conformista réplica de lo ya
hecho. Trabajemos en los cambios que se necesitan para comenzar a proponer
música interesante y fresca.
*Mousse Media, está a cargo de Víctor D. Magallón
[Cafeinómano y fiel defensor del código de los caballeros pizza.
Gusta de realizar sesudos análisis en busca de la última temporada de
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