martes, 28 de febrero de 2017

COCTEL DE LETRAS | Textura: De la pasarela al shooting social (Primera entrega)

[Sección coordinada por Inés M. Michel*]





[Colaboración de Casandra E.G. Alvarado]



Imagen tomada de eldiario.es

¿Qué observamos en una fotografía de moda o en una editorial? En otras columnas he hablado de la poética y el trabajo de los fotógrafos de moda, de sus composiciones y temáticas, otras veces he hablado de algunos aspectos sobre los estereotipos y los cánones de belleza, pero no me he detenido a hablar sobre los seres humanos que posan para los fotógrafos, y caminan sobre la pasarela.

Confieso que lo que más me atrae son los escenarios y las historias que se cuentan por medio de las fotografías, lo que es curioso porque, pese a pertenecer a un contexto más académico, mi vida esta rodeada de diseñadores, creativos, fotógrafos y modelos. 

En ese momento me di cuenta de que formo parte del gran número de personas que no solo etiquetan, sino que discriminan las labores que no son consideradas intelectuales… Me sentí terrible porque no es la perspectiva que tengo de mis amigos modelos, quienes no solo considero personas cultas e inteligentes, son personas cultas e inteligentes. 

Hablar de los modelos como individuos que se desenvuelven en un entorno social, nació a partir de una charla en la oficina de Inés, quien también ha sido modelo y es una de las mujeres más activas que conozco –en verdad no se cómo permanece despierta-, en esa charla ambas nos percatamos de que la profesión de modelo es la más estigmatizada dentro del mundo de la moda, por eso dedico este texto y su continuación a mis amigos modelos y a todos aquellos que con ética desempeñan esta dura profesión. 

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Primera percepción 

Vuelvo a la pregunta inicial de esta columna, ¿qué observamos en una fotografía de moda o en una editorial? Si bien hay mucho por observar, como el texto de Cortázar que alguna vez cité, hoy deseo hablar sobre las personas que aparecen en las fotografías. 

La exmodelo y académica catalana Patricia Soley Beltrán ha dedicado parte de su obra a analizar y observar esta parte de su vida, profesión desdeñada y amada por muchos, y es que son varios los factores que existen en la gran mitología del modelaje. 

En el Olimpo de las portadas, las editoriales y las pasarelas se encuentran caras y cuerpos como los de Kate Moss, Cindy Crawford, Linda Evangelista, Farrah Fawcett, Bianca Jagger, Priscilla Presley, y un eterno etc., la mitología recae en las historias que la sociedad del espectáculo ha generado a partir de sus vidas privadas y sus logros profesionales. 


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Imagen tomada de elblogdemoyra.com


Hemos pensado ese Olimpo con sus dioses en medio de luces neón, drogas, alcohol, cuerpos perfectos y piscinas… por alguna razón en mi mente siempre hay piscinas. El lujo y el glamour son las columnas que sostienen el cielo raso para las deidades.
Los filmes, la televisión, las revistas, se han encargado de impartir las clases sobre las deidades y sus contextos, pensemos en las películas Gia (1998), Funny Face (1957), Blow up (1966) o Neon Demon (2016), solo por mencionar algunas, o en escándalos alrededor de las drogas, las parejas, los problemas alimenticios, gastos exorbitantes y un largo etc., fragmentos del Parnaso de la moda, fragmentos con los que pensamos la moda y sus actantes. 


Imagen tomada de cinescopia.com

A punto de tomar la cámara

Me di a la tarea de contactar a modelos, amigos y conocidos, para  absorber realmente lo que voy a retratar. Esperaba una respuesta positiva de parte de mis amigos, más no de quienes contacté de modo tan sorpresivo, sin embargo, todos se vieron entusiasmados en participar. 

Partiendo de la idea del Olimpo me pregunté, qué hay, qué queda para el resto de los modelos, para los mortales que no pertenecen a la mitología. Obviamente queda el trabajo, la profesión y la dura tarea de mantenerlo. Si me lo preguntan, eso no lo hace nada distinto a lo que intento hacer día a día o lo que probablemente tú, que estás  leyendo, haces cada que despiertas. 

