lunes, 20 de julio de 2015

ARTE CON CUCHARA | La vida a partir del consumo y la realidad como unproducto disponible para la sociedad en masa

[Sección a cargo de Talita Quiñones*]








El arte como creación con fines de comunicación y estética, en el devenir de la modernidad ha evolucionado su propia filosofía incursionando en el mercado y su dialéctica constante de compra y venta.

La reproductibilidad en masa supera nuestra realidad, al hecho de hacernos dudar si estamos viendo al original o a una mera copia, aun en un espacio que se jacta de poseerla y resguardarla de todo mal. Un ejemplo claro es La Gioconda en Louvre. Sabemos que la obra está ahí, resguardada con la más moderna tecnología, pero finalmente segura en bodega. Sin embargo, el poder de convocar de esta pieza, hace que miles de personas a diario, hagan filas interminables, para apreciar lo que el mundo sabe es una mera reproducción.

En un país como México, donde el salario mínimo es aproximadamente de 67.29 pesos, la copia es el pan nuestro de cada día. En un país con una economía “en vías de desarrollo”, la posesión de la copia, responde a ese poder de convocatoria que hacen las marcas a través de los distintos medios de comunicación que nos enrolan en esta vida fáctica de consumo de deseos, más que de necesidades.

La copia tanto en el arte como en el consumo de marcas, actualmente nos da la posibilidad de adquirir un símbolo que, aunque aparentemente exclusivo, la reproductibilidad en masa lo hace disponible para cualquiera. 

El arte en la época de su reproductividad técnica. La vida a partir del consumo y la realidad como un producto disponible para la sociedad en masa. 

“En un tiempo muy distinto del nuestro, y por hombres cuyo poder de acción sobre las cosas era insignificante comparado con el que nosotros poseemos, fueron instituidas nuestras Bellas Artes y fijados sus tipos y usos. Pero el acrecentamiento sorprendente de nuestros medios, la flexibilidad y la precisión que estos alcanzan, las ideas y costumbres que introducen, nos aseguran respecto de cambios próximos y profundos en la antigua industria de lo Bello. En todas las artes hay una parte física que no puede ser tratada como antaño, que no puede sustraerse a la acometividad del conocimiento y la fuerza modernos. Ni la materia, ni el espacio, ni el tiempo son desde hace veinte años, lo que han venido siendo desde siempre. Es preciso contar con que novedades tan grandes transformen toda la técnica de las artes y operen por tanto sobre la inventiva, llegando quizás hasta modificar de una manera maravillosa la noción del arte.”    
Paul Valéry, Piéces sur l’art (“la conquete de l’ubiqueté”)


En el acrecentamiento sorprendente de nuestros medios y de la producción en masa, no solo las Bellas Artes subieron al tren de la aceleración del mercado, también el ser humano se trepó a este apresurado tren denominado por el sociólogo polaco Zygmunt Bauman como Vida de consumo. En palabras Bauman, nadie puede transformarse en sujeto sin haberse hecho producto primero. (2007).

La televisión como medio para formar, informar y entretener al público, es un medio poderoso para manipular a las masas, para controlar su actitud, generar sus temores y nutrir sus inseguridades, y por qué no, sus seguridades. Para la industria más que seres humanos, somos un producto diseñado para consumir otros productos, productos que a partir de la mercadotecnia nos seducen de forma efectiva, generando en nosotros, más que una necesidad un deseo de posesión. 

Partiendo del discurso de Walter Benjamin en donde alude al arte como un objeto que a través de su reproductividad ha perdido su aura (1936), no solo es el arte quien ha sido despojado de su esencia, también el ser humano, se ha perdido a sí mismo en la reproductividad de los medios audiovisuales.

El escritor Aldous Huxley, en su novela Un mundo feliz (1932), nos plantea la vida en una época donde hasta el mismo ser humano es reproducido en masa, manipulado psíquica y genéticamente para desarrollar un rol particular en la sociedad, con el plus de la felicidad, para la cual ya se le ha programado. –Sí, todo el mundo es feliz ahora- dijo Lenina como un eco. Había oído repetir estas palabras ciento cincuenta veces cada noche durante cinco años. 

Esta realidad planteada por Huxley no suena tan distante de nuestra realidad, finalmente en esta vida somos la reproducción de lo que nos programa a través de los medios, y de la contaminación visual excesiva a cada paso que damos, no solo en carteles y espectaculares, también la que se filtra en diarios y revistas. “Toma lo bueno”, “Destapa la felicidad”, “Me encanta”, “Para todo lo demás…”

Para Picasso, el arte no ha sido hecho para decorar los departamentos. Es un instrumento de guerra defensiva y ofensiva contra el enemigo. Sin embargo, en la actual sociedad de consumo, la obra de arte se ve rebasada por la producción artística, y tal como lo dice el filósofo francés Yves Michaud: “…al escasear el arte, lo artístico se expande”.VER AQUÍ  

Un caso particular es el artista británico Demian Hirst, quien es considerado el artista vivo con la obra mejor pagada en el mundo, un artista que para algunos, ha prostituido el arte en el banal mundo de la moda. 

En 2013, Hirst colaboró con la casa de modas inglesa Alexander McQueen, en una producción de 30 únicos diseños, inspirados en su obra titulada Entomology.

 In celebration of the 10th anniversary of the skull scarf, Alexander McQueen presents an exclusive collaboration with Damien Hirst. 
The collection offers 30 unique designs exclusively available from Alexander McQueen boutiques and online at alexandermcqueen.com. The partnership seamlessly plays on the shared aesthetic vision of Hirst and McQueen, in which an interest in symmetrical design is combined with strong references to the natural world. Each artwork is adapted from Hirst’s Entomology series; butterflies, bugs, spiders and other insects have been worked into each scarf design to form kaleidoscopic geometric shapes, laid out to create the signature McQueen skull motif. VER AQUÍ
Sí bien, fue Warhol quien abrió la puerta del arte al mercado, fue Danto en Después del fin del arte, el que legitimó a través de su discurso,  que el arte había trascendido las fronteras tradicionales. La muerte del arte como se concebía hasta ese momento, dio paso a que cualquier objeto pudiese ser llamado arte, desde una caja de jabón, hasta una mascada de diseñador estampada con la obra de un artista, que se pone de manifiesto exclusiva para quienes tienen acceso a ella y que a partir de su reproducción en masa, estará al alcance para cualquiera. 

En la actualidad, el arte contemporáneo se ha sabido desenvolver en el medio a partir de una buena estrategia de mercado, la cual ha creado, más que aristas con una súper producción, el equivalente a  rockstars que a partir de un concepto bien logrado, crean productos que se venden no solo al mejor postor, sino al público en general consumidor de arte. La compra se hace de manera muy sutil, es a partir de los juicios que generamos en torno a la obra, que se nos involucra de manera involuntaria, en su bien planeada estrategia de mercado: si le gustó recomiéndenos, si no, también. Más que los juicios positivos, son los negativos los que alimentan nuestro morbo, siempre queriendo averiguar, si el emisor de dicho juicio posee algo de razón en sus palabras, o si tan solo es un crítico aferrado a los cánones clásicos. 

En el arte como en la cotidianidad de nuestras vidas, para la industria (sea cual sea), no pasamos de ser considerados meros consumidores y no solo somos víctimas en cuanto a ello. Desafortunadamente para la industria, su permanencia en el mercado, radica en el tiempo de vida de sus productos; eso en lo micro, asegura la permanencia del obrero en un puesto que necesita para seguir consumiendo lo “básico” en la vida, ya sea por mera necesidad, o por el deseo sugerido de manera indirecta por los medios de comunicación masiva. 



Talita Quiñones
PlasmArte Ideas, julio, 2015

FB: PlasmArte Ideas
Twitter: @plasmarteideas








*ARTE CON CUCHARA está a cargo de Talita Quiñones



[Estudiante de Historia del arte, 
de nacimiento dramática y soñadora empedernida, 
aún en tiempos difíciles.  
Fiel a mis convicciones, mi mayor apuesta es al arte 
como motor de transformación social.]


Contacto: arteconcuchara@gmail.com










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Referencias

Bauman, Z., Vida de consumo, Fondo de Cultura Economica. México, DF., 2012.

Benjamin, W., Discursos interrumpidos I, Taurus, Buenos Aires, 1989.

Huxley, A., Un mundo feliz, Ediciones leyenda, Estado de México, 2004.

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