miércoles, 15 de agosto de 2018

CineEnTrozos | Hay muertos que no hacen ruido: La noche que devoró al mundo


Lejos estamos ya de aquella forma tan novedosa en que presentó el gran maestro George A. Romero (1940-2017) a sus zombis en 1968 con Night Of The Living Dead. Un regalo -literal, ya que pertenece al dominio público- que ejerció una influencia tremenda en el género del terror y sobre todo en el subgénero del cine de zombis. Ni qué decir de sus respectivas secuelas, Dawn Of The Dead (1978), Day Of The Dead (1985), Land Of The Dead (2005) y Survival Of Dead (2009), en donde el subtexto de cada una de las películas es una crítica feroz a la sociedad a la que pertenecemos y en donde lo que menos importa son los zombis.




Casi de la misma manera en que se comportan los come carne de Romero (lentos, predecibles, fáciles de esquivar, pero peligrosos si se mueven en masa), este subgénero se ha popularizado en los últimos años. Quizá, para desgracia de unos y fortuna de unos pocos -en los que me incluyo-, es casi seguro encontrarte una película relacionada con el apocalipsis zombi en los festivales de cine de terror, en alguna muestra de cine internacional, en las plataformas de streaming o, si bien nos va, en las salas de cine comercial. Como niño en confitería, he tratado de disfrutar todo lo que se asemeje a la temática, solo por el placer de ver a mis monstruos favoritos en acción. Train to Busan (2016) y The Girl with All the Gifts (2016) son, quizá, algunas de las cintas de los últimos años que me atrevería a decir que aportan algo novedoso a una fórmula que a estas alturas ha sido -tal cual- mordida, masticada y deglutida en todas sus presentaciones. 

También te puede interesar

La nuit a dévoré le monde (2018), un filme dirigido por Dominique Rocher, se presenta como una cinta de terror con toda la intención de ofrecernos algo más en la trama relatada en una ciudad donde nunca antes se había narrado el apocalipsis zombi y tomando mesuradamente influencias de películas, series y cómics de este subgénero. Al igual que en la gran 28 Days Later (2002) con un Londres desierto y tomado ya por seres zombificados, veloces y llenos de rabia, la cinta de Rocher nos saca también del lugar común, mostrándonos una ciudad de París ya invadida por nuestros favoritos come carne, que en una noche -literalmente- ya se han comido al mundo. 




Notables aciertos hacen que esta cinta sea digna de verse, revisarse y hablar de ella. Al ser el primer largometraje de este director francés, tuvo que enfrentarse a varios retos de forma y fondo; el más grande, quizá, es que se enfrentaba a un mercado que en ocasiones es muy bastardeado como lo es el cine de terror, a esto, sumémosle la temática zombi, que cuenta con una gran número de fanáticos nada fáciles de complacer -me incluyo-. La barrera del idioma fue otro de los grandes retos que enfrentó Rocher, pues existen dos versiones de la cinta: una en francés y otra en inglés para la distribución (lo cual es raro contemplar en el cine, sabiendo que los personajes y la historia se desenvuelven en Francia), pero esto, a su vez, le generó más beneficios que problemas, pues al rodar dos veces las escenas pudo enriquecer algunos detalles para mejorar el filme. 

También te puede interesar





La cinta está basada en el libro homónimo de Pit Agarmen, escrito en 2012 y, como toda adaptación, se tuvo que cambiar elementos clave para que la película se ajustara y funcionará con la visión del joven director. Una de ellas, y la más importante, es que el protagonista en el libro es un escritor, mientras que en la cinta es un músico, o aspirante a músico. Este cambio no es al azar, pues una de las grandes aportaciones del filme es presentarnos a los zombis como seres silenciosos, mesurados, pero algo burdos en la búsqueda de carne fresca. El silencio es parte esencial de la película, no existen muchos diálogos y lo esencial de la trama es el monólogo interno que el personaje principal Sam (Anders Danielsen Lie) externa de vez en cuando con su único acompañante en gran parte del filme: un zombi, que ejerce como una suerte de psicoanalista. Cabe mencionar que al ser un apocalipsis sumamente sigiloso, ajeno a como nuestro imaginario colectivo lo puede concebir, las irrupciones de sonido más estridentes en la cinta ocurren cuando el protagonista trata de crear música, como si rememorara una vida que ya no existe, llena de bullicio y algarabía, propia de las grandes ciudades a las que estamos acostumbrados. 


Resultado de imagen para la nuit a dévoré le monde movie


A diferencia de otros filmes con esta temática, el protagonista disfruta de su soledad, haciendo un guiño a I am a Legend (2007), aprovecha al máximo su existencia como el último ser humano en la tierra, por lo que atrincherarse en un departamento en el centro de París, más que una necesidad, es toda una aventura, algo así como si quisieras llevar una vida independizada de tus padres, con la única responsabilidad de racionar tus provisiones. Por otra parte, la premisa de la cinta nos retrata un reciente separación con su novia, por lo que el aislamiento le es, hasta cierto punto, terapéutico y además, ¿quién no quisiera pasar la etapa de duelo en medio de un apocalipsis zombi? 


También te puede interesar


Vale la pena que le echen un vistazo a esta película antes de que la quiten de cartelera. Sean o no fanáticos de los zombis, La noche que devoró al mundo es una cinta que plantea un cuestionamiento muy humano, el miedo. Quizá para la mayoría de nosotros nos es fácil seguir una rutina y sentirnos a salvo en una burbuja creada de hábitos; arriesgarse a tomar una decisión, por muy mínima que sea, que nos lleve a vivir otro tipo de experiencias, cuesta, en ocasiones, demasiado. Para Sam: salir de su resguardo antizombis y saber si es o no el único ser humano que aún habita en el planeta, algo que le puede costar la vida y hacer que se convierta en un zombi, para nosotros: seguir resguardados en la rutina, dejando de lado ese sentido de aventura, rasgo característico de los humanos del que tanto hablaba Carl Sagan, también nos puede convertir en zombis. ¿En que momento es necesario salir de la zona de confort para enfrentar nuestros miedos?





Ti Vu.
 PlasmArte Ideas, agosto, 2018.
FB: Combocinito
Twitter: @combocinito
Instagram: @plasmarteideas





No hay comentarios.:

Publicar un comentario