Evidentemente, reside una diferencia entre mi labor y la de los modelos, ellos son hermosos y se ven bien prácticamente todo el tiempo –es casi mágico- yo me puedo dar el lujo de escribir esto en pijama y salir a la vía pública sin que nadie se percate de que me esmeré en arreglarme, y por alguna razón ellos salen en pijama y se ven bien. 

Dejando la broma de lado, mantener una carrera como modelo puede ser bastante difícil, mientras tú puedes darte el permiso de romper la dieta cada miércoles y volver a hacerla el lunes siguiente, es muy probable que ellos no, y no, no viven solo de lechuga, las horas invertidas a su salud son primordiales, eso incluye el ejercicio que a la mayoría nos da bastante flojera hacer  -la siguiente vez que te encuentres realizando una serie de abdominales hablamos de lo fácil que es ser modelo-. 

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Imagen tomada de fotema.com.ar


Aparecer en pasarelas, portadas, editoriales, promocionales, etc., es otro de los puntos que vuelven vulnerable la labor de los modelos, tanto la industria como la sociedad condicionada por la misma, no vemos personas, vemos caras y cuerpos, vemos maniquíes, se despersonalizan, lo importante es lo que portan y el lenguaje corporal que nos dice qué tan satisfechos podremos quedar con tal o cual atuendo. 

Esto me hace regresar a Patricia Soley y a una novela que leí hace tiempo llamada La amante del ghetto, los primeros modelos no pertenecieron al Olimpo del glamour y el lujo, de hecho se les llamaba maniquíes, los modistos trabajaban sobre sus cuerpos las siluetas para la colección a presentar, eran un medio para un fin, no una persona que ayuda al medio. 

De a poco, conforme la moda fue incursionando en la sociedad del espectáculo, y las marcas buscaron una cara para su identidad, encontramos una imagen más allá del maniquí, los y las modelos tenían una vida, muchas veces “escandalosa”, las marcas y las revistas de moda forjaron estereotipos, y aparentemente ahí nos estancamos. 

Es una realidad y una generalidad que la moda nos vende sueños casi inalcanzables, los cuerpos perfectos y las caras perfectas no existen, sabemos que incluso muchas son perfeccionadas por photoshop, las revista y las pasarelas están plagadas de fisionomías que no concuerdan con la nuestra, existe pues, una tendencia hegemónica, hombres y mujeres blancas, occidentales, estilizadas… perfectas

Y aquí entro yo a darme contra la pared con todas mis creencias basadas en estas generalidades. Si, la moda es perversa, no es un contexto dócil, recuerden aquellas escenas de The Devil Wears Prada (2006), donde existe una presión por no ser gorda, por ejemplo. Pero también ha sido uno de los pocos sectores que ha abierto la oportunidad a la diversidad dentro de su hermetismo. 

Esas generalidades que tanto nos pesan, que nos corroen el alma y que nos incitan a la aventura del juicio, se encuentran casi en todo sector, piénsalo, en qué laboras, qué rol juegas, cómo vendes tu imagen –porque sí, todos vendemos una- cómo la mantienes, cuáles son los puntos herméticos en tu profesión, cómo hay estereotipos también en lo que te desenvuelves, no sé, solo piénsalo. 

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Imagen tomada de marie-claire.es


En la siguiente entrega la cámara y la voz la toman los modelos.  A final de cuentas no importa lo que diga yo, si no lo que ellos nos tienen que contar. 




Casandra E.G. Alvarado
@SacDoravaal

PlasmArte Ideas, marzo, 2017

Twitter: @plasmarteideas



COCTEL DE LETRAS es coordinada por Inés M. Michel 
[*Egresada del Instituto de Ciencias, generación 100, (100cias100pre). 
Las letras me han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones. 
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror. 
Casiopea es mi guía y confidente.]

Contacto: inesm.michel@gmail.com








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