jueves, 20 de octubre de 2016

COCTEL DE LETRAS | Textura: Quien no sea fe@ que tire la primera piedra

[Sección coordinada por Inés M. Michel*]





[Colaboración de Casandra E.G. Alvarado]




Hoy he caído en cuenta que tengo un año y un mes escribiendo esta columna y fue inevitable pensar en qué he hecho durante este tiempo con y para ella, "la Textura”, pues he escrito doce textos con temas que me agradan, pero que sigo pensando que he tratado de manera muy superficial (quizás lo siga haciendo), no me justifico pero es que a medio camino he pasado por varias transiciones interesantes que de una forma u otra me han robado el tiempo (en el menor de los casos) y roto el espíritu (en el peor), por lo que he decidido volver a utilizar este espacio como depuración de las ideas que me rondan por la cabezota y que si no saco se me pudren; apenas hace dos meses comencé una nueva etapa de mi vida llamada “La maestría… el musical”, meses previos estaba en un lapsus apendejantus llamado “mis trámites a la maestría y mi trabajo me van a matar… el musical”.

Bueno, finalmente nada me mató y sí quedé en la maestría, con la cual me emociona aprender cosas nuevas que me abren los ojos a nuevos panoramas, convivir con nuevas personas que se han ganado mi corazón agrio de limón, pero me regocija bastante estar en ese contexto y continuar con mis pasiones: la moda y el cine. 

Dentro de la maraña de cosas que estoy investigando al respecto de mis pasiones ha resaltado una constante, ¿wtf con los patrones de belleza? y no es que no lo haya pensando antes, pero ahora es algo que no puedo sacar de mi mente. La belleza es un terreno abstracto, subjetivo, contextual, no lo digo yo, lo dice Umberto Eco. Parafraseando al maestro: lo que es bello en occidente puede no serlo en oriente, lo que es bello para las tribus africanas, puede no serlo para los individuos de una sociedad moderna. Es decir, aunque existan estándares institucionalizados, la belleza es valorada desde nuestra subjetividad.

En el trayecto de estos meses creo que jamás había hablado de la belleza, porque, como se han podido dar cuenta, me mueven más otras “cosas” como “el concepto” en la fotografía, empero, navegando en la computadora, entre las curiosidades de la web me he encontrado con varios titulares que han llamado mi atención y han sido dos en específico los que me dieron comezón en el cerebro: el primero se llama “Las 10 modelos más feas del mundo” y el segundo “7 modelos difíciles de mirar: la belleza atípica también triunfa”, no me voy a meter en vericuetos lingüísticos, sin embargo, sí un poco en tratar de entender la potencia de la palabras “más feas del mundo” y “difíciles de mirar… también triunfan” (énfasis en que se habla de mujeres), ambos artículos intentan transmitir la idea de que no se necesita ser bella para destacar en las pasarelas o ser la musa de alguna marca de lujo, de hecho el segundo, pese al título, defiende muy bien a las modelos “difíciles de mirar”.

Y aquí la cuerda floja de la moda, (y de la vida pues) al parecer nada nos deja satisfechos, por un lado, sabemos que existen bellezas típicas, modificadas con bisturí o no, pero que siguen un estándar hegemónico, y eso es muy criticable, porque como deseamos ser una sociedad inclusiva, pues queremos abrir los estándares, el punto del meollo es ¿y qué pasa cuando se abren esos estándares? ¿Deben pasar por el adjetivo feo (a) y difícil de mirar, previo a ser recategorizadas en nuevos estándares de belleza? A mi los artículos me hacen pensar que se está valorando cómo desde la fealdad se puede acceder a los más altos círculos de las marcas de lujo, cómo siendo fea puedes tener éxito, porque claro, el éxito solo es para la gente bella (sobre todo en el mundo de la moda), y desde mi más lacra opinión, la belleza es un estado sagrado que debe dejarse al arte y por más polvo de estrellas y maquinaria perfecta que pueda ser el ser humano somos altamente corruptibles, por lo que si corrompo mi dieta los brazos se me hacen gordos y se me desploma el teatro de bella por fuera, y por más buena onda que sea, en cuanto siento un poquito de intolerancia el teatro de mi belleza interna también se va al carajo.

Pienso que existen personas doctas que podrían abordar el tema y dar la respuesta al ¿wtf con la belleza? en un sentido simple y sencillo de entender para todos, pero esa no soy yo, yo solo pienso que existen personas y estilos y que estos pueden ser estéticamente agradables (y con esto me refiero a todos los cánones estéticos ya definidos por los filósofos), pese a la genética que hayamos heredado o que podamos pagar en el cirujano. Aquí los estilos, de estas modelos categorizadas como feas, Hanne Gaby Odiele, Irina Kravchenko, Lindsey Wixson, Mariacarla Boscono, Kelly Mittendorf, Daphne Groeneveld, Iris Strubegger, Lily McMenamy, Nicole Gibson, Masha Tyelna, Lea.T, Madeleine Hjort, Moffy, Andrej Pejic.

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Les pregunto, ¿acaso son verdaderamente feas? ¿son difíciles de mirar? A mi no me lo parece, de hecho me encantan sus estilos, y no soy quien para juzgar la belleza, lo siento, no soy esteta. Y es que volviendo a la cuerda floja, ejemplos como estos se pueden trasladar a otros planos en la moda, pues sucede también con las modelos de tallas grandes, y aquí viene de nuevo, que si promueven la obesidad, que si la anorexia, que si no cumplen con la sacrosantísima institución de lo bello.

Soy la persona más amoral y menos estética de este mundo por lo que externar mi opinión al respecto de estos temas a veces me es complejo, pero quizás se trata solo de convertirnos en personas más críticas hacia nuestro consumo visual, el que impacta en nuestra cotidianeidad, entiéndase que existe la diversidad (thanks god), que la perfección física no existe (a menos de que seas Matthew Bomer, a él los dioses lo hicieron a mano) por ende tampoco la belleza pura; desde la perspectiva de la moda, si al maniquí se le ve increíble lo que trae puesto, el cómo lo luce, cómo nos hace fantasear con esas prendas sobre nuestra piel, el cometido se cumplió. Para ver belleza vayamos a un museo.




Casandra E.G. Alvarado
@Sacdoraaval

PlasmArte Ideas, octubre, 2016

Twitter: @plasmarteideas



COCTEL DE LETRAS es coordinada por Inés M. Michel 

[*Egresada del Instituto de Ciencias, generación 100, (100cias100pre). 
Las letras me han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones. 
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror. 
Casiopea es mi guía y confidente.]

Contacto: inesm.michel@gmail.com













